La Argentina encara la segunda mitad de la actual década
con el desafío de recuperar el tiempo perdido. En 2010 se cumplirá el bicentenario de la
Revolución de Mayo y seguramente se escucharán y leerán numerosos ensayos al respecto.
Suponiendo que todo siga como en los últimos tres años después de la pasada crisis
(así lo indica al menos el optimismo actual de los economistas), el país cumplirá sus
primeros doscientos años con algún problema de identidad. Como el Dr Jekyll y Mr. Hyde,
la Argentina también sufre de doble personalidad. En los primeros cien años, todo fue
crecimiento y progreso. En el segundo siglo, derrumbe y decadencia.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo pasado se pudieron construir firmes pilares
institucionales que pueden servir de sostén para el futuro. El Consejo Profesional de
Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un ejemplo de ello por
varios motivos; entre ellos, uno de los más importantes es que es sinónimo de tradición
democrática, ya que, durante sus 60 años de vida, nunca fue intervenido ni dejaron de
realizarse las elecciones previstas en
la ley.
También durante ese tiempo se lograron importantes mejoras en la cantidad y calidad de
los profesionales en Ciencias Económicas. Si bien es cierto que muchos de los logros ya
venían de principios del siglo XX y hasta desde el siglo XIX (desde la época colonial),
otros fueron conseguidos en las últimas décadas. El avance de las Ciencias Económicas
por mejorar las reglamentaciones de actuación y el rol del Consejo Profesional de
Ciencias Económicas son un ejemplo en ese sentido. Puede decirse que las Ciencias
Económicas se encuentran en la actualidad con un cuadro inimaginable 60 años atrás:
más de medio centenar de casas de estudio en toda la Argentina se reparten la enseñanza
de la disciplina en la actualidad. En la Argentina del bicentenario, dentro de unos años
nomás, podrá decirse entonces que las Ciencias Económicas descansan sobre bases
sólidas como pocas otras disciplinas en este país lo hacen.
Los
primeros profesionales
Hagamos un poco de historia. El primer proyecto de ley reglamentario de la Profesión que
tuvo estado parlamentario fue presentado el 27 de junio de 1919 por los diputados Ricardo
Lavel y Jorge Rodríguez. Su discusión no terminó de prosperar y sus autores volvieron a
la carga, sin éxito, en 1921 y 1923. En 1936, el Poder Ejecutivo elaboró un proyecto
general de reglamentación de las profesiones liberales. Sin embargo, las Ciencias
Económicas tuvieron su primera reglamentación exclusiva en la provincia de Santa Fe en
1939.
Finalmente, en 1945, se dictó el Decreto Ley 5.103, que reglamentó las profesiones de
Ciencias Económicas en todo el país. Ese mismo año, el 12 de marzo, se creó el Consejo
Profesional de Ciencias Económicas de la Capital Federal. En 1973 se sancionó la Ley
20.476, que reglamentó el funcionamiento del Consejo, y también la Ley 20.488, que
regló el ejercicio de las Ciencias Económicas en el ámbito nacional. Fue una respuesta
directa a la creciente complejidad de la problemática profesional, pues articuló la
autonomía de los Consejos adheridos con la creación de un instrumento de coordinación y
de intercambio de experiencias que, puesto al servicio del bien común, posibilita
ejecutar con autoridad y jerarquía la política profesional a nivel nacional.
La trayectoria de los profesionales en Ciencias Económicas se realza aún más cuando se
observa el entramado económico y normativo de la Argentina, que se fue haciendo cada vez
más complejo en las últimas décadas. Por lo tanto cabe esperar que en un país con
mayor estabilidad, como se desea para el futuro, la tarea de los especialistas se destaque
todavía mucho más.
La carrera de Contador Publico fue reconocida por Rosas, por primera vez, el 12 de julio
de 1836, con las limitaciones antes mencionadas. No había una escuela de formación de
técnicos, sino una prueba de aptitud para el ejercicio de la Profesión: bastaba con unos
pocos exámenes (derecho, contabilidad y aritmética) y tener la ciudadanía argentina.
En 1900, el Censo Municipal realizado en Buenos Aires determinó la existencia de unos 200
contadores. Hoy, según la matrícula del Consejo, se encuentran reunidos 50.000
profesionales.
En la actualidad, los contadores no están más solos: conviven con los graduados de las
carreras de Actuario, Licenciado en Administración, Licenciado en Economía y la
recientemente incorporada de Licenciado en Sistemas de Información.
El profesional en Ciencias Económicas ha ganado mucho valor en los últimos 25 años. De
hecho, su importancia está creciendo en otros campos. Por ejemplo, en la mayor difusión
del derecho comercial (fusiones de empresas). Décadas atrás, suelen señalar los
memoriosos, existía una zona de rozamiento entre los graduados en Ciencias Económicas y
los abogados. Pero hoy en día muchas de esas asperezas parecen haberse limado (parte, al
menos), ya que ahora es imprescindible la convivencia entre dos profesiones de las
denominadas de "pesos pesados". En la mayoría de los casos, sin los
profesionales en Ciencias Económicas, los jueces se verían en dificultades porque no
tendrían la formación contable necesaria para terminar de evaluar los casos que se les
presentan.
Qué
es un Consejo
La Corte Suprema de Justicia tiene una definición sobre los Consejos Profesionales. La
sostuvo en el fallo número 41.005 del 8 de abril de 1957, donde señala que los Colegios
no son personas de derecho privado y que, por su función y sus fines de interés
público, constituyen "organismos integrantes de la gestión gubernativa",
dotados de ciertas prerrogativas de poder de imperio. En otro pronunciamiento judicial se
califica a los Colegios como "corporaciones de interés público a las que el Estado
encomienda ciertas funciones administrativas, entre ellas, el contralor de la matrícula
profesional".
Las personas encuentran en las asociaciones profesionales un género de representación
más inmediato y una vía de comunicación más eficiente que la que tradicionalmente
ofrecen otras formas. Según el Dr. Abog. Luis Pérez Colman, de la Asesoría Letrada del
Consejo, el espíritu que subyace detrás de esta idea es el pensamiento del premio Nobel
de Economía de 1974, el sueco Gunnar Myrdal: "El Estado entrega a sus ciudadanos el
manejo de cuerpos para que sean administrados por ellos mismos, que están mucho más
calificados para ello".
Myrdal planteó la cuestión de la naturaleza de los estados en el Tercer Mundo como
posible obstáculo para el desarrollo: cuestionó el riesgo que suponía la existencia de
estados que fueran demasiado "blandos" para emprender políticas de desarrollo
eficientes, o demasiado autoritarios, o demasiado corruptos para llevar a buen término
las políticas necesarias para redistribuir los frutos del crecimiento.
"Los Consejos resultan el ejemplo básico de la descentralización de la función del
Estado. Se crean cuerpos y se entregan a sus propios interesados explica Pérez
Colman; de igual forma debería ser con las obras sociales y las cajas
previsionales."
La
experiencia de un histórico
Mario Lascala, Dr. en Ciencias Económicas y próximo a cumplir sus Bodas de Oro con la
Profesión, es un testigo perfecto de cómo evolucionó y creció el Consejo desde 1945.
"Esto arrancó desde cero y fue desarrollándose en torno al problema principal que
tiene el Consejo, que es la administración de la matrícula", comenta.
Lascala menciona la ventaja de tener la matrícula y también habla de la vigencia
profesional de quienes se encuentran inscriptos allí. Agrega que se toma registro cuando
alguien se opone al desempeño de un profesional y que hasta puede llegar a suspenderse la
matrícula. Para ello hay un Tribunal de Ética Profesional que controla las
contravenciones a las normas profesionales. Según Lascala, "durante muchos años,
digamos hasta fin de los años 70, el Consejo estuvo abocado principalmente a la
administración de estas tareas".
En la primera época de vida, la labor fundamental de la entidad consistía en certificar
la firma de los matriculados cuando el requisito era requerido. La Dirección Nacional de
Aduanas fue el primer organismo que exigió, en 1959, que el Consejo legalizara las firmas
de los profesionales intervinientes en la elaboración de los balances. Le siguieron la
DGI y otras instituciones oficiales y bancos. Por esa razón, en 1965 se reglamentó el
régimen de legalizaciones, trámites y aranceles. En 1973, el cuerpo de normas que rige
la actuación de los profesionales en Ciencias Económicas alcanzó nivel legislativo. La
ley 20.488 estableció la colegiación obligatoria a través de los Consejos de acuerdo
con la jurisdicción en la que los profesionales desarrollen su actividad.
Los tiempos fueron cambiando y las demandas aumentaron. A fines de los años 70, el
entonces presidente del Consejo, Dr. Horacio López Santiso, dijo:
"Comenzó una etapa signada por una significativa expansión de los servicios a los
matriculados desde lo técnico-profesional hasta lo social, en el sentido más amplio del
término".
Lascala recuerda que, antiguamente, "el Consejo funcionaba en una especie de petit
hotel sobre la plaza Lavalle, un edificio de 500 metros cuadrados. Más tarde, dejó aquel
lugar y se instaló en el edificio Mirafiori (que era de la Fiat). Allí se alquilaron
más pisos y se terminó de dar un gran impulso a la que fue toda el área de información
para el graduado. Mientras tanto, se iba preparando el desembarco en el actual edificio de
Viamonte 1549. "Se le dio un gran impulso en temas como la actualización de los
graduados; todos sabemos con qué velocidad van las normas, los aggiornamientos."
Lascala hoy integra la comisión "Estudios sobre registros contables, laborales,
tributarios y sociales, y su documentación respaldatoria"(que organiza paneles de
exposición y debates académicos a los que asisten unos 1500 colegas anualmente), cuyo
objetivo es el asesoramiento y la divulgación de nuevas posibilidades de registración.
Por ejemplo, menciona la opción contemplada en la Ley de Sociedades Comerciales de poder
sustituir los libros (tradicionalmente llevados en los libros cocidos o foliados) por
hojas de formulario continuo o incluso discos compactos. Para acceder a esto, informa que
se necesita efectuar un trámite determinado y armar una presentación ante la Inspección
General de Justicia. "Todo esto, cuenta Lascala, necesita divulgación". Y eso
es lo que hace la Comisión donde él trabaja. "Para que tengan una idea, yo acabo de
hacer una pericia que involucraba a cuatro empresas hidroeléctricas de primer nivel en el
país, de las cuales sólo una estaba aprovechando estas facilidades; todas las demás,
por supuesto, registraban a través de sus computadoras, pero las hojas registradas luego
eran copiadas en libros foliados cocidos."
Las
últimas décadas
Estos años en la vida del actual CPCECABA son los más ricos en cuanto a generación de
servicios y beneficios para los matriculados. Ahí van algunas claves:
Asesoramiento técnico-jurídico
"Ahora es posible enterarse de la posibilidad de nuevas técnicas y hasta cursos
diversos sobre informática, idiomas y aplicación de normativa", explica Lascala. En
lo que respecta al asesoramiento técnico y jurídico, en un principio tenía como
objetivo la interpretación correcta de las normas y resoluciones de la entidad. Con la
dinámica de las consultas, el servició comenzó a abarcar también cuestiones
relacionadas con la regulación y la percepción de honorarios judiciales, tramitación de
recursos, entre otros.
Comisiones de estudios
La integración de más de 50 comisiones que trabajan hoy en día y que permiten tener un
acercamiento con colegas que están interesados en los mismos temas. Estos grupos de
trabajo se constituyen como permanentes o especiales. Los primeros son aquellos que tienen
por objeto el estudio de un área o materia determinada en forma sistemática; en tanto
que los restantes son los que se forman al solo efecto de analizar algún tema puntual. A
su vez, las comisiones permanentes pueden adoptar tres modalidades: las institucionales
(para el estudio e información sobre aspectos que hacen a la vida del Consejo), las
profesionales (orientadas al análisis de problemáticas vinculadas con el ejercicio
profesional y las respectivas incumbencias) y las académicas (aquellas constituidas para
el estudio e información de aspectos académicos, científicos y técnicos relacionados
con las disciplinas que responden a las incumbencias de las distintas profesiones de
Ciencias Económicas).
Información bibliográfica
El Centro de Información Bibliográfica "Doctor Juan Bautista Alberdi" fue
inaugurado en 1990 y responde a modernos conceptos de investigación y difusión. Para
facilitar la utilización de recursos electrónicos disponibles en Internet, el CIB
habilitó un servicio de biblioteca virtual (UNIRED) que ofrece una selección de recursos
informativos sobre variados temas, centrados en economía, contabilidad e información en
general.
Las minorías ahora también están en
el gobierno
"Hasta hace poco tiempo el sistema político que tenía el Consejo era a todo o
nada", comenta Lascala. ¿Qué quiere decir esto? Que el que se alzaba con la
victoria se llevaba todas las posiciones en el Consejo. Y el que no obtenía la mayoría
se quedaba sin nada. Las minorías no estaban representadas en ese entonces. Hubo
esfuerzos por cambiar la ley, pero, como era una ley nacional, recién cuando apareció la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires se pudo presentar un proyecto de ley que comenzó a regir
hace dos elecciones. "Hoy la novedad es que ahora tenemos mayoría y minoría en el
gobierno."
El
futuro
Es difícil imaginar cómo será el país dentro de 60 años. Seguramente seis décadas
atrás, aquellos que pusieron la primera piedra de este Consejo no imaginaban que la
Argentina caería como finalmente lo hizo. "Todos estos altibajos políticos el
Consejo los tuvo que soportar porque después de todo es una entidad semipública, es una
entidad paraestatal. Haber mantenido su calidad institucional y la vida democrática hizo
que los gobiernos no se metieran", explica Lascala. Cree que en el futuro la actual
estructura irá reforzándose cada vez más, ya que es un proceso que no tiene vuelta
atrás.
Pérez Colman opina que "el rol del Estado debería ser realzar a los Consejos porque
cada vez más debería abrir paso a los profesionales". El doctor Mario Biondi
participó durante muchas décadas: fue miembro en 1955 y luego presidió el Tribunal de
Disciplina en 2000, dos etapas completamente distintas. Mirando hacia el futuro, cree
"que lo principal sería consolidar todo lo que se logró y debería seguir creciendo
si la matrícula sigue haciéndolo".
El Consejo, a lo largo de sus 60 años, no solamente fue acompañando la realidad
económica y social del país. También enfrentó desafíos como la revolución
tecnológica y la transformación económica que se produjeron en los últimos 25 años,
ambas, sin lugar a duda, de alto impacto para los profesionales. Y las respuestas fueron
dadas. Con la actual dinámica laboral, el rol de la entidad seguirá siendo fundamental
para encuadrar las actividades de las Ciencias Económicas. |