Cuando Cecilia Cabrera, una joven contadora recibida en la
Universidad Nacional de Tucumán, comenzó a trabajar en una ONG, se dio cuenta de que se
le presentaba un desafío mayor: actuar en un ámbito no convencional, con parámetros y
conocimientos de los que se hablaba poco en su carrera de grado.
"El boom de lo que se conoce como tercer sector es relativamente nuevo en la
Argentina; se trata de un fenómeno desarrollado básicamente en los últimos años",
le cuenta Cabrera a Universo Económico: "Es un área muy rica para
los profesionales en Ciencias Económicas, con mucho potencial, que plantea desafíos de
los más variados. Por ejemplo, cómo se mide la gestión en este tipo de organizaciones,
que son muy distintas de las empresas tradicionales".
"Coincido en que la labor de los profesionales hoy va mucho más allá de las
tradicionales", dice Liliana Fernández Lorenzo, profesora de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de La Plata y autodenominada "contadora
social", dado que buena parte de sus investigaciones se refiere, entre otros temas, a
la responsabilidad social empresarial y del contador en las ONG, a la contabilidad social,
al balance social, etc.
Así están las cosas. Las áreas "tradicionales" o "convencionales"
de actuación profesional, típicamente los estudios de auditoría e impuestos, ya no son
los únicos campos laborales posibles para la profesión. Hay rubros que hasta no hace
mucho tiempo permanecían ocultos y que atraen crecientemente a profesionales que aplican
allí sus conocimientos aprendidos en la carrera de grado, con la suma de otros saberes
adquiridos en estudios de posgrado. "Una de las mayores ventajas que tienen los
profesionales en Ciencias Económicas es, justamente, su capacidad de adaptación a las
diferentes demandas de las organizaciones", señalaba recientemente el decano de la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Carlos Degrossi.
Para esta producción de tapa de Universo Económico se consultó a
distintos profesionales que están trabajando en campos no tradicionales, como ONG, medio
ambiente, gestión cultural, deportes, defensa, salud y educación. También se incluyen
los testimonios de gente que trabaja en áreas que, si bien no son "no
tradicionales", recibieron un impulso renovado tras la devaluación, como la
actividad vinculada al sector agropecuario.
Además, se resolvió incluir la problemática de los profesionales en el sector público
por tratarse de un ámbito muchas veces relegado en las preferencias de los jóvenes
graduados a la hora de armar su plan de carrera.
Rojo
y verde
El año pasado, durante el conflicto ocurrido en la ciudad de Esquel a partir de los
planes de instalación de una mina de oro, un ejecutivo de la empresa minera canadiense
que trataba de llevar adelante el proyecto comentó, off the record, ante un grupo de
periodistas: "Un país que está en rojo no puede darse el lujo de ser verde".
Las palabras cayeron muy mal en ese momento en la población de Esquel, que en un
plebiscito votó contra la instalación de la mina, pero vienen a cuento de lo que pasó
en la Argentina durante los años de crisis con las políticas de protección del medio
ambiente: "Lamentablemente, dejaron de ser una prioridad", explica la Dra. Luisa
Fronti de García, presidenta de la Comisión de Estudios Económicos y Administrativos
sobre Comunicaciones y Medio Ambiente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Para Fronti de García, con la estabilidad y la recuperación económica, el sector
"verde" va a crecer en importancia en los próximos años en la Argentina y, por
lo tanto, va a requerir cada vez más de profesionales en Ciencias Económicas
especializados. A partir del año pasado, por ejemplo, se creó un curso de Contabilidad
Social y Ambiental en la carrera de grado de Contador en la UBA. Eso sí, es optativo.
La Comisión dedicada a este tema ya tiene 14 trabajos de Contabilidad y Administración,
a los que se puede acceder a través de la página Web del Consejo.
"El año pasado salió una ley relativa al tema ambiental, pero luego fue vetada en
parte, en buena medida porque la crisis alteró la lista de prioridades", señala
Fronti de García. Entre los aspectos vetados estaban las figuras penales a aplicarse por
incumplimiento de normas ambientales, que, según la presidenta de la Comisión de
Estudios Económicos y Administrativos sobre Comunicaciones y Medio Ambiente, son
fundamentales para que la protección del hábitat comience a ser tomada más seriamente
en la Argentina, lo que ya ocurre en otras economías, como la española.
Profesionales
en la defensa
En los ratos libres que le deja su trabajo en el Ministerio de Economía, Carlos Aliberti
da clases de Economía Empresarial y Finanzas en la Escuela de Guerra Naval. Sus alumnos
son civiles y militares. Hace unos años, uno de ellos, un vicecomodoro, le acercó una
idea que le interesó: trabajar en un Simposio de Investigación y Producción para la
Defensa: el SIMPRODE.
"Llevé la idea al Consejo, tuvo una buena recepción y la Institución ya viene
dando su apoyo a varias ediciones del SIMPRODE", comenta Aliberti, que es Licenciado
en Economía y presidente de la Comisión de Evaluación de Proyectos de Inversión.
¿Qué pueden aportar los profesionales en Ciencias Económicas al área de defensa?
Según Aliberti, más de lo que comúnmente se piensa. El objetivo del SIMPRODE fue
articular el trabajo y la producción de PyME nacionales para atender la demanda de las
Fuerzas Armadas en rubros no bélicos, como vestimenta, calzado, alimentos y
metalmecánica, entre otros segmentos.
Hay también interés en el sentido inverso. Según Aliberti, son muchos los oficiales que
se interesan por adquirir conocimientos relacionados con las Ciencias Económicas.
"Una de las formas más repetidas a las que apelan los mayores para
"reciclarse" una vez que terminan su carrera en el ejército es, justamente,
transformarse en consultores de Estrategia y Gestión para el sector privado",
explica Aliberti.
El
deporte es salud (y gestión)
El Dr. Osvaldo Díaz de Vivar hace una buena comparación para analizar el tema de la
planificación en el mundo del deporte: "Hoy por hoy, quienes llevan mejor a la
práctica los principios del planeamiento son los propios atletas, que tres o cuatro años
antes de una competencia importante diseñan su estrategia de entrenamiento óptimo. En
cambio, las instituciones deportivas siguen estando en manos de dirigentes sin
capacitación, que se manejan por el olfato en la gran mayoría de los casos". Díaz
de Vivar coordinó en el Consejo un panel de discusión sobre "Fútbol profesional,
crisis, planeamiento y control de gestión", que contó con la presencia de los
presidentes de Boca y River, Mauricio Macri y José María Aguilar, entre otros
disertantes. De esa charla surgió una conclusión clara: más allá de que uno esté a
favor de que instituciones deportivas sean sociedades anónimas o no, de todas formas las
herramientas de gestión son indispensables para mejorar el funcionamiento de estos
organismos.
"Los profesionales en Ciencias Económicas tenemos mucho para aportar en este
rubro", sostiene Díaz de Vivar, que integra como secretario la Comisión de
Planeamiento y Control de Gestión. Siguiendo este criterio, el Consejo Profesional firmó
convenios de asistencia con la Confederación Argentina de Deporte y con la Secretaría de
Turismo y Deporte de la Nación.
La
gestión cultural
Así como las grandes compañías necesitan un management especializado para tener éxito
en sus negocios, en las entidades culturales hay una creciente conciencia de que, para
llevar los proyectos a buen puerto, se requieren profesionales en Ciencias Económicas
para integrar los cuadros directivos.
Una señal de que este fenómeno se está robusteciendo es que en los últimos años se
generó una oferta muy nutrida de maestrías y cursos que apuntan a formar especialistas
en gestión cultural, tanto pública como privada. El campo laboral incluye la gestión de
museos, fundaciones, centros culturales, productoras de espectáculos o teatros. Si bien
uno tiende a identificar estos proyectos con el sector público, existen experiencias
exitosas en el campo privado. "Hay un nicho de demanda creciente, y el de la cultura
es un sector donde la importancia de la gestión generalmente estuvo subestimada",
afirma Sebastián Grandi, uno de los fundadores y directores de Artilaria, un centro de
cursos y proyectos culturales privado que funciona en Palermo Viejo.
A
clase
"Lamentablemente, en las instituciones educativas, como en las de salud, muchas veces
prevalecen en puestos directivos personas con su profesión de origen vinculada
(educadores o médicos) sin conocimientos de gestión", expresa el Dr. Juan José
Gilli, director académico del Consejo.
"En las instituciones educativas hay gravísimos problemas de gestión; es un área
que requiere una profesionalización urgente", completa. Todavía, en estos
organismos, los puestos jerárquicos son ocupados por gente que viene de la carrera de
Ciencias de la Educación, mientras que los profesionales en Ciencias Económicas avanzan
sobre las gerencias administrativas y contables.
"Hoy vemos que la oferta educativa, especialmente la vinculada al mundo empresario,
se amplía en forma geométrica. Allí hay un campo muy fértil para los profesionales en
Ciencias Económicas, tanto en puestos de gestión de las instituciones educativas como en
la enseñanza de temas relativos a su currículo", concluye Gilli.
El
sector agropecuario
María Cristina Diz de Samitier, presidenta de la Comisión de Actuación Profesional en
Empresas Agropecuarias, da su visión sobre la participación de los profesionales en
Ciencias Económicas en un área de creciente demanda: el sector agropecuario. Si bien no
se trata específicamente de un sector "no tradicional", el buen momento del
campo tras la devaluación hace que sea interesante cubrir las posibilidades laborales de
la matrícula en este renglón de la economía.
"Los profesionales en Ciencias Económicas, en sus distintas especialidades y
funciones: contadores, administradores, economistas, etc., durante los últimos años han
visto incrementarse sostenidamente tanto su trabajo como sus responsabilidades en las
empresas agropecuarias, en parte por cambios tecnológicos y en los mercados, y la
incorporación de producciones no tradicionales", dice Diz de Samitier.
Y agrega: "Por otra parte, a partir del fin de la convertibilidad, todas las empresas
del país han debido operar en un medio con cambios cotidianos, de efectos importantes, en
las reglas que encuadran su actividad. Posiblemente, el sector agropecuario ha soportado
el mayor peso en número y niveles de exigencia de nuevos requerimientos, y aquí se
encuentra la causa principal del mayor trabajo y más responsabilidades de los
profesionales en Ciencias Económicas, ya que su atención ha recaído mayoritariamente en
ellos".
Así, por ejemplo, en el área contable, recientemente se han sancionado normas para las
empresas agropecuarias, armonizadas con las normas internacionales de contabilidad. En el
área impositiva, hay normativa nueva y específica para el sector, más un inusual
aumento en el número de requerimientos de la AFIP. En la laboral, ha aparecido la
"Libreta del Trabajador Rural". Y en las áreas económica y financiera, las
respuestas a las inquietudes de los empresarios requieren más un enfoque macroeconómico
que el microeconómico del tradicional asesoramiento en gestión.
"Estos pocos ejemplos bastan para ilustrar el porqué de la mayor parte del
incremento en la cantidad demandada de servicios profesionales en Ciencias Económicas,
los que requieren un permanente esfuerzo de actualización", completa la presidenta
de la Comisión de Actuación Profesional en Empresas Agropecuarias.
De
guardia
Hasta no hace mucho, existía el prejuicio de que para gestionar una empresa de salud
había que ser médico. "Ese preconcepto poco a poco se va removiendo, y cada día
vemos más profesionales en Ciencias Económicas ocupando puestos claves en la gestión de
sanatorios, obras sociales, prepagas y otras entidades de salud", destaca la Dra.
María Cristina Ferrari, presidenta de la Comisión de Planeamiento y Control de Gestión.
Ferrari trata con distintas empresas del área de la Salud. "Es importante que nos
demos cuenta de que no todo pasa por el eje racional-económico, y que las empresas deben
volverse más sensibles y humanas, enfocadas a la gestión por valores. En este contexto,
trabajamos con un triángulo cuyos vértices son la ética, la responsabilidad social y la
inteligencia emocional, que son pilares particularmente importantes para desenvolverse con
éxito en el negocio de la salud", sostiene Ferrari. |