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El período 2003-2007 ha sido una etapa de gran avance de la
economía argentina, registrando tasas de crecimiento promedio del orden del 9% anual. El
desempeño productivo estuvo motorizado por la persistente mejora que presentaron el gasto
interno privado (consumo e inversión) y las exportaciones.
Bajo un esquema cambiario estable que se mantiene en niveles competitivos en los últimos
cinco años, la Argentina ha registrado superávit tanto de la balanza comercial externa
como en el resultado fiscal global. Estos resultados han disminuido sensiblemente las
necesidades de financiamiento externo del país y la vulnerabilidad frente a cambios
adversos en las condiciones internacionales.
Por otra parte, la generación de mano de obra fue otra característica saliente del
período 2003-2007; ello se evidenció en una tasa de desocupación que fue descendiendo
sin interrupciones con reducciones importantes, alcanzando niveles de un dígito. Cabe
destacar que el mantenimiento de un tipo de cambio real competitivo y estable ha tenido un
rol fundamental en la caída de la tasa de desempleo, debido a una mayor incorporación de
mano de obra en la producción.
En este contexto macroeconómico favorable, durante 2007 la producción industrial se
expandió por quinto año consecutivo a tasas más elevadas que el PIB, consolidando
definitivamente el proceso de recuperación iniciado en el segundo trimestre de 2002.
En el período 2003-2007, la industria argentina creció a un promedio anual de 10,3% en
términos del Indice de Volumen Físico (IVF), acompañando la dinámica de la economía
en su conjunto. La tendencia de crecimiento continuo del IVF -en términos
desestacionalizados- implicó una mejora acumulada del orden del 187% desde el piso
registrado en el primer trimestre de 2002. De hecho, con respecto a la situación anterior
al quiebre de 2002, el IVF en el cuarto trimestre de 2007 superó los valores del máximo
del primer trimestre de 1998 en un 25%.
Cabe señalar que, dentro del lapso 2003-2007, pueden observarse dos ritmos de avance
marcadamente diferenciados. En el primero, que va desde el primer trimestre de 2003 hasta
el tercer trimestre de 2004, se registraron tasas trimestrales interanuales
significativamente elevadas que redundaron en una variación que en promedio fue de 14,3%.
En la segunda etapa de crecimiento manufacturero, a partir del cuarto trimestre de 2004 y
hasta fin de 2007, el incremento alcanzó una tasa de 8,0% en promedio. En efecto, al
comienzo de la recuperación muchas ramas industriales se encontraban atrasadas,
produciendo en niveles muy bajos. A medida que se fueron alcanzando niveles de actividad
mayores que en la década pasada, la capacidad ociosa fue disminuyendo y la realización
de inversiones destinadas a ampliar la oferta productiva permitió, en una segunda etapa,
continuar trabajando en niveles altos aunque mostrando tasas más moderadas.
En un principio, las ramas productivas que reaccionaron con mayor impulso fueron las que
ya estaban claramente orientadas al mercado exterior. En función de la configuración
industrial que dejó el largo período de convertibilidad, se trató, en general, de ramas
productoras de insumos intermedios de uso difundido, en algunos casos ayudadas además por
buenos precios internacionales (aceites, metales básicos, combustibles, cueros). Dada la
posibilidad de colocar sus saldos exportables en el exterior, estos rubros intensivos en
el uso de capital no sólo fueron los que menos cayeron durante la recesión, sino
también los que más rápido se recuperaron una vez abandonado el 1 a 1, alcanzando
niveles récord de uso de su capacidad instalada en esta etapa.
En la segunda mitad de 2002, el mayor dinamismo lo tuvieron ciertas ramas orientadas al
mercado interno que habían sufrido una intensa competencia de la importación durante los
últimos años de la convertibilidad, destacándose entre otras la industria textil y la
metalmecánica.
En ambos casos (sectores exportadores y sustitutivos de importaciones), el principal
impulso provino de la mejora en la competitividad local vis-à-vis la producción
extranjera. En los sectores previamente muy afectados por la importación, el cambio de
precios relativos sobrecompensó el fuerte achicamiento del mercado local.
Tras este buen desempeño inicial, durante 2003 sobresalió la favorable evolución de las
ramas vinculadas al consumo no durable. Más recientemente, se han incorporado a la mejora
la producción de bienes durables y de inversión que se encontraban más rezagadas. Estas
industrias, son las que usualmente se contraen primero ante una recesión y también son
las últimas en repuntar, una vez que se consolida definitivamente la nueva etapa de
crecimiento.
Entre 2004 y 2007, nueve sectores se expandieron a una tasa superior a la de industria en
su conjunto: vehículos automotores; minerales no metálicos; maquinaria y equipo;
instrumentos médicos, ópticos y de precisión; equipos de radio, TV y comunicaciones;
muebles y otras industrias sin clasificar; maquinaria y aparatos eléctricos; prendas de
vestir y teñido de pieles, y productos elaborados de metal.
De estos nueve sectores, tres alcanzaron niveles de producción mayores que el máximo que
presentaron en los '90: la industria automotriz, la rama de minerales no metálicos y la
fabricación de maquinaria y equipo.
En resumen, el segmento más dinámico de la industria en el período post devaluatorio
incluye a la industria automotriz y de la construcción, pero también a gran parte del
complejo metalmecánico. Este último está recuperando parte de las capacidades
desarrolladas durante el proceso de sustitución de importaciones.
Otros trece sectores crecieron a menores tasas que el nivel general en los últimos tres
años. En la mayoría de los casos mantuvieron un intenso ritmo de crecimiento,
incrementando su producción a tasas mayores al 7%; aún así tendieron a perder
participación en el entramado industrial.
(1)
Extracto del estudio publicado en ¨Síntesis de la economía real¨, Nº 57, Centro de
Estudios para la Producción (CEP), Secretaría de Industria, Comercio y de la PyME de la
Nación; Buenos Aires, septiembre de 2008. |
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