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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 69 - Febrero 2004

Un vínculo clave en la sociedad del conocimiento
La empresa y la enseñanza superior

La estrecha superficie de contacto entre la empresa y la educación superior constituye una dimensión que cada día adquiere mayor importancia. La autora de este artículo destaca que "una sociedad en busca de la excelencia es aquella en la cual el conocimiento se convierte en el principal medio de servir a las necesidades humanas".
Autor: Dra. Alejandra Behet Pastuch
Miembro de la Comisión Jóvenes Profesionales

 

Como la empresa emplea a la mayoría de los graduados universitarios y recluta entre ellos su personal superior, las relaciones entre las universidades, los consejos profesionales, los colegios de graduados y la empresa son factores preponderantes en la viabilidad de ésta.

La estrecha superficie de contacto entre la empresa y la educación superior es algo de cada vez mayor importancia.


Hace siglos, e incluso algunas décadas, cada una de ellas tenía una actitud prescindente hacia la otra. Una elite intelectual, relativamente pequeña por su número, se mantenía recluida en edificios universitarios, educando a unos pocos y selectos estudiantes destinados a convertirse en los dirigentes intelectuales y sociales de la nación.


La educación no era para las masas que trabajaban en las fábricas y los campos. Los educadores universitarios sentían poco interés por la empresa, y los empresarios no se interesaban por los educadores. Vivían en mundos diferentes.


Muchos educadores demostraban un desdén elitista con respecto a los empresarios, a quienes veían como seres cuyos motivos eran menos nobles que los de ellos.


La mayoría de los hombres de negocios admitía que el desdén era mutuo, pues las personas que vivían en la torre de marfil (universidades) tenían pocas cosas prácticas que ofrecer a la empresa.


La separación entre empresa y educación fue desvaneciéndose a medida que la enseñanza superior se expandió de acuerdo con los ideales democráticos de iguales oportunidades, pero el verdadero cambio llegó cuando surgió una sociedad que tendía al conocimiento.

El desafío de la sociedad actual

Una sociedad en busca de la excelencia es aquella en la cual el conocimiento se convierte en el principal medio de servir a las necesidades humanas. Por ello, la sociedad que desea servir a esas necesidades y hacer avanzar la civilización necesita una gran proporción de personas instruidas, inquietas, deseosas de saber y orientadas hacia el conocimiento. Ya no puede permitirse el lujo de una pequeña y aislada elite intelectual.


En términos económicos, el conocimiento se ha convertido en el factor principal de la producción. La sociedad ansiosa de conocimiento es algo más que un estrecho concepto de la empresa o de la economía: es algo que se aplica a todo el sistema social.


En la sociedad del conocimiento, el término "conocimiento" tiene un significado especial. La distinción entre él y la educación tradicional de una elite intelectual es explicada por Peter Drucker de esta manera en The Age of Discontinuity: "Para el intelectual, conocimiento es lo que está en los libros. Pero mientras está en un libro es solamente ‘información’ o meros ‘datos’. Unicamente cuando un hombre emplea esa información para ‘hacer’ algo la convierte en verdadero conocimiento".


Como la empresa, en su papel institucional, se dedica a satisfacer ciertos aspectos de las necesidades humanas, requiere entonces un gran número de trabajadores formados para actuar con eficacia y los recluta en las instituciones, pues ellas preparan personal capaz de hacer útiles contribuciones sociales por medio de la institución que es la empresa.


El principal efecto provocado en los estudiantes por la sociedad comprometida con el conocimiento es que por primera vez pueden elegir entre una variedad tan compleja de carreras especializadas que algunos de ellos se sienten confusos e inseguros.


Así lo explica Drucker:..."Hay tantas posibilidades de elección, tantas oportunidades, tantas direcciones que los jóvenes no saben qué hacer...".


La sociedad ha impuesto mayores responsabilidades a la empresa, la educación y la juventud (así como a otros grupos e instituciones) para que puedan afrontar con éxito el cambio vertiginoso del día al día: grandes desafíos se le presentan a nuestra sociedad en estos momentos; entre ellos: el hambre, la emergencia sanitaria y educativa, la desocupación, la subocupación, el descreimiento y la falta de confianza de gran parte de la población con respecto a los que intentan posicionarse como líderes del cambio.


Por ese motivo, la sociedad necesita autoeducarse para saber cómo resolver problemas y no solo para identificarlos, sino también para contar con la paciencia y la cooperación indispensables para trabajar con éxito dentro del sistema de organizaciones que requiere una sociedad.

El perfeccionamiento continuo

Una persona puede elegir entre muchas ocupaciones y muchos lugares, tipos de instituciones y estilos de vida. Esto le impone la responsabilidad de decidir qué quiere llegar a ser y cómo quiere llegar a vivir. En esencia, y más que nunca, tiene que decidir cómo va a aplicar sus habilidades para ayudar al prójimo. Tiene libertad, elección, movilidad y responsabilidad.


La empresa, en una sociedad que intenta superarse, necesita empleados con una formación de cada vez mayor excelencia. A su vez, los empleados quieren seguir creciendo y aumentando sus oportunidades de crecimiento laboral y personal, pero la educación le cuesta al empleado tiempo y también dinero.


El desafío es que la empresa y los empleados se deberían unir para estimular la continuación de la educación y para compartir sus costos. Casi todas las grandes compañías apoyan firmemente la educación superior para su personal porque reconocen su importancia en un mercado cada vez más exigente.


Los empleados pueden concurrir a instituciones para intensificar habilidades profesionales específicas o prepararse para seguir un programa a fin de obtener mayores ventajas competitivas en el momento de encontrar un nuevo empleo.


El ejemplo más cercano a nosotros lo constituyen las múltiples posibilidades que ofrece nuestro Consejo Profesional en lo relativo al perfeccionamiento mediante cursos, talleres, conferencias, el programa de Educación Continuada, seminarios, en su mayoría sin cargo o de costo accesible, e inclusive el tan valioso programa de reinserción profesional para aquellos colegas que necesitan replantear diversos aspectos de la profesión en los tiempos que corren.


Anualmente, miles de empresarios abandonan temporariamente sus trabajos con el fin de concurrir a programas para ejecutivos y también a conferencias y cursos breves. Casi todos estos cursos no están restringidos a los hombres y mujeres de empresa, de modo que les dan la oportunidad de cambiar ideas con representantes de otras instituciones pluralistas.


El concepto básico de todos los programas mencionados es que la gente de empresa, en una sociedad en permanente cambio, necesita continuamente renovarse y perfeccionarse para conservar su eficacia y eficiencia personal, y hacer que su empresa siga funcionando con éxito.


El antiguo refrán que dice "a perro viejo no se le enseñan trucos nuevos" podría sustituirse por "el perro viejo se mantiene joven aprendiendo trucos nuevos". Mas aún, "hay trucos que sólo un perro viejo puede aprender", porque puede interpretar la teoría basándose en su experiencia.


Durante los años de depresión económica (y lamentablemente en la actualidad, cuando estamos viviendo una de las más duras crisis en la Argentina), un graduado tenía que buscar trabajo por sí solo y alegrarse al encontrarlo.


Pero no es menos cierto que ahora las empresas y otras instituciones reclutan graduados directamente de las bases de datos de los consejos profesionales, universidades y otras entidades que nuclean a los graduados. Sin embargo, la competencia es grande tratándose de personas calificadas, máxime, con el alto índice de desocupación actual.


Esta es una de las facetas importantes del vínculo instituciones–empresas: poner en contacto a la oferta y la demanda laboral.

En miras del objetivo

Una sociedad pluralista, que depende del funcionamiento eficaz de muchas instituciones, debe plantearse este interrogante: ¿las universidades educan a los estudiantes con una sólida comprensión del papel de la empresa en cuanto institución social que sirve a las necesidades humanas?


¿Qué ocurriría con los profesionales ya alejados de las aulas si no contasen con organizaciones que los nucleen? La respuesta está en el papel preponderante que juegan los consejos profesionales y las asociaciones de graduados en la vida profesional.


Si los estudiantes se gradúan sin comprender a la empresa, pero tienen que vivir con ella por el resto de su vida, pueden ser personas menos eficaces, así como un ciudadano puede ser menos eficaz si no entiende a otra gran institución social como el Estado, o a la misma educación.


Además, la empresa también podría resultar menos eficaz si las universidades orientan a los estudiantes alejándolos de la empresa y reducen así la parte proporcional de los futuros dirigentes.


Una sociedad requiere una relación activa, íntima, entre la empresa y la educación. Por otra parte, la empresa y la enseñanza superior tenderían a trabajar en cooperación debido a sus necesidades interdependientes y a su interés mutuo en una "sociedad libre".


No debemos olvidar que una persona es verdaderamente libre cuando puede elegir en todas las etapas de su vida. Para poder elegir bien, se debe conocer y discernir, y esto solo podrá hacerlo cuando tenga el nivel de educación necesario para optar por su propio bienestar, el de los suyos y el de su país. (Un pueblo sumido en la ignorancia es fácilmente manejado por los déspotas y los oportunistas.)

En conclusión, y tal como lo expresa Urwick en Learning and Leadership, lo que requiere la sociedad es un "matrimonio" entre la enseñanza y el liderazgo.

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