Informe Económico de Coyuntura

Nº 296 - Mayo 2009 - AÑO 27

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Oferta de suelo industrial en la Argentina: situación de los Parques Industriales (1)

Oferta de suelo industrial en la Argentina: situación de los Parques Industriales (1)

Con raras excepciones, las teorías suelen avanzar al ritmo que le marcan los eventos que no pueden explicar. El intenso crecimiento experimentado por una nueva rama de la economía, conocida como ¨economía espacial¨ por su vinculación al territorio, es una prueba de este desarrollo. El hecho enfrentado con la teoría que estimuló el auge de este nuevo enfoque tuvo un punto de partida en Italia, cuando las grandes empresas siderúrgicas, automotrices y químicas, especialmente del noroeste (Piemonte -Milán-, Lombardía -Turín- y Liguria -Génova-), no sólo comenzaron a perder el impulso que tuvieron en los 60s sino que quedaron muy rezagadas frente a la región del noreste conocida como la Terza Italia (Veneto, Emilia-Romagna, Trento y otras regiones vecinas), donde la base manufacturera predominante, de pequeñas y medianas empresas, triplicó el avance del noroeste. Este hecho es difícil de explicar bajo el marco de la teoría microeconómica convencional, para la que el ¨tamaño¨, es decir, la abundancia de capital, está en la raíz de la competitividad internacional. Así nace esta rama de la economía y un nuevo e importante concepto, el de ¨Distrito Industrial¨ (DI), que en cierta medida ¨es una muy mala noticia para los países en desarrollo¨ y se entenderá la razón al definir este concepto.

Por DI se entiende a una entidad socio-territorial caracterizada por la presencia simultánea y en un área delimitada, de una comunidad de personas y de una población de empresas que tienden a compenetrarse mutuamente y participan en algún encadenamiento de una rama productiva en la cual el distrito se especializa. Con matices, el número de empresas está relativamente atomizado, y a pesar de que compiten entre ellas en algunos segmentos, suelen colaborar para facilitar el acceso a los factores o para expandir el mercado final.

Las empresas que participan del DI son más competitivas frente a las que están fuera, porque no sólo comparten servicios e infraestructuras -diluyendo los costos entre varios participantes-, sino que disfrutan de ventajas de aglomeración derivadas de la concentración territorial. Es decir, disfrutan de una especie de ¨atmósfera¨ proclive a la innovación, a la transferencia de conocimientos y al mejor aprovechamiento de los factores de producción, permitiéndoles alcanzar una mayor competitividad.

La mala noticia tiene su origen en que de acuerdo a la microeconomía convencional, el crecimiento depende exclusivamente de la acumulación de capital, que eleva la productividad del trabajo. Esta era una vía al desarrollo muy sencilla, aunque implicaba asumir el gran sacrificio del ahorro. Por el contrario, según el enfoque de la nueva economía espacial, no es suficiente con ser frugales y acumular durante unos cuantos años, porque además debe construirse esta ¨atmósfera¨, y las herramientas para lograrlo no son del todo conocidas.

La vertiente optimista de este enfoque es que con un mismo esfuerzo en términos de frugalidad, puede conseguirse un impacto superior si se consigue desarrollar esta ¨atmósfera¨ facilitadora del crecimiento. Para los países escasos de ahorro, este enfoque incluso podría ser más factible. La creación de parques industriales es un atajo que persiguen muchas instituciones privadas, mixtas y públicas, con el propósito de crear artificialmente esta ¨atmósfera¨. La estrategia consiste en crear un ámbito territorial facilitador, donde se concentre la oferta de servicios a la producción, desde electricidad hasta transporte de personal y seguridad, y también de factores, estimulando la complementación productiva, la explotación compartida de bienes públicos y la transferencia tecnológica inter e intra sectorial.

La realidad de los parques industriales en nuestro país es muy heterogénea y responde a las particularidades de diversidad, desarrollo y política industrial del territorio. Los primeros proyectos de parques industriales se remontan a la década del 60, pero casi sin excepciones tardaron décadas en ponerse en funcionamiento, en parte, dilatados como consecuencia de que la promoción oficial a las provincias del interior (San Juan, Catamarca, La Rioja, San Luis y Tierra del Fuego) desplazó hacia éstas los nuevos emprendimientos. En los 70s, fruto de este régimen, se produjo una diáspora de empresas a los nuevos parques industriales beneficiados en las provincias. La gran expansión de los parques industriales se inicia en la década del 80, de la mano de diversas políticas de impulso fiscal a la industria en las regiones promocionadas, que eran precisamente las de menor tradición manufacturera. De hecho, el rápido desarrollo de los parques en estas provincias, señala Borello, es una consecuencia de la escasa capacidad de estas provincias para satisfacer el crecimiento de la demanda de suelo industrial. En este sentido, tras agotar las pocas instalaciones disponibles, la creación de nuevos parques fue la estrategia para atender rápidamente la nueva demanda de propiedades industriales. En consecuencia, en las regiones con más tradición manufacturera de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, el desarrollo de los parques industriales resultó más bien tardío.

El desplazamiento de industrias hacia las provincias promocionadas, junto a la política de apertura económica y la crisis de la deuda durante los 80s, creó un ambiente inapropiado para la expansión industrial, y para la puesta en funcionamiento de este instrumento en el resto del territorio. Este marco afectaba sobre todo a la pequeña y mediana industria, que es la que más apoya su desarrollo en las ventajas de aglomeración que otorga la instalación en un parque industrial. Recién en la década del 90, una vez que empezaron a caer los beneficios del régimen de promoción regional, comenzó el crecimiento de los parques industriales en el resto del territorio. De todos modos, las difíciles condiciones productivas del período, distanciaron la expansiva oferta inmobiliaria de suelo industrial en los parques, de la moderada demanda de inversiones productivas por parte de las empresas.

En la actualidad nos encontramos en una etapa de transición. La expansión de los parques industriales ha fluido por el canal de aumentar la utilización de los mismos, más que por el aumento en la cantidad de nuevos parques. En consecuencia, la oferta de inmuebles industriales podría estar alcanzando un punto de saturación. La información recogida señala que los proyectos de radicación de nuevos parques son muy numerosos, territorialmente dispersos y encabezados por las autoridades municipales que responden básicamente a dos objetivos. Por un lado, administrar el conflicto cada vez mayor entre propiedad industrial y residencia urbana, y por otro, aliviar la situación para las empresas derivada del elevado precio de la tierra, especialmente como consecuencia de la actividad agrícola en los municipios rurales del país, por ejemplo en Santa Fe y Córdoba, pero también en los parques industriales proyectados en las grandes capitales. El costo de creación de un parque industrial está elevándose, haciendo indispensable la coordinación e intervención pública.

Reflexiones finales: a futuro...

Una de las características comunes de los parques industriales en Argentina es la gran diversidad de sectores productivos que existen en los mismos, una realidad que contrasta con el principio de estimular la especialización sectorial para favorecer esta ¨atmósfera¨ de los Distritos Industriales, proclive a crear ventajas de aglomeración. En gran medida, los parques son una especie de ¨reserva¨ de territorio para uso exclusivo de la actividad industrial, en la que se agrupan todo tipo de empresas que más bien buscan beneficiarse de la oferta de suelo que de potenciales ventajas asociadas a la especialización productiva del parque. Aunque de todos modos se benefician porque comparten algunos servicios y factores que provee el parque, siguiendo el concepto del Distrito Industrial, parece que las ventajas de aglomeración sólo podrían obtenerse mediante una decisión de inversión concertada y cooperativa entre las firmas. O, en todo caso, como consecuencia natural del paso de las generaciones que estimula la especialización (como han sido los distritos italianos que en muchos casos sus orígenes se remontan al medioevo).

De todos modos, no todas las ventajas de aglomeración requieren la especialización sectorial de un parque industrial. La existencia de un lugar común permite generar ventajas relacionadas con la concentración de servicios, como el transporte, energía, comunicaciones más otros servicios a las empresas y la producción que emulan las ventajas de especialización de los DI. En este sentido, un trabajo pendiente, es la estimación del efecto diferencial, en términos de competitividad, que las firmas consiguen por entrar en un parque industrial frente a la elección de mantenerse fuera.

También cabe notar, que el crecimiento demográfico y la consecuente expansión residencial urbana con frecuencia se orienta hacia la zona industrial, que si bien fue creada en un área distanciada del centro urbano, con el paso del tiempo resulta envuelta por las residencias de las que inicialmente pretendió estar alejada. En muchos casos, como en el antiguo parque de Ushuaia, la zona residencial ha envuelto completamente la zona industrial, reflotando el clásico conflicto entre residencia e industria, hasta desvirtuar sus características de parque. Esta situación estimula la relocalización y las ampliaciones sólo pueden recurrir a terrenos desarticulados con el original, en un proceso iterativo de alejamiento inicial de las industrias y acercamiento posterior de las residencias a la zona industrial, que es socialmente costoso y sólo se explica por el planeamiento urbanístico desordenado. En este sentido, un uso más racional del suelo, apoyado con instrumentos legislativos como la ley del suelo que se señaló más arriba, evitarían una sobre inversión innecesaria, y además de aumentar la competitividad vía mejor oferta de suelo, redundaría en una mejor programación urbana.

(1) Extracto del artículo publicado en ¨Síntesis de la Economía Real¨, Nº 58, revista del Centro de Estudios para la Producción (CEP), Secretaría de Industria, Comercio y PyME de la Nación, Buenos Aires, diciembre de 2008.