-

 

Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 69 - Febrero 2004

Estudios
Evaluación educativa: Cómo mejorar el aprendizaje de los alumnos por medio de la evaluación

Un buen marco de referencia supone la educación como proceso de cambio perfectivo en pro de lograr la plenitud de una persona. La evaluación es un elemento omnipresente en todo el proceso educativo y constituye el centro de la actividad pedagógica. Por eso, una de las condiciones deseables en el docente es el perfeccionamiento de su idoneidad para afrontar la problemática de los procesos evaluativos.
Autora: Dra. Elsa. S. de Férnandez Durán
Miembro de la Comisión Problemática de los Profesionales que actúan en la Actividad Docentes

 

La evaluación es una parte intrínseca de toda acción racional, no un complemento o un agregado. Es un quehacer imprescindible para conocer y mejorar lo que se hace. Este concepto adquiere mayor relevancia tratándose de la actividad educativa.

La evaluación forma parte del proceso de interacción entre el profesor y los alumnos. No es una función didáctica más, yuxtapuesta a las funciones de enseñanza y aprendizaje, sino que se enlaza en forma coherente con ambas a la manera de un mecanismo interno de equilibrio didáctico.


La evaluación es un proceso dentro de otro proceso mayor: el de enseñanza-aprendizaje, y como tal hay que considerarlo.


Para el alumno debe ser parte de su aprendizaje, ya que lo convalida o reencausa. Para el docente, la evaluación funciona como reguladora de su proceso de enseñanza. Muchas veces se confunde el proceso evaluativo con pruebas o exámenes. Es importante que se entienda que de nada sirve conocer diversos instrumentos de evaluación o sistemas de calificaciones si no van precedidos de un cambio en el docente relacionado con el concepto de evaluación y con las estrategias de enseñanza.


En esencia, la evaluación es un elemento intrínseco del proceso educativo total. Deja de ser un fin en sí misma para convertirse en un medio de perfeccionamiento y mejora continua de la tarea educativa.


La evaluación no es un momento educativo final de un proceso de instrucción, capacitación o formación, sino que está inserta en la propia esencia dinámica del proceso educativo.


Todos los docentes nos preocupamos por la evaluación, pero no siempre la integramos sistemáticamente al proceso de enseñanza-aprendizaje. Muchas veces la vemos como un hecho administrativo para otorgar una certificación.

Una herramienta para la calidad

A medida que se ha ido descubriendo que la evaluación educativa tiene una base filosófico-pedagógico-ética determinada, la problemática de esta actividad fue adquiriendo progresivamente una mayor importancia y atención.


Sea cual fuere el sistema o tipo de evaluación aplicado en un contexto educacional, su influencia sobre el proceso y el producto de la educación es decisiva y afecta directa o indirectamente a su calidad.


Desde una perspectiva didáctica, la evaluación se orienta hacia la revisión e introspección de los procesos de enseñanza y de aprendizaje para la toma de decisiones que posibilite mejorar todo lo que interviene en este proceso, que es multifacético por la gran cantidad de elementos, aspectos, modalidades y consecuencias involucrados.

Influencia sobre el modo de aprender

Cuando hablamos de estrategias docentes en el aula, nos referimos a estrategias metodológicas y hacemos referencia a uno de los componentes didácticos más importantes en el quehacer docente que, juntamente con la evaluación, tiene un enorme impacto sobre la forma como los alumnos aprenden.


El modo de enseñar del docente moldea la actitud de los estudiantes ante el estudio y el aprendizaje. Lo mismo ocurre con la evaluación.


Por otra parte, una evaluación que retroalimenta la práctica docente nos ayuda a contestar la pregunta: ¿Lo estoy haciendo bien?


Una evaluación educativa transformadora no tiene que ser una amenaza, una imposición, una descalificación, un enjuiciamiento o una molestia administrativa.


Tiene que ser, en cambio, una oportunidad para el diálogo, un intercambio, una comprobación para mejorar, una ayuda pedagógica.


El punto de partida de un proceso evaluativo es la identificación de las expectativas de logro, que son las capacidades que se espera que logren los alumnos en una determinada etapa de su aprendizaje.

Qué deberíamos evaluar

La respuesta es independiente del nivel educativo que se considere. Todos los docentes deseamos que nuestros alumnos sean capaces de comprender, integrar y aplicar lo que les enseñamos. Si, además de todas estas capacidades, logramos que aprendan a emitir juicios críticos fundados y a valorar el continuo perfeccionamiento personal, habremos contribuido a que los alumnos vayan alcanzando las notas constitutivas de la persona: singularidad, autonomía y apertura, propias de una educación integral.
(1)

Este enfoque identifica uno de los dos paradigmas involucrados en la evaluación educativa.

Paradigmas

Los dos paradigmas involucrados en la evaluación educativa se refieren a los que se conocen como: paradigma de control o positivista y paradigma de comprensión o de mejoramiento, cuyas principales características son:

Pasos para una evaluación transformadora
Es necesario determinar claramente las capacidades que se expliciten en las expectativas de logro, porque constituyen el referente del proceso evaluativo.


Por eso decimos que evaluar implica los siguientes pasos:

Determinación de las expectativas de logro.

Búsqueda de información mediante la elaboración y la aplicación de diversos instrumentos de evaluación (derivados de un previo programa de evaluación).

Análisis e interpretación de la información obtenida.

Producción de un juicio de valor.

Comunicación a los involucrados directos (los alumnos).

Toma de decisiones.

Metaevaluación.

La evaluación se propone servir de retroalimentación al proceso de enseñanza-aprendizaje, porque una evaluación separada de la comunicación pierde sentido.

El evaluador debe comunicar los resultados de la evaluación de un modo adecuado para que esto sirva de estímulo al estudiante y lo ayude a apreciar sus fortalezas y debilidades, así como sus cambios.


Cuando le decimos al alumno la nota que obtuvo, o que –por ejemplo- de diez actividades hizo mal cuatro, le estamos dando una información cuantitativa.


Pero, cuando la devolución consiste en informar al alumno cuáles fueron sus errores, con claridad y fundamento, entonces tiene un sentido cualitativo que contribuye a mantener o aumentar su autoestima.


Es muy importante no omitir el último paso del proceso: la metaevaluación. Ésta consiste en la evaluación de la evaluación, que es la reflexión profunda sobre todo el proceso evaluativo para su perfeccionamiento continuo. Según sea la concepción subyacente en la actividad evaluadora del profesor, serán los metamensajes que éste enviará a sus alumnos con las evaluaciones, que podrán ser metamensajes pedagógicos o no pedagógicos.
(2)

El concepto actual del proceso de evaluación educativa se basa en un concepto más cualitativo que cuantitativo, más cercano al mejoramiento del aprender y el enseñar que al del control, aunque éste sea necesario a los fines de la certificación de los estudiantes.

Enfoques de la evaluación educativa
La evaluación educativa abarca distintos enfoques que son complementarios:

Desde el punto de vista teórico: la evaluación debe ser estudiada como un elemento integrado en la totalidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. No es posible hablar de la evaluación de los aprendizajes al margen de los procesos de enseñanza que los han generado. Entonces, cuando se opta por concepciones de la enseñanza en las que se privilegia la capacidad de producción personal del alumno (y no de "reproducción" de lo dicho por el docente), los instrumentos de evaluación que utilicemos deberán ser coherentes con esa postura.

Desde el punto de vista didáctico: la evaluación es un recurso para la retroalimentación del proceso de enseñar y aprender que permite ajustarlo, corregirlo, reformularlo, mejorarlo, etcétera.

Desde el punto de vista de una institución educativa: el sistema de evaluación se establece al definir el proyecto educativo de la institución. De esta forma, la evaluación puede resultar una herramienta útil para transformar la realidad, contribuyendo a mejorar la gestión institucional.

Fases de la evaluación
Las fases de la evaluación están relacionadas con las tres principales etapas del proceso de enseñanza-aprendizaje: inicio » desarrollo » final.


También se identifican con los objetivos de la evaluación en cada una de ellas y se relacionan con la clase de decisiones que se han de tomar como resultante del juicio de valor que se emite en cada fase. Así, tenemos:

La evaluación inicial o diagnóstica: es la que se efectúa para identificar las condiciones en que se hallan los alumnos antes de comenzar el proceso de enseñanza.

El juicio de valor que el docente emite en esta instancia es provisional. Por medio de este tipo de evaluación se intenta constatar si los conocimientos previamente adquiridos por los alumnos son los esperados. Esto permite la planificación, sobre bases reales, de las acciones que se llevarán a cabo, seleccionando las estrategias más adecuadas.


La evaluación formativa: tiene lugar durante el proceso didáctico e informa al docente y al alumno sobre la marcha de la enseñanza y el aprendizaje. Es una evaluación de seguimiento que permite localizar dificultades y errores cuando aún se está a tiempo para solucionarlos por medio de acciones correctivas complementarias o compensatorias. Para el docente representa una oportunidad para reajustar sus estrategias didácticas y reorientar el proceso.


La evaluación final o sumativa: en esta fase se trata de efectuar la comprobación, análisis e interpretación de los resultados obtenidos, intentando conocer hasta qué punto se han cumplido las expectativas de logro previstas en cuanto al nivel de aprendizaje de los alumnos a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje.


Este es el tipo de evaluación que certifica la promoción del alumno de una etapa a otra, o de una unidad, curso, ciclo, etcétera.

Para terminar

En la evaluación es necesario considerar que en los ámbitos educativos hay dos términos: un sujeto evaluador y un sujeto evaluado. El sujeto evaluador es el agente que provoca y estimula el proceso de evaluación. El sujeto evaluado es el protagonista que actúa y produce respuestas acordes con lo solicitado.


Cuando evaluador y evaluado se encuentran en una misma persona, estamos en presencia de la autoevaluación.


Lo deseable es que todo proceso de evaluación educativa conduzca a la autoevaluación. Éste es el proceso evaluativo por medio del cual el individuo juzga sus propios conocimientos, actitudes, habilidades, destrezas, capacidades y aptitudes.


La autoevaluación debe producirse en los dos actores del proceso educativo: el alumno y el docente.


La autoevaluación del alumno promueve el desarrollo de actitudes de reflexión y de autonomía que le permitan conocer en él mismo los puntos fuertes y los débiles para ser capaz de corregir y poner en marcha sus mejores estrategias personales a fin de actuar en forma independiente y responsable.


La autoevaluación ayuda al docente a mejorar la comunicación con sus alumnos y a tomar conciencia de la necesidad de actualización permanente en el aspecto disciplinar y en el pedagógico.


Del mejoramiento de la comunicación didáctica, el docente podrá aprender también del propio alumnado. De su capacitación continua, podrá optimizar su función docente, haciendo realidad el significado de la palabra docente –del latín do scientiam: "doy ciencia"–, en una actitud generosa de entrega.

Volver  |  Página Inicio  |  Publicaciones  |  Distribución gratuita