Volvió
el Foro para el Estudio de los Problemas Argentinos, organizado por el
Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El
nuevo ciclo de conferencias conforma el capítulo: "Educación Superior, Ciencia y
Desarrollo". El Foro, una iniciativa puesta en marcha en el año 2001, fue diseñado
para abordar los grandes temas del acontecer nacional.
En la apertura del nuevo capítulo, el Dr. Humberto A. Gussoni, coordinador del evento,
respondió a la pregunta de por qué se eligió este tema. "Una respuesta posible es:
los países de más alto grado de desarrollo económico y social consideran al
conocimiento como uno de los elementos de mayor valor agregado de sus sociedades. Si
aceptamos esta premisa, será posible definir cómo se sustenta para nuestro caso. Veamos:
el proceso de globalización es un dato de la realidad y como tal hay que asumirlo. Para
concretar una auténtica reinserción internacional debemos acometer, entre otras
políticas, un sostenido incremento de las exportaciones y, en particular, las de mayor
aporte tecnológico, que sólo es posible obtener a través de la investigación y el
desarrollo", sostuvo.
Y agregó: "Una etapa de reindustrialización selectiva como la iniciada, destinada a
ser un componente básico de la recuperación económica y soporte del crecimiento del
empleo, siendo éste el camino auténtico para superar la desocupación y la marginalidad
que nos ocupan, requiere capacidad para competir con la calidad de los productos y
servicios que se ofrecen. En un mundo en permanente expansión del comercio internacional,
la competitividad tiene como uno de sus principales componentes al sistema educativo, la
investigación científica y sus aplicaciones en el proceso productivo".
El fenómeno educativo y de investigación científica es un proceso permanentemente
postergado en la Argentina. Las cifras, en este sentido, son elocuentes. "Mientras la
Argentina destina menos del 0,5% de su PBI a la investigación y el desarrollo, por debajo
del promedio de Latinoamérica, que supera levemente dicho guarismo, los países más
desarrollados asignan entre 2,5 y 3 puntos del producto a este rubro", señaló
Gussoni.
Al cierre de esta edición de Universo Económico se había concretado la
primera disertación del programa, que tuvo como protagonista al Licenciado Juan Carlos
Tedesco, destacado especialista en temas de la educación, que posee una vasta experiencia
en funciones de alto nivel de responsabilidad. Actualmente, Tedesco es el director de la
sede regional del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación, con sede en
Buenos Aires.
Tedesco arrancó con una frase fuerte: "La educación es la variable clave en una
estrategia de desarrollo". Y siguió: "Esto, que puede parecer una obviedad en
términos retóricos, no lo es tanto cuando uno analiza las estrategias y las políticas
concretas llevadas adelante por los estados".
Para Tedesco, "la educación no puede seguir siendo considerada una política social
más, como cualquier otra, como la política de empleo o la política de salud, sino que,
en el contexto de una sociedad crecientemente dinamizada por el manejo de la información
y el conocimiento, la educación está en el centro de las estrategias de
desarrollo".
Efectos
múltiples
Si uno interviene en la educación, afecta simultáneamente la competitividad económica,
la ciudadanía y la equidad social. No hay otras áreas de las políticas públicas que
tengan este efecto simultáneo sobre lo económico, sobre lo político y sobre lo social,
según el disertante. Esta es la característica que hace que la educación,
particularmente en esta sociedad, en esta economía intensiva en información y en
conocimientos, sea la variable clave de las estrategias de desarrollo.
Sin embargo, para que la educación cumpla este papel, tiene que cambiar. No es la misma
educación que en el pasado. Esta educación, enfrentada a estos desafíos de
competitividad, equidad y ciudadanía, tiene nuevos objetivos. Y estos nuevos objetivos
son fundamentalmente dos: el aprender a aprender y el aprender a vivir juntos. El primero
de ellos, el aprender a aprender, sintetiza los desafíos educativos desde el punto de
vista cognitivo, desde el punto de vista del desarrollo de la inteligencia, desde el punto
de vista, fundamentalmente, del aprendizaje. El otro objetivo, el aprender a vivir juntos,
sintetiza el desafío desde el punto de vista social, de la cohesión y de la equidad
social.
Hoy en día, afirmó Tedesco, "nos encontramos con procesos de reforma educativa
prácticamente en todos los países. Nadie está conforme con la oferta educativa que
tiene. En el mundo, nadie está contento con la educación que tiene. Todos la están
cambiando, aun los más exitosos, porque los más exitosos lo son con respecto a desafíos
del pasado, pero, frente a estos nuevos desafíos, ellos también tienen que
cambiar".
Para el expositor, una reforma exitosa debe ser necesariamente "sistémica".
¿Qué significa esto? "Sistémica significa que uno no cambia la educación
modificando una variable y dejando intactas las demás. No cambia la educación cambiando
los contenidos curriculares y dejando intacto el diseño institucional, los docentes, el
equipamiento. Tampoco a la inversa; tampoco cambia nada si cambia a los docentes y deja
intacto el resto. Pero esta idea de lo sistémico tenemos que trabajarla porque sistémico
no significa todo al mismo tiempo. Todo el mundo está de acuerdo en que hay que reformar
la educación; la discusión es cómo. Cómo se hace eso, por dónde se empieza y cómo se
sigue." Y agregó: "Con respecto a lo sistémico, entendido no como todo al
mismo tiempo, quiero sostener la idea de que la prioridad tiene que estar puesta en los
docentes. Frente a todos los factores y todos los insumos de los procesos de cambio
educativo, el factor clave, el factor fundamental, particularmente en estos momentos, es
el papel de los docentes".
Una crisis
distinta
Tedesco formuló sus reflexiones teniendo en cuenta un contexto global de cambios
profundos: "Lo que estamos viviendo no es una crisis coyuntural, una crisis más de
las crisis periódicas que atraviesa la sociedad y particularmente el sistema capitalista.
Esto que estamos viviendo en la Argentina y en el resto del mundo es un cambio de
sociedad. Es un cambio civilizatorio. Estamos viviendo un proceso de cambio muy profundo;
algunos lo asemejan a lo que fue la Revolución Industrial en su momento, porque son
cambios que están afectando simultáneamente nuestra manera de trabajar, la organización
política, la cultura y la construcción de nuestras identidades como personas".
Después de un período en que había dudas sobre hacia dónde iba, qué era esta nueva
sociedad, ya en la última década comenzó a existir un consenso bastante generalizado
acerca de la idea de que esta nueva sociedad tenía como característica específica la
centralidad de la información y del conocimiento. Por eso es que en la actualidad ya se
habla claramente de la sociedad de la información, de la sociedad del conocimiento.
"El conocimiento y la información estarían reemplazando a los factores
tradicionales, que predominaban en la sociedad: los recursos naturales, el poder, la
tecnología, etc.", explicó Tedesco.
Esta centralidad del conocimiento en la organización social hizo presumir al comienzo que
se podía entrar en un período muy venturoso. Para Tedesco, esto fue una equivocación:
"La realidad se encargó de demostrar que este optimismo tenía una alta dosis de
ingenuidad porque, evidentemente, cuando un factor se convierte en central, ocupa un lugar
fundamental en la estructura social, comienza a ser también el centro de los conflictos.
Y, si el conocimiento es muy importante, entonces los conflictos y la pugna por ver quién
se apropia del conocimiento y de los circuitos donde se produce comienzan a ser
fundamentales".
Esta sociedad del conocimiento llega con una mayor desigualdad entre los que entran y los
que se quedan afuera. Y, además de la desigualdad, lo que aparece como fenómeno nuevo es
el de la exclusión, que es un fenómeno distinto conceptualmente y muy significativo
cuantitativamente. "La exclusión es la desafiliación, es dejar afuera, es romper el
vínculo con una parte de la sociedad, ya que hoy en día un sector importante de la
población rompió el vínculo: no es ni produce, ni consume, y esto es distinto del
vínculo de la explotación, que sigue existiendo en la sociedad industrial", afirmó
Tedesco.
"En este aspecto, vuelvo al punto anterior de por qué la educación es la variable
clave. Porque sólo con educación puede haber inclusión social. La educación pasa a ser
la condición necesaria, no suficiente, pero necesaria para cualquier proceso de
inclusión social. Sin educación ni siquiera se puede pretender entrar, ni siquiera se
puede competir por entrar. Por eso es que, desde un punto de vista democrático, desde un
punto de vista de justicia social, todos los planteos que hay al respecto pasan por
sostener que todos tienen que estar educados para poder entrar. Pero, sin educación, hoy
en día estamos condenados a quedar afuera. Y esto vale para las personas y vale para los
países", concluyó. |