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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 300 - Septiembre 2009 - AÑO 28 |
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Las intensas negociaciones en las que intervinieron los
poderes Ejecutivo y Legislativo y representantes del sector agropecuario, llevaron a
algunos acuerdos y definiciones parciales, aún cuando la esperada medida de disminución
de los derechos de exportación al trigo y al maíz no se vio concretada. |
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En torno a la comercialización externa de granos y carnes,
se habría alcanzado un acuerdo cuya firma sufrió una postergación en procura de la
conformidad de todas las partes. |
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El nivel de las retenciones se mantiene sin modificación
para todos los productos, mientras es debatida en el Congreso la incumbencia de poderes
para su definición. |
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Momento
de decisiones en la cosecha gruesa |
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El destino de las áreas destinadas a la agricultura en lo
que se refiere a los granos gruesos, en especial a soja o maíz, se
define en unas pocas semanas o días. Obviamente, es la perspectiva de rentabilidad
relativa entre los distintos cultivos, la que define predominantemente la elección entre
ellos, aunque es también necesario tener en cuenta la disponibilidad de capital
operativo, dados los distintos requerimientos de insumos y la situación de iliquidez que,
como producto de la sequía, padece buena parte de la producción.
Respecto del primer aspecto, el de la rentabilidad, el primer factor a
tener en cuenta es el de las perspectivas de las cotizaciones internacionales.
En este sentido, ambos granos, la soja y el maíz, presentan perspectivas
favorables, el primero debido a las escasas existencias del producto que -según
estimaciones del USDA- alcanzan a exiguos tres millones de toneladas en Estados Unidos y a
las importantes compras que está realizando China y que se prevé seguirá haciendo
cuando se presente la oferta argentina en el mercado. Según voceros de la Bolsa de
Comercio de Rosario que asistieron a la World Soybean Conference Research VIII que se
realizó en la ciudad de Pekín, la demanda china podría pasar de las 38/40 millones de
toneladas de importación actuales a 45 millones de toneladas.
Sin embargo, cabe señalar que la importancia de la producción argentina es tal que ya
puede ser considerada como formadora de precios, lo que significaría que
una oferta excesivamente abultada -producto de una elección masiva por la soja en
detrimento del maíz- podría impulsar las cotizaciones a la baja a la hora de colocar la
producción nacional.
Respecto del maíz, cabe señalar una persistente mejora de las
cotizaciones, avalada por la reactivada demanda para la producción de biocombustibles, a
la que se suma la baja del costo de los insumos, factores que amplían los márgenes de
rentabilidad. Sin embargo, la escasez de capital operativo podría afectar al cultivo e
inclinar las preferencias por la soja -de muy inferiores requerimientos-, aún a pesar de
los menores costos y de la disposición de las empresas proveedoras a financiar las
ventas.
Pero además de la potencial rentabilidad derivada de los precios, existen dos factores
adicionales que influyen de manera importante sobre la asignación del recurso
tierra: por un lado, la normativa respecto de las exportaciones a través de los permisos
denominados ROE verdes y por otro, los niveles de los derechos de exportación que gravan
los productos, ambos adoptados para desvincular los precios internos de los
internacionales, a los efectos de garantizar un nivel satisfactorio de consumo interno. |
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En
busca de un acuerdo agropecuario |
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Como resultado de las negociaciones entre los representantes
del sector exportador y del Poder Ejecutivo, éste último anunció las siguientes medidas
a ser adoptadas en el corto plazo:
apertura total para las
exportaciones de trigo y maíz, a ser instrumentada previo acuerdo entre productores,
exportadores y Gobierno, por el que se garantice el abastecimiento del mercado interno;
reducción de 65% a 30 % del stock forzoso que los frigoríficos deben
guardar en sus cámaras para poder exportar;
reducción a un máximo de cinco días para la aprobación de los ROE,
tanto para carne como para leche y granos;
liberación para las exportaciones de los siete cortes de mayor precio,
así como de carnes termoprocesadas y menudencias, y
subsidios para el engorde de novillos, de dos pesos por kilo, para los
últimos 100 kilos, para los animales que alcancen los 460 kilogramos de peso.
Sin embargo, el sector agropecuario no se sintió satisfecho con las
medidas por parecerles insuficientes, ya que sus demandas abarcaban otros importantes
ítem, entre los cuales los más importantes son:
eliminación de las retenciones para trigo, maíz, sorgo, girasol,
lácteos, carne y productos regionales; disminución de los derechos de exportación para
la soja, de 35% a 25%;
eliminación de las intervenciones de la Secretaría de Comercio y cota a
las de la ONCCA, con la devolución del rol a la SAGPyA como interlocutor y formulador de
políticas sectoriales;
declaración de emergencia agropecuaria con exención impositiva;
liberación de exportaciones de vacas, novillos pesados y cueros y
suspensión de la prohibición de faena de animales livianos.
La firma del acuerdo depende, aparentemente, de que a los exportadores se sumen también
los representantes de los productores, como firmantes.
Por otra parte, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de ley de creación
del Sistema Nacional de Prevención y Mitigación de la Emergencia Agropecuaria,
que estipula la creación de un fondo por $500 millones anuales para el auxilio en
situaciones derivadas de inclemencias climáticas.
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A juzgar por la opinión oficial vertida por el Ministerio
de la Producción, la Argentina se encamina a una nueva cosecha récord, que podría
alcanzar a 96 millones de toneladas. |
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La facultad por parte del Poder Ejecutivo de establecer
derechos de exportación y definir su nivel continuaría por el próximo año, si el
Senado ratifica la sanción de la Cámara de Diputados. |
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