Informe Económico de Coyuntura

Nº 287 - Julio 2008 - AÑO 27

 ANALISIS GLOBAL

Los efectos del conflicto agropecuario
Evolución del proceso de inversión

Los efectos del conflicto agropecuario

La economía argentina ha estado signada, a partir del mes de marzo último, por los efectos del conflicto entre el Gobierno y el sector agropecuario, como consecuencia de la aplicación de retenciones móviles a la exportación. El impacto se ha verificado en diversos aspectos del desenvolvimiento económico, pero en particular nos interesa destacar lo acontecido en materia de nivel de actividad, números fiscales, comercio exterior y en el plano monetario-financiero.

En cuanto al nivel de actividad, la información oficial sobre lo acontecido con las cuentas nacionales en el primer trimestre del año señala que el crecimiento económico continuó a un ritmo sostenido, considerando que el producto interno bruto (PIB) se elevó 8,4% con relación a igual período del año anterior (ver cuadro adjunto). Frente a este aumento corresponde formular un par de consideraciones. En primer lugar, que cabe computar un fuerte arrastre estadístico en 2008, dado el permanente incremento del PIB a lo largo de 2007. En segundo lugar, el conflicto agropecuario afectó un período reducido del primer trimestre, ubicado en la segunda quincena del mes de marzo.

Sin embargo, al analizar la información sobre la producción industrial en los primeros meses del año en curso, se comprueba que el registro correspondiente al mes de marzo, en términos desestacionalizados, experimentó una caída de 1,8% con relación al mes anterior y que además, como era previsible, el mayor retroceso se observó en la rama de alimentos y bebidas, con una contracción mensual de 5,9%. La actividad industrial se recuperó significativamente en abril, pero volvió a registrar una contracción en mayo, aunque más leve, ya que fue de 0,3% con relación al mes anterior y en términos desestacionalizados. En definitiva y más allá de las cifras, es evidente que existe una correlación temporal entre el conflicto agropecuario y la producción manufacturera.

En materia fiscal, por otra parte, se observa una dependencia creciente de la recaudación tributaria -y con ello del superávit fiscal primario- de los ingresos por derechos de exportación (retenciones). Por un lado, se verifica que en los primeros cinco meses del corriente año, mientras la recaudación total aumentó 40% interanual, los derechos de exportación crecieron 102% y que tales derechos explican, por el otro, un 80% del superávit fiscal primario de ese mismo período. En consecuencia, el flujo de recaudación por vía de las retenciones es un punto sumamente sensible, al momento de evaluar el desempeño fiscal del Gobierno nacional y ello explica, en alguna medida, el nivel del conflicto con el sector rural.

En cuanto al intercambio comercial externo, en los primeros cuatro meses del año se registró un incremento del superávit de 18,5%, ya que ascendió a u$s 3.811 millones. Las exportaciones crecieron 40%, pero dicho incremento se explica principalmente por una suba de los precios de 32%, en tanto que las cantidades exportadas sólo aumentaron 5%. Es más, en las manufacturas de origen agropecuario (MOA) -donde se ubican los derivados de cereales y oleaginosas, además de carnes y lácteos- el incremento se explica sólo por mayores precios (47%), ya que las cantidades exportadas disminuyeron 2%. Estas cifras muestran otra consecuencia del conflicto agropecuario, pero también señalan que las ventas al exterior finalmente se realizarán aunque se dilaten en el tiempo.

También el clima de incertidumbre generado por el conflicto rural se trasladó a los mercados monetarios y financieros, en los cuales se observó un incremento de la demanda de divisas por parte del público y en consecuencia, se redujeron los depósitos del sector privado en el sistema bancario. El Banco Central actuó, en tal circunstancia, vendiendo divisas, a tal punto que se verificó, a lo largo del mes de junio, una caída del nivel nominal del tipo de cambio. Paralelamente y con el objeto de inyectar liquidez al sistema, la autoridad monetaria adquirió títulos y efectuó operaciones de pases activos, procurando evitar una suba más significativa de las tasas de interés.

La preferencia del público por una mayor demanda de divisas debe reconocerse como una actitud precautoria, dado que no existen elementos objetivos que permitan prefigurar una situación de crisis económica en el corto plazo. Tampoco obedece a una actitud especulativa que, en todo caso, el Banco Central se ha encargado de desautorizar enérgicamente provocando una caída de la paridad cambiaria. Lo que se ha instalado como percepción social es un mayor nivel de incertidumbre, basada en la falta de resolución del conflicto agropecuario y en la carencia o limitaciones de una política destinada a ponerle freno al problema inflacionario.

En tal contexto, los agentes económicos tienden a modificar sus comportamientos, inclinándose hacia decisiones que les otorguen más flexibilidad o menos rigidez en el corto plazo. Es factible, entonces, que se posterguen ciertas decisiones de inversión en el campo empresarial y también que se observe una posición más prudente por el lado de los consumidores, en particular en la demanda de bienes durables. Este cambio en los comportamientos puede provocar una moderación en el ritmo de crecimiento de la economía en los próximos meses; circunstancia que podría contribuir a generar mejores condiciones para aplicar una política antiinflacionaria más integral y fortalecer los niveles de solvencia fiscal.

OFERTA Y DEMANDA GLOBALES (*)

Concepto I´07 II´07 III´07 IV´07 2007 I´08
Producto Interno Bruto 8,0 8,6 8,8 9,1 8,7 8,4
Importaciones 20,6 18,9 18,9 23,3 20,5 22,2
Oferta y Demanda Globales 9,3 9,7 9,9 10,6 9,9 10,0
Consumo Privado 8,9 8,7 8,9 9,3 9,0 8,2
Consumo Público 6,4 7,0 7,7 8,9 7,6 7,1
Inversión Bruta Interna Fija 13,7 12,7 13,0 15,2 13,6 20,5
Exportaciones 9,0 8,7 8,0 10,6 9,1 6,3
(*) Variaciones porcentuales con respecto a igual período del año anterior. Estimaciones preliminares. // Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales.

Evolución del proceso de inversión

Después de una profunda y prolongada caída de cuatro años y medio, a partir del último trimestre de 2002 la inversión bruta interna fija (IBIF) retomó una tendencia creciente que la llevó a superar en el cuarto trimestre de 2005 el anterior nivel máximo del primer trimestre de 1998, en la serie sin estacionalidad a precios de 1993.

Así, el nivel del cuarto trimestre de 2007 resultó superior en 38% al alcanzado en el primer trimestre de 1998, según un reciente estudio del Centro de Estudios para la Producción (CEP) de la Secretaría de Industria, Comercio y PyMEs de la Nación.

Asimismo, la comparación a nivel latinoamericano para el año 2006 de la tasa de inversión (porcentaje de la IBIF sobre el producto interno bruto o PIB) muestra que se destacan Chile con 24,1% y México son 22,3%. A su vez, la Argentina -con 21,6%- supera a Brasil (15,8%) y Uruguay (13,6%).

Desde el punto de vista de su potencial para el crecimiento económico futuro, interesa observar la evolución de los componentes de la IBIF:

en el último quinquenio, la tasa de aumento del equipo durable de producción (que es capital reproductivo) ha sido en cada año superior a la tasa de incremento de la construcción; en 2007 las mismas fueron de 24,5% y 8,2%, respectivamente;

en 2007, como porcentaje del PIB, la inversión en construcción tuvo una participación de 13,3% y la inversión en equipo durable, de 9,4%, siendo esta última la más alta desde 1945 al menos;

se confirma que la inversión en equipo durable de producción se fue haciendo más significativa a medida que disminuía la amplia capacidad instalada ociosa existente al comienzo de la reactivación: mientras que la inversión en construcción pasó de representar 67% de la IBIF en 2003 a 59% en 2007, la inversión en equipo durable aumentó de 33% a 41% en esos años.

Si bien tanto la inversión privada como la pública han tenido un notorio crecimiento en el último quinquenio, ha sido más dinámica la inversión pública, la cual ha ampliado su participación en la IBIF de 6,5% en 2002 a 14,6% en 2006, reflejando fundamentalmente la realización de proyectos de infraestructura.

En cuanto a la financiación de la inversión, la misma fue efectuada mediante el ahorro interno -a diferencia de lo registrado en la década de 1990-, dado que el ahorro externo (ingreso neto de capitales) resultó negativo en los últimos seis años.

Por otro lado, si bien en 2002 el aumento de la IBIF no alcanzó a compensar la depreciación del stock de capital -con lo cual la inversión neta interna fija resultó negativa-, desde 2003 la IBIF superó de modo creciente la depreciación, con lo cual se incrementó el stock de capital.

La relación PIB/capital de una economía es una aproximación al nivel de eficiencia en la utilización del stock de capital: cuanto mayor es este cociente, mayor es la eficiencia en el uso del capital. Durante la prolongada recesión esa relación presentó una tendencia fuertemente decreciente, hasta un nivel mínimo de 0,36, según el estudio del CEP. A medida que el PIB se fue recuperando, se observó un aumento de la eficiencia en la utilización del capital, subiendo el valor de dicha relación a 0,47 en 2007.

TASAS DE INVERSIÓN
(en % del PIB a precios de 1993)

Año Inversión bruta interna fija Equipo durable de producción Construcción
1998 21,1 8,9 12,2
1999 19,1 7,8 11,3
2000 17,9 7,1 10,8
2001 15,8 5,6 10,2
2002 11,3 3,5 7,8
2003 14,3 4,7 9,6
2004 17,7 6,5 11,1
2005 19,8 7,6 12,3
2006 21,6 8,2 13,4
2007 22,7 9,4 13,3