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Existe cierto consenso en señalar a la segunda mitad de la
década del 70 como el momento a partir del cual se verifica un punto de inflexión
determinante para la industria manufacturera argentina. A partir de allí -y si bien se
trata de un camino con marchas y contramarchas- se inicia el largo proceso de
desmantelamiento del modelo de industrialización sustitutivo de importaciones. No se
trata tan solo de un cambio agregado en términos de la merma de la participación
industrial en el PIB (cambio que por supuesto existió y fue muy marcado), sino que
además se produjo una notoria desarticulación sectorial en contra de los sectores
productores de durables de consumo y bienes de capital -rubros éstos relativamente
intensivos en valor agregado doméstico y en el uso de servicios de ingeniería- y a favor
de la producción de ciertas commodities industriales basadas en recursos naturales
domésticos.
El proceso de apertura creciente y fuerte apreciación cambiaria que se observa durante la
década de los 90 agudiza el cuadro de reestructuración regresiva y la
concentración sectorial aludida. Al mismo tiempo se profundiza la concentración al
interior de los sectores; mientras que el grueso del tejido industrial compuesto por
empresas pequeñas y medianas enfrenta un escenario fuertemente adverso y desarrolla
estrategias defensivas de supervivencia, un conjunto muy reducido de firmas de gran
tamaño -y en su mayoría de origen extranjero- aumenta notablemente su participación
relativa en el producto industrial global.
En términos de empleo la tendencia es muy clara. A partir de 1976 la ocupación en la
industria entra en un camino sostenido de contracción que duraría hasta la caída del
régimen de Convertibilidad.
La recuperación del empleo manufacturero durante el período 2003-2008 se produjo a una
tasa media anual de 5,8%. Dentro de esta etapa, es posible distinguir entre dos fases
diferenciadas.
En principio, y luego del derrumbe del 9% que había sufrido la ocupación en la industria
en 2002, se verifica una suerte de ¨rebote¨ a tasas interanuales de entre 6% y 10%
durante los años 2003 a 2005, en un contexto en que la producción también se recupera a
tasas inusitadas. Pero lo que posiblemente resulte más significativo es que, superado ese
período de rebote inicial, se observa hasta el momento una notoria persistencia en la
generación de empleo manufacturero a tasas que se estabilizan en el orden del 5%
interanual.
Durante el primer trimestre de 2008 trabajaban en la industria 1.200.141 trabajadores
formalizados, un aumento de 55,3% respecto al piso de 773.036 trabajadores registrados al
que se había llegado en el mismo trimestre de 2002.
En este contexto favorable, los trabajadores industriales obtuvieron aumentos de sus
remuneraciones superiores al observado en el resto de la economía. En efecto, el salario
medio del sector manufacturero exhibió un recorrido particularmente dinámico a partir
del año 2003: hasta el primer semestre de 2008, el salario nominal industrial creció a
una tasa anual promedio de 24%, mientras que el salario nominal medio de la economía en
su conjunto lo hizo a una tasa de 16,8%. De esta forma, la licuación inicial del salario
real industrial (particularmente observable en 2002, tras la devaluación y el posterior
salto inflacionario sufrido ese año) no fue convalidada a modo de nuevo nivel ¨de
equilibrio¨ sino que constituyó un punto transitorio en un sendero de recuperación y
posterior crecimiento respecto a los niveles de la década pasada. Este recorrido
expansivo del salario industrial contrasta marcadamente con lo sucedido en otras
secuencias históricas de caídas bruscas de los salarios reales.
De la información reunida se desprende que los niveles de recuperación de las
remuneraciones en la industria habrían sido hasta el momento compatibles con una
disminución del salario en términos de costo de producción en relación a los niveles
previos a la salida de la Convertibilidad. Esto se explica, en parte, por la constancia
del aumento de la productividad del empleo industrial (en 2007 se encontraba alrededor de
22% por encima de los niveles de 2001) y, por otro lado, por el fuerte ajuste de los
precios de los bienes industriales. Ambos factores combinados, de acuerdo a los datos
presentados, estarían ubicando el costo salarial medio de la industria en 2007 un 20% por
debajo del nivel predevaluatorio.
En la sección anterior se remarcó que la etapa presente de crecimiento industrial, a
diferencia de lo sucedido en fases anteriores, se ha distinguido por la tendencia a la
generación de empleo. Y se dijo también que ese comportamiento respondía, en buena
medida, a la composición sectorial que distingue a la actual expansión manufacturera.
El crecimiento industrial observado durante la fase expansiva de los '90 y el observado
durante el período actual guardan entre sí ciertas divergencias significativas en
términos de la composición sectorial que lo explican. Como fuera señalado en un
artículo anterior, la etapa actual de crecimiento manufacturero no se ve limitada
exclusivamente a ciertas ramas ¨tradicionales¨ del entramado industrial local (alimentos
y bebidas, automotriz, minerales no metálicos, industrias metálicas básicas) sino que
-entre los sectores más dinámicos- aparecen también algunas ramas metalmecánicas y/o
intensivas en ingeniería como la fabricación de maquinaria y equipo, los instrumentos
médicos y de precisión y los productos elaborados de metal, sectores, todos ellos,
particularmente castigados durante la trayectoria de los '90.
Reflexiones
finales
En este breve trabajo se procuró desarrollar una mirada sobre las tendencias expansivas
exhibidas por la ocupación y las remuneraciones en la industria manufacturera argentina a
partir del año 2003. Propusimos analizar la evolución reciente del empleo manufacturero
bajo una mirada de más largo plazo, siendo que la expansión actual terminó con una
secuencia de veinticinco años consecutivos de contracción de la ocupación industrial.
El análisis desarrollado reveló que, a diferencia de otras secuencias históricas de
crisis y devaluación atravesadas por la economía argentina, la licuación del salario
real industrial generada por el derrumbe de la Convertibilidad no fue convalidada a modo
de nuevo nivel ¨de equilibrio¨ sino que constituyó un punto transitorio en un sendero
de recuperación y posterior crecimiento respecto a los niveles de la década pasada. Sin
embargo, el vigoroso crecimiento de las remuneraciones industriales se conjugó con una
disminución del costo salarial medio en relación a los niveles de la década del '90,
debido a la suba en el precio de los bienes manufacturados y al continuo aumento de la
productividad laboral.
El artículo examinó también la evolución sectorial del empleo e identificó un
conjunto de actividades en las cuales la demanda de trabajo creció más intensamente que
para el nivel general de la industria durante estos últimos años. Particularmente, y por
la importancia que revisten en el entramado productivo, se destacó la conducta dinámica
de un conjunto de actividades intensivas en ingeniería que demandaron trabajo en forma
muy acelerada y sostenida.
Como se indicó en la introducción, existen diversos aspectos que requieren ser
estudiados en profundidad y que no han sido analizados en este trabajo. Interesa,
particularmente, adelantarse en una comprensión más profunda de los diversos aspectos
que hacen a la ¨calidad¨ del empleo generado y el grado de profesionalización o
requerimientos técnicos de los puestos de trabajo demandados. En este sentido, hemos
mencionado que un estudio reciente determinó que -a diferencia de lo sucedido en
experiencias pasadas- el empleo industrial generado en este período expansivo ha
correspondido con exclusividad a trabajo registrado. También existe evidencia
-proveniente de las Encuestas de Innovación Tecnológica que realiza el Indec- que indica
que los planteles laborales de la industria han ido avanzando en los últimos años en
términos de su calificación técnica y profesional.
(1)
Extracto del estudio publicado en ¨Síntesis de la Economía Real¨, Nº 58, revista del
Centro de Estudios para la Producción (CEP), Secretaría de Industria, Comercio y de la
PyME, Ministerio de Economía y Producción de la Nación, Buenos Aires, diciembre de
2008. |
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