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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 293 - Enero 2009 - AÑO 27 |
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La creación del Ministerio de la Producción del que
dependerá la SAGPyA, es una de las medidas adoptadas por el Gobierno nacional en el marco
del paquete inicial destinado a paliar los efectos de la crisis financiera y económica
internacional. |
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La reducción de los derechos de exportación de trigo y
maíz en 5% y el anuncio de créditos preferenciales para la prefinanciación de
exportaciones de productos de las economías regionales, constituyen las principales
medidas adoptadas hasta ahora como incentivos para el sector. |
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Las
medidas adoptadas para el sector |
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Aunque lejos de las pretensiones expuestas por la dirigencia
agraria, el Gobierno nacional adoptó algunas medidas interesantes e inesperadas,
tendientes a direccionar la producción, a estimular la concreción de las exportaciones
de granos todavía en poder de los productores y a apoyar a las economías regionales de
exportación.
La medida más relevante consiste en una rebaja de los derechos de exportación
que se reducen de 28% a 23% para el trigo y de 25% a 20% para el maíz, mientras que los
de soja y girasol no se modificaron. La medida es coherente con la intención declarada en
varias oportunidades, de apoyar las producciones de los granos integrantes de la canasta
alimentaria nacional.
Si bien los efectos de esta rebaja no se manifestarán en la producción de trigo
de la presente campaña, que ya se encuentra en la etapa de cosecha y cuyo resultado
esperado es muy inferior al de la campaña pasada, y difícilmente lo tengan sobre la de maíz
cuya siembra está avanzada en más de 70%, el anuncio fue acompañado de una promesa
adicional cuyo cumplimiento podría alentar futuras expansiones de la producción de los
granos en cuestión.
En efecto, se anunció la creación de un mecanismo por el cual cada
millón de toneladas de incremento de producción generará, automáticamente, un punto
porcentual adicional de rebaja en los derechos de exportación de ambos cereales. La base
para la estimación de ese adicional se fijó en 15 millones de toneladas anuales para el
maíz y 13 millones para el trigo.
La incidencia de este mecanismo se advierte si se tiene en cuenta que el sector ya ha
alcanzado volúmenes muy superiores a esos valores básicos. Sin ir más lejos, en la
campaña 2006/07, la producción de trigo se ubicó en alrededor de 15 millones de
toneladas y la de maíz en los 22 millones. El punto adicional significaría para el trigo
un nivel de derechos de 18% y en el caso del maíz de 16%, si se alcanzaran nuevamente
esos volúmenes. |
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La
repercusión de las medidas recientes |
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Está claro que la abrupta caída de los precios
internacionales, acompañada de un alza de los costos de producción, redujo los
extraordinarios márgenes de ganancia esperados, de tal modo que el recorte anunciado en
los derechos no fue valorado como significativo por las entidades que representan al
sector. Sólo una de ellas -CONINAGRO- juzgó como muy buena la decisión de
comenzar a rever los derechos de exportación en actividades como trigo y maíz, que
están operando en una situación crítica.
De hecho, la FAA había presentado, días antes de los anuncios, un proyecto de
ley que establecía límites a las retenciones a los granos, segmentando la
producción para la determinación de las alícuotas a cobrar, de tal manera que los
productores pequeños quedaran exentos del pago del tributo y que éste creciera desde
cero, en proporción a los volúmenes producidos.
Un aspecto muy importante es el de la credibilidad de la medida, dado que
uno de los factores de disidencia entre la dirigencia rural y las autoridades es el lento
o inexistente cumplimiento de anuncios, acuerdos y pago de compensaciones. El escepticismo
del sector o al menos de parte de su dirigencia, interfiere lógicamente con la
evaluación objetiva de la medida.
A la disminución de los derechos de exportación se agregó el anuncio de la asignación
de $ 1.700 millones para el acceso crediticio a capital de trabajo y
prefinanciación de exportaciones de economías regionales, en particular de productos no
tradicionales como frutas finas y leguminosas.
La medida menos apreciada fue el anuncio del apoyo al engorde de terneros overos,
que hoy tienen escaso valor comercial. La intención de la medida es la de paliar la
situación del sector lechero para el que no se consigue dar con una solución que
signifique un precio remunerativo de la leche que la industria esté
dispuesto a asumir más allá de la firma de convenios. |
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La
ganadería como asignatura pendiente |
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El proceso de caída de los precios del ganado
no se detuvo en el último mes. La contracción de las exportaciones a Europa y Rusia, la
existencia de altos volúmenes de carne en los frigoríficos y el consumo interno cercano
al punto de saturación, confluyeron para profundizar el proceso.
Una de las consecuencias de esta caída es la continuidad del proceso de liquidación
de vientres, que compromete la oferta de carne a mediano y largo plazo. El cambio
en la composición de la oferta abre un interrogante acerca del futuro de la ganadería en
las provincias del norte y en las zonas ganaderas por excelencia. La falta de políticas
activas para la producción en esas provincias y regiones y la creciente participación de
la oferta proveniente de ¨feed lots¨ podría significar la existencia
de una tendencia buscada a la extinción del ganado a campo. |
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La incertidumbre en torno del futuro de los precios de los
productos básicos sigue reinando entre los productores agropecuarios. La gran incógnita
radica en el piso en que se ubicarán y en base al cual se pactarían los nuevos contratos
y se planificaría la producción de la próxima campaña. |
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La reducción de los derechos de exportación sería más
que nada una señal, que de ampliarse a otras producciones -la rebaja de los derechos de
exportación de la soja podría ser inminente- y profundizarse, generaría la confianza
necesaria para que la resignación frente a la caída de las cotizaciones se transforme en
energía productiva. |
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