Informe Económico de Coyuntura

Nº 293 - Enero 2009 - AÑO 27

 ANALISIS GLOBAL

Medidas contra la crisis y proyecciones 2009
Evolución de los complejos exportadores

Medidas contra la crisis y proyecciones 2009

La actual crisis mundial, que se inició en los Estados Unidos en 2007 con el problema de las hipotecas subprime y se agudizó severamente con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre último, continúa mostrando crecientes deterioros tanto en el plano financiero como en la economía real. Ya es posible considerar que el mundo desarrollado -que produce el 60% del PIB mundial- ha entrado en un proceso recesivo con profundos impactos a escala global.

Todas las economías desarrolladas han adoptado inusuales medidas para inyectar recursos al sistema financiero, con el propósito de superar los graves problemas de liquidez y solvencia. También han decidido la reducción de las tasas de interés y el anuncio de megaplanes de apoyo a la inversión pública. Sin embargo, los impactos negativos sobre la economía real continúan siendo muy significativos, como lo demuestra por ejemplo, la comprobación de que la economía estadounidense ha perdido más de dos millones de puestos de trabajo a lo largo del año 2008.

En el caso de la economía argentina, por su parte, el diagnóstico oficial se orientó, en un primer momento, hacia una relativa inmunidad del sistema financiero local y de la propia economía real frente a los efectos de la crisis internacional. La preocupación principal se centraba en el cierre de las cuentas fiscales en 2009, en especial para hacer frente a los vencimientos de la deuda pública. Esta percepción derivó en decisiones vinculadas con la necesidad de mejorar la caja fiscal, tales como la estatización del sistema jubilatorio privado, el blanqueo de capitales y la moratoria impositiva.

Sin embargo, el impacto de la crisis sobre el aparato productivo se hizo muy intenso a partir de los últimos meses de 2008. Así, por ejemplo, tanto en el sector industrial -en particular en la rama automotriz- como en la actividad de la construcción, comenzó a observarse una fuerte desaceleración productiva y hasta números negativos en la comparación intermensual.

Frente a este nuevo escenario y de la mano de una mayor holgura fiscal, el Gobierno anunció una serie de medidas destinadas a estimular la demanda, a través de un apoyo crediticio a diversos rubros, tales como automóviles, electrodomésticos y turismo. También se dispuso una mejora de los salarios más elevados por menores retenciones en el impuesto a las ganancias (eliminación de la denominada tablita de Machinea) y un pago adicional de $ 200, por única vez, a favor del sector pasivo.

El apoyo a la actividad económica se complementa, además, con la propuesta de realizar obras de infraestructura -en energía, transporte, vivienda, etc.- a través de un plan plurianual que involucraría recursos por $ 111.000 millones. De este monto, 57.000 millones serían aplicados a lo largo del año 2009, lo que significa una ampliación de 24.000 millones con relación al presupuesto originariamente aprobado.

El conjunto de las medidas adoptadas para enfrentar la crisis tienen un significativo costo fiscal -se estima un monto superior a $ 70.000 millones en 2009- cuya aplicación, más allá de los recursos adicionales obtenidos por el Estado, deberá estar en línea -si se pretende preservar el superávit fiscal- con el comportamiento de la recaudación impositiva. Y en tal sentido, por cierto, es lógico prever una desaceleración de los ingresos públicos por un menor crecimiento en el cobro de varios impuestos, en particular el IVA y las retenciones a la exportación.

En cuanto a las proyecciones del sector externo, existe consenso entre los analistas acerca de que en 2009 se observará una importante contracción del superávit de comercio exterior. De un excedente comercial previsto para 2008 en aproximadamente u$s 13.000 millones, se estima que en 2009 podría caer a la mitad o menos de ese valor. El tema es relevante si se considera el monto de los vencimientos en divisas que afrontará el sector público en 2009 y la persistencia de la demanda de moneda extranjera -por razones de precaución-, por parte del sector privado.

Finalmente, proyectar cuán profundo será el impacto de la crisis sobre el nivel de actividad económica en 2009 es una tarea con amplios márgenes de error. De todas maneras, es indudable que se verificará una significativa desaceleración del crecimiento y, por ejemplo, puede señalarse que en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que difunde el Banco Central se pronostica un incremento del PIB de 3% en 2009. El desafío consiste en evaluar la extensión y magnitud de la crisis internacional hacia el futuro, los efectos locales de las medidas anunciadas por el Gobierno argentino y fundamentalmente, la capacidad para revertir las expectativas negativas que en la actualidad experimenta una gran parte de los agentes económicos.

Evolución de los complejos exportadores

El Indec viene elaborando desde el año 2001 información específica sobre las ventas externas de un conjunto de complejos productivos, los cuales suman 17 y comprendieron en conjunto 82,8% del valor total de las exportaciones argentinas en el primer semestre de 2008, lo cual muestra la alta representatividad de los mismos.

Con relación a la estructura o composición relativa del conjunto considerado, se destacan en primer lugar los complejos oleaginosos con 25,5% de las exportaciones del país en dicho período, hallándose compuestos casi totalmente por el subcomplejo soja (22,7%), el que ha ocupado cómodamente ese puesto en los últimos años.

En segundo lugar, se situó el complejo petrolero-petroquímico, con 13,0%, integrado principalmente por el subcomplejo petróleo y gas, con 9,4%.

Siguen en importancia relativa el complejo automotor con 9,3% de las exportaciones totales y el complejo cerealero con 12,8%, principalmente maíz (5,9%) y trigo (5,6%).

Puede apreciarse un elevado grado de concentración, pues por un lado, sólo uno -soja- de los 30 subcomplejos o actividades presentados abarca cerca de una cuarta parte del total de exportaciones.

Asimismo, las cinco actividades citadas (soja, petróleo y gas, automotor, maíz y trigo) concentran en conjunto más de la mitad del total (52,9%).

Por otro lado, se puede aproximar a la dinámica o evolución del conjunto observando las variaciones relativas del valor exportado en el último quinquenio.

Considerando los subcomplejos o actividades con mayores valores absolutos, sobresalen en un primer grupo -por su rango de variación- el automotor (273,4% de aumento) y el trigo (204,5%).

Un segundo grupo estaría constituido por las actividades frutícola (138,3%), maíz (137,6%) y petroquímica (133,6%). Y un tercer grupo comprendería a la soja (113,5%), girasol (103,7%) y siderurgia (80,6%).

Debe tenerse en cuenta que tanto en las cifras del primer semestre analizado, como también en las disponibles para los diez primeros meses del año, se ha observado un importante retardo de las exportaciones de los complejos oleaginosos y cerealeros en general, en un primer momento a raíz del conflicto agropecuario y en los meses recientes ante la incertidumbre generada por la evolución de diversas variables, básicamente los precios internacionales, el tipo de cambio y los derechos de exportación.

Es claro que un factor fundamental de las exportaciones de dichos complejos en 2009 está dado por la incierta cotización internacional de la soja, mientras que con respecto a los volúmenes físicos en general se espera que en la campaña 2008/09 se registre un cierto incremento en la soja, acompañado por importantes reducciones en trigo y en maíz.

Con respecto a los actividades exportadoras con mayor valor agregado, para 2009 el escenario del complejo automotor -así como de otros rubros de manufacturas industriales- estará seriamente afectado por una menor demanda externa y por la evolución del tipo de cambio real.

Cabe agregar que para las exportaciones de estas actividades resultan sustanciales las compras de Brasil, las cuales estarán determinadas principalmente por su nivel de actividad económica, el que tendría una fuerte desaceleración en el año próximo, restando un interrogante sobre la evolución del tipo de cambio bilateral, muy desfavorable hasta ahora para las exportaciones argentinas.