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En el contexto de una crisis económica mundial que no cede
en sus manifestaciones más negativas, la interacción entre las variables financieras y
las vinculadas con la economía real conduce a expectativas cada vez más deprimidas. Las
notables inyecciones de liquidez en los países desarrollados y hasta la estatización
parcial de algunos bancos de escala mundial, no parecen suficientes para restablecer los
flujos de crédito.
En consecuencia, la caída de la demanda que se deriva de tal restricción financiera
significa menores niveles de producción y empleo, circunstancia que a su vez, lleva a un
deterioro creciente en las carteras crediticias de los bancos. Un caso emblemático lo
constituye el Citibank, donde el gobierno estadounidense ya posee más de un tercio de su
capital accionario.
En Estados Unidos, además, la información correspondiente al cuarto trimestre de 2008
señala que el PIB experimentó una contracción anualizada de 6,2%, al tiempo que la
inversión privada cayó 20,8%. En ese marco la tasa de desocupación laboral trepó a
8,1%, el mayor nivel de los últimos 25 años.
Obviamente, esta situación en la mayor economía del mundo repercute fuertemente en las
corrientes internacionales de comercio, afectando en mayor medida a aquellas naciones que
más basan su dinámica económica en las ventas al exterior. Son los casos, por ejemplo,
de Japón, cuyas exportaciones cayeron 45% interanual en enero último, de Corea del Sur
(-34%), de China (-17,5%) e inclusive de Brasil (-26%).
La mención del efecto de la crisis sobre el comercio exterior tiene relevancia
para nuestro país, ya que es la vía comercial más que la financiera el mecanismo a
través del cual se produce el impacto más severo sobre la economía argentina. Ello
es así debido a que el incremento del intercambio y del superávit comercial en los
últimos años, han sido fundamentales para sostener tanto el excedente fiscal como el de
la cuenta corriente del balance de pagos.
Esta situación, en la actualidad, está cambiando aceleradamente, lo que pone un
importante signo de interrogación sobre su evolución próxima. Los primeros datos sobre
comercio exterior para el corriente año -correspondientes al mes de enero último- dan
cuenta de caídas interanuales de 36% en las exportaciones y de 38% en las importaciones.
Y las perspectivas para los próximos meses no son más alentadoras, si se considera la
menor producción esperada para la campaña agrícola 2008/2009.
Los efectos de tal contracción del intercambio comercial sobre la recaudación
impositiva también resultan significativos, considerando los números del primer
bimestre del año en curso. Así, mientras los ingresos tributarios totales registraron un
incremento -respecto de igual período del año anterior- de 13,4%, el cobro de impuestos
vinculados con el comercio exterior disminuyeron más de 20%. Cabe aclarar, por otro lado,
que el aumento de la recaudación total está apoyado, en una magnitud apreciable, en el
aporte al Estado de los ex afiliados al sistema previsional de capitalización.
Además, la disminución del comercio exterior se refleja en el menor nivel de
actividad productiva, especialmente en el sector industrial. Las ramas
manufactureras más vinculadas con el mercado internacional -como son los casos de la
industria automotriz y la siderurgia- son las que exponen la mayor caída interanual
(-49,3% y -29,3%, respectivamente), de acuerdo a la información correspondiente al mes de
enero último. Consecuentemente, también son las ramas donde se observa mayor
conflictividad laboral.
Por último, se profundizan las tensiones en el mercado cambiario, ya que
por un lado, la caída de las exportaciones reduce la oferta genuina de divisas y por
otro, los mayores niveles de incertidumbre aumentan la demanda de moneda extranjera por
razones precautorias. Tal situación debería moderarse en el segundo trimestre del año
-cuando se comercializa la cosecha gruesa- pero, al mismo tiempo, manifestaciones cada vez
más agudas de la crisis y un escenario político-electoral más volátil, podrían
generar mayores grados de incertidumbre y desconfianza entre los agentes económicos en
general. |
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Según las estimaciones del Indec difundidas recientemente,
en el año 2008 la cuenta corriente del balance de pagos internacionales
mostró un superávit de u$s 7.588 millones, monto mayor en 7% al logrado el año
anterior.
A partir de 2002 -inversamente a los años precedentes- la cuenta corriente ha presentado
saldo positivo, lo cual adquiere significación considerando que es un indicador utilizado
como aproximación al grado de solvencia de un país.
El saldo de la cuenta corriente en 2008 fue el resultado de las siguientes variaciones
principales con relación al año anterior:
un aumento de 21% en el superávit del balance
comercial -cuenta mercancías-, que ascendió a u$s 16.042 millones;
una suba de 85% en el déficit de servicios, el cual
alcanzó a u$s 926 millones, y
un incremento de 26% en el déficit de rentas, que fue de
u$s 7.489 millones.
El alza del
superávit comercial reflejó un aumento de las exportaciones valor FOB en 27% (casi
totalmente por mayores precios) y una suba de las importaciones valor FOB en 28% (por
mayores volúmenes y precios).
El mayor saldo negativo de rentas se debe a un débito neto de intereses superior en 144 %
y a un egreso neto de utilidades y dividendos mayor en 13%. El saldo de la cuenta rentas
está compuesto en 79 % por las utilidades y dividendos (renta de la inversión directa) y
en 20% por los intereses. Tras el canje de deuda pública del año 2005, disminuyó el
peso relativo de los intereses, pasando las utilidades y dividendos a representar la mayor
parte del déficit de la cuenta.
Por otra parte, la cuenta capital y financiera arrojó un egreso neto de
u$s 9.191 millones, frente a un saldo positivo de 5.336 millones en 2007. Esta importante
reversión respondió fundamentalmente a una sustancial salida del sector privado no
financiero, compensada muy parcialmente por un ingreso neto del Banco Central.
El movimiento neto del sector privado no financiero invirtió su signo en
2008, arrojando un egreso neto de capital por u$s 11.293 millones, debido principalmente a
la formación de activos externos por parte de residentes.
Como resultado de todas las transacciones efectuadas (incluyendo el rubro de errores y
omisiones), durante el año 2008 el Banco Central incrementó sus tenencias de reservas
internacionales en u$s 9 millones. A fin de 2008, las mismas sumaron u$s 46.386
millones.
ESTIMACIÓN DEL BALANCE DE PAGOS
(en millones de dólares) |
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2007 |
2008 |
Cuenta corriente |
7.103 |
7.588 |
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Mercancías |
13.255 |
16.042 |
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Servicios |
-500 |
-926 |
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Rentas |
-5.927 |
-7.489 |
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Transferencias corrientes |
275 |
-38 |
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Cuenta capital y financiera |
5.336 |
-9.191 |
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Cuenta capital |
116 |
135 |
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Cuenta financiera |
5.220 |
-9.326 |
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Sector bancario |
1.567 |
2.220 |
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Sector público no financiero |
2.423 |
-253 |
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Sector privado no financiero |
1.230 |
-11.293 |
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Errores y omisiones netos |
659 |
1.612 |
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Variación de reservas internacionales |
13.098 |
9 |
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Fuente:
INDEC. |
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