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Fuente:
Universo Económico
Número 73 |
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Este año se cumplen
60 años de la fundación del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Aunque es imposible describir en un espacio editorial los
enormes cambios que experimentaron la Profesión y el país en este período, vale la pena
aprovechar la ocasión para formular algunas reflexiones.
Cuando en 1945 se dictó el Decreto Ley 5.103, que reglamentaba las profesiones de
Ciencias Económicas de todo el país, en lo que fue el antecedente inmediatamente previo
a la formación del Consejo, pocos imaginaban el desarrollo que iba a tener la Profesión
en los años subsiguientes y su avance en distintos campos hasta entonces inexplorados.
En la primera mitad del siglo pasado, la de Ciencias Económicas era considerada una
ocupación con un estatus inferior al de otras más asentadas en la sociedad de entonces,
como la Medicina o la Ingeniería. A principios de siglo había apenas 200 contadores en
la Argentina, según las fuentes de la época, que pueden consultarse en el Centro de
Información Bibliográfica del Consejo. La Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de Buenos Aires, inaugurada el 30 de septiembre de 1913 a partir de la Ley
9.254, estaba muy lejos de albergar la cantidad de estudiantes que desbordaron sus aulas
en los últimos años.
Con el correr del tiempo, la foto de la Profesión fue experimentando cambios
trascendentes. Su imagen ya no fue más la de una ocupación de segunda línea, como en
sus inicios, sino que reveló un protagonismo creciente, con alta demanda laboral. En la
actualidad hay centenares de casas de estudios en esta rama, y la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA es, por el tamaño de su currículo, la número uno de América
Latina.
En los últimos años, también, los profesionales en Ciencias Económicas han avanzado
hacia nuevos campos. Hace diez años, una agrupación política universitaria
independiente distribuyó un volante humorístico en el cual se caricaturizaba cada rama
de la Profesión. Así, el licenciado en Administración era un ejecutivo trajeado que
hablaba por celular; el contador era un personaje desprolijo, excedido de peso y con
carpetas de las que se caían papeles; al economista se lo identificaba como un
"nerd" con anteojos y libros de Keynes; en tanto que para el actuario quedaban
sólo unas huellas marcadas en la nieve, como si fuera el abominable hombre de las nieves
("algunos juran haberlo visto, pero se duda de su existencia"). Hoy estos
estereotipos han quedado desactualizados: la ampliación de la actuación laboral hacia
nuevos campos hizo que la imagen de los profesionales se volviera más compleja y llena de
matices. La capacitación permanente y la cada vez mayor interacción con las nuevas
tecnologías son apenas dos de los fenómenos que contribuyeron a moldear al Profesional
del siglo XXl, que no tiene nada que ver con lo que se había visto hasta ahora.
El Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue
acompañando este proceso con un crecimiento propio sostenido. Con más de 50.000
matriculados, es una de las instituciones más importantes de la Argentina, con voz propia
en los debates públicos y un reconocido prestigio que se asienta día tras día.
La trayectoria de crecimiento del Consejo, que se hizo mucho más empinada en los últimos
30 años, gana relevancia cuando se observa el entorno político y económico en el cual
estuvo inserto su desarrollo. En estas seis décadas, la Argentina fue un país de
extremos. Atravesó la etapa de crecimiento alto y sostenido más brillante de su historia
(en la década del 60), y también la peor de sus crisis, que nos tocó vivir
recientemente. A nivel político, la trama también osciló entre extremos: desde la
dictadura militar más sangrienta de la América Latina contemporánea, que sobrevino en
los 70, hasta la actual democracia, que, con sus vaivenes, logró resistir con éxito el
tremendo cimbronazo económico de los años 2001 y 2002.
El 60 aniversario del Consejo nos encuentra con un compromiso renovado para fortalecer la
Institución y seguir contribuyendo, desde esta casa, a la mejora en la calidad de vida de
los argentinos. Sabemos que 60 años no es nada en la vida de las instituciones. El
desafío diario de quienes amamos esta profesión por superarnos y por ayudar a crear una
sociedad más justa, rica, feliz y dinámica recién comienza. |
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