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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 272 - Marzo 2007 - AÑO 25 |
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Fortalezas y debilidades de la política de precios |
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La reciente difusión del Estimador Mensual
de Actividad Económica (EMAE) -que anticipa el comportamiento del PIB- correspondiente al
mes de diciembre de 2006, confirma el excelente desempeño de la actividad económica a lo
largo de todo el año anterior. En definitiva, el crecimiento productivo habría ascendido
a 8,5%, con lo cual se contabiliza un incremento acumulado en el cuatrienio 2003/2006 de
40,5%.
En tal contexto y frente a proyecciones que sugieren otra fuerte suba del PIB en el
corriente año -guarismos diversos lo ubican en torno a 8%- se ha instalado una
creciente preocupación sobre el comportamiento del proceso inflacionario y sobre
las consecuencias de las distintas acciones adoptadas por el Gobierno para controlar dicho
proceso.
Durante el año 2006 se pusieron en práctica diversos mecanismos destinados a moderar el
impulso inflacionario, tales como fijación de precios de referencia, límites a la
exportación y subsidios a ciertas actividades como en el caso del transporte público.
Más allá de la efectividad específica de cada uno de estos mecanismos, lo concreto es
que se logró contener el aumento del índice de precios al consumidos (IPC) por debajo de
10% anual (9,8%) y mostrar un incremento inferior al verificado en 2005, cuando el IPC
había ascendido 12,3%.
No obstante, un rubro que está experimentando incrementos importantes en los
últimos meses es el de alimentos, justamente donde está centrado el principal
interés oficial en moderar el alza de los precios, dado que dicho rubro impacta con mayor
intensidad en las condiciones de vida de los sectores más humildes, por un lado, y es una
referencia significativa para las futuras negociaciones salariales, por el otro.
Así, por ejemplo, en el último trimestre de 2006 la Canasta Básica Alimentaria (CBA)
aumentó 5,8%, mientras que el IPC total lo hizo en 2,6%. Y algo similar ocurrió en enero
de 2007, cuando la CBA registró un incremento de 2,6% frente a una suba de 1,1% del IPC
total, aunque este último porcentaje ha sido fuertemente cuestionado por determinados
cambios metodológicos en su confección.
Los productos que más están impactando en los precios de la canasta alimentaria
son frutas y verduras, bienes que se caracterizan por una fuerte estacionalidad
en su producción y por una atomización de la oferta que hace más compleja la
aplicación de medidas destinadas a moderar las oscilaciones de los precios. En términos
generales, puede señalarse que los denominados bienes y servicios con comportamiento
estacional dentro del IPC -frutas, verduras, turismo, etc.- aumentaron sus precios en 2006
en una magnitud que fue casi el doble que el índice total y la misma tendencia se observa
a principios del corriente año.
Otros rubros que también presionan sobre la canasta alimentaria son aquellos
bienes exportables que, en consecuencia, son tomadores de precios
internacionales, aún cuando están sujetos al pago de retenciones. El problema deriva de
alzas significativas de las cotizaciones en el exterior que se trasladan a los precios
internos. Por ello, el gobierno dispuso fijar los valores para el abastecimiento interno
del trigo, maíz, girasol y soja -más recientemente también se incluyó la carne vacuna-
y otorgar un subsidio por la diferencia entre el valor de mercado y dichos precios de
referencia. Tales subsidios, por su parte, serán financiados con un incremento de 4% en
las retenciones a la exportación de soja -que puede representar unos u$s 400 millones-
más un aporte de la Tesorería.
Por último y siendo también un tema relevante, cabe señalar que en las próximas
semanas comenzarán las negociaciones salariales para determinar los incrementos
correspondientes al año en curso y que la pretensión del Gobierno consiste en fijar una
pauta inferior a la que se acordó, en la mayoría de los casos en 2006, que fue del orden
de 19%. El objetivo, además, es que continúe una cierta mejora en el poder adquisitivo
del salario, con lo cual esta variable es tanto causa como consecuencia del comportamiento
del proceso inflacionario.
De todas maneras, las fortalezas y debilidades de la política oficial de precios, en el
corto plazo, deben ser evaluadas en un contexto macroeconómico caracterizado por la
corrección de precios relativos entre bienes y servicios, el importante superávit
fiscal, la moderación de la política monetaria y la relativa estabilidad del tipo de
cambio nominal. En consecuencia, lo más probable es que se reitere en 2007 una
trayectoria inflacionaria similar a la del año anterior. En tal sentido, el último
Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) difundido por el Banco Central, prevé
una suba de los precios minoristas -diciembre contra diciembre- levemente superior a 10%. |
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Brasil: Programa de Aceleración del Crecimiento |
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En la última década, la economía de Brasil presentó una
tasa de crecimiento claramente insatisfactoria, con niveles muy
inferiores al de la región y del mundo, y con bruscas oscilaciones. En el período
2003-06, primer mandato del actual presidente, esa tasa promedió solamente un 2,5%.
Podría considerarse en cierto modo que ése fue el precio que afrontó el país para no
caer en una cesación de pagos de su abultada deuda pública, para lo
cual se habría instrumentado un marcado sesgo contractivo a la política monetaria y a la
política fiscal, generando la aprobación de los acreedores, a la vez que desalentando un
mayor ritmo de la actividad económica.
El objetivo en que confluyeron dichas políticas fue la reducción de la tasa de
inflación, que fue de aproximadamente 3% en 2006. En materia monetaria, debe
subrayarse el elevado nivel nominal y real de la tasa de interés de referencia,
que sería el más alto mundialmente. A pesar de las últimas reducciones efectuadas por
el Banco Central, la tasa nominal es actualmente de 13%.
Si bien los altos niveles de la tasa de interés benefician especialmente los negocios del
sector financiero, por otro lado tienen fuertes efectos fiscales, ya que una gran parte de
la deuda pública se ajusta por la tasa de interés de referencia.
En el área fiscal, las autoridades han enfatizado la obtención de un elevado
superávit primario (sin computar el pago de intereses), el cual ha llegado a
superar en su momento el nivel comprometido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y
cuya meta se mantendría este año en aproximadamente 4,25% del PIB. Esto no obsta para
que el resultado fiscal total (con el pago de intereses) sea claramente negativo.
En los últimos años el real brasileño se revaluó considerablemente,
lo cual se puede apreciar sólo recordando que a principios de 2003 -comienzo del primer
mandato del actual presidente- el dólar estadounidense se cotizaba a unos 3,50 reales,
mientras que últimamente se ubica cerca de los 2 reales. Resulta claro el efecto
antiinflacionario de la apreciación monetaria (principalmente al estimular las
importaciones competitivas), a la vez que implica un importante desaliento a la actividad
económica, al disminuir la competitividad de la producción brasileña en los mercados
interno y externos.
Los principales factores que han contribuido a la apreciación de la moneda brasileña son
las altas tasas de interés internas -más aún comparadas con las tasas internacionales-
que incentivan los ingresos de capital al país, la solidez de los fundamentos
macroeconómicos (monetario, fiscal) y los elevados superávit del balance comercial.
Es en este resumido contexto que en enero último el Poder Ejecutivo anunció su Programa
de Aceleración del Crecimiento (PAC) -sujeto a la aprobación del Congreso-, el
cual se propone contribuir decisivamente a este objetivo mediante una sustancial
inversión de u$s 235.000 millones en infraestructura durante el período 2007-10.
Ese monto permitiría elevar la tasa de inversión, lo que permitiría aumentar la tasa de
crecimiento económico a 4,5% en 2007 y 5,0% en cada uno de los tres años siguientes.
El sector energético será el principal destinatario de la inversión prevista, con
aproximadamente 50% del total, persiguiéndose entre otros objetivos la independencia
brasileña en el área del gas y el liderazgo regional en biocombustibles. También se
invertirá significativamente en vías férreas, puertos, carreteras y aeropuertos, así
como en los rubros sociales de vivienda, saneamiento y otros.
Según lo informado oficialmente, las inversiones provendrán en 14% del Gobierno Federal
y en 86% de empresas estatales y privadas. La empresa Petrobras concurrirá con alrededor
de 30% de la inversión total prevista. También se prevé una reducción de cargas
tributarias al sector privado por cerca de u$s 3.000 millones.
En cuanto a los probables efectos del PAC sobre nuestra economía en el corto plazo, cabe
prever que una suba adicional de la actividad económica brasileña dé lugar a un aumento
de las exportaciones argentinas que contribuya a reducir el fuerte
déficit comercial argentino de los últimos años. Esto sería válido incluso si se
produjera alguna depreciación relativa del real brasileño, ya que la experiencia indica
una fundamental asociación entre el nivel de actividad en Brasil y nuestras exportaciones
hacia ese mercado (y viceversa), lo cual no se observa con respecto al tipo de cambio
bilateral.
OBJETIVOS DEL PROGRAMA
DE ACELERACIÓN DEL CRECIMIENTO (PAC) |
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2007 |
2008 |
2009 |
2010 |
Crecimiento
del PIB % |
4,5 |
5,0 |
5,0 |
5,0 |
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Inflación
% |
4,1 |
4,5 |
4,5 |
4,5 |
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Superávit
fiscal primario del PIB |
4,25 |
4,25 |
4,25 |
4,25 |
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Deuda
pública % del PIB |
48,3 |
45,8 |
42,9 |
39,7 |
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Fuente:
Presidencia de Brasil. |
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