El
propósito de esta nota es analizar el impacto de la inversión sobre el PBI en una
situación de transición como la actual, en la que, si bien se produce un importante
aumento de la inversión bruta interna (51% 1° trimestre 2004, interanual), aún existen
interrogantes de largo plazo que garanticen la rentabilidad de nuevas inversiones que
requieren un gran aporte de capital. Nuestro análisis se basa en el efecto sustitución
que opera en una economía abierta, donde es clave el papel de la absorción interna y de
las exportaciones netas como determinantes del PBI.
1. La absorción interna y las exportaciones netas como determinantes del PBI.
El papel del
resultado de la balanza comercial
La identidad entre oferta y demanda global (expresadas en moneda doméstica a precios
constantes) permite expresar el PBI como:
PBI = ( C + I) + (X - M) (1)
Donde el producto bruto interno (PBI) depende de la demanda interna de consumo más
inversión (que llamaremos gasto interno o absorción A) y el saldo de la balanza
comercial de bienes y servicios (que llamaremos también exportaciones netas, Xn). Lo
relevante es que, si Xn es negativa -déficit en la balanza comercial-, la absorción
interna supera al ingreso porque el resto del mundo financia parte del gasto interno, lo
cual prevaleció en la experiencia argentina (como en la mayoría de los países en
desarrollo que son receptores netos de capitales del resto del mundo). Sin embargo, la
salida de la convertibilidad produjo un violento ajuste, pasando a un importante
superávit en la balanza comercial. De este modo, la absorción resulta ahora inferior al
ingreso; es decir, la Argentina transfiere recursos reales al resto del mundo, pero, al
mismo tiempo, no paga los servicios financieros de su deuda en default.
La experiencia
reciente con la escasez de gas
En el caso de la crisis energética (principalmente, falta de gas), inicialmente se pensó
que se dañaría severamente la producción de las industrias intensivas en el uso de gas.
Sin embargo, el faltante de gas comenzó a cubrirse mediante menor exportación neta de
gas, menos venta a Chile y más compras a Bolivia. En consecuencia, habría una reducción
neta de las exportaciones argentinas de gas, es decir en (1) se reduciría Xn y el PBI
disminuiría, pero no por falta de gas, sino por un efecto sustitución entre producción
interna e importaciones. Este ajuste mediante mayor volumen de comercio exterior también
requiere un ajuste de precios relativos, es decir, nivelar los precios internos del gas
notoriamente rezagados de los internacionales, lo cual tendría un impacto (inevitable) de
suba en los precios internos.
La elasticidad
importaciones/PBI es creciente
En la industria, la posible ausencia de inversión en grandes proyectos no limita la
producción interna en la magnitud sugerida por el enfoque tecnológico, ya que si existe
demanda excedente en algunas ramas que trabajan a plena capacidad (principalmente
siderurgia, aluminio, procesamiento de petróleo y papel y cartón), se produciría un
ajuste mediante disminución de las exportaciones netas, ya sea menor exportación o
aumento de importación. De nuevo, como en el caso del gas, el menor valor de Xn causará,
conforme a (1), una reducción del PBI, pero no necesariamente disminuirá el gasto
interno porque este se sostiene con menor transferencia neta al exterior.
Veamos ahora la evolución de la balanza comercial, considerando datos trimestrales de las
importaciones y exportaciones para el período 1° T 2003-1° T 2004 (ver tabla 1). Cabe
aclarar que las cifras son en moneda doméstica a precios constantes, es decir, una
aproximación de los volúmenes del comercio exterior y no de los dólares corrientes que
se emplean en la contabilidad de la balanza de pagos.
Se observa que en los últimos 5 trimestres las importaciones registran un notable
crecimiento, alcanzando una elasticidad/ PBI de 5,1, casi el doble que a comienzos del
2002. Este aumento de la elasticidad puede deberse en parte a un plus de importación
adicional para reemplazar producción interna en sectores donde el output gap tiende a
desaparecer. A la vez, las exportaciones registran un aumento (siempre a precios
constantes) muy débil en promedio, creciendo menos que el PBI. En este sentido, el
desempeño de las exportaciones (depurado de los aumentos en dólares corrientes
provocados por el incremento del precio internacional de la soja y el petróleo) no ha
sido satisfactorio o compatible con las expectativas generadas después de la fuerte
devaluación y la mejora de la competitividad.
Conclusión
Una elasticidad importaciones/PBI de 5 y un coeficiente exportaciones/PBI casi 1 reflejan
cierto agotamiento del modelo de sustitución de importaciones y una etapa de transición,
donde los sectores cercanos a la plena capacidad de producción, que aún no deciden
nuevos proyectos de inversión, inducen la caída de las exportaciones netas frenando el
crecimiento del PBI. Pero este ajuste vía menor superávit en la balanza comercial no es
sostenible a largo plazo porque llevaría finalmente a una nueva crisis de balanza de
pagos. Además, la menor producción industrial por falta de inversión producirá una
caída en los niveles de empleo (se trata de un sector mano de obra intensiva) y por esta
vía reduciría el ingreso de los asalariados y deprimiría el gasto interno, acentuando
la caída del PBI. Esto resalta la importancia del aumento de la inversión para
posibilitar un crecimiento sostenido a largo plazo |