Abel Parentini
Posse (diplomático), Ricardo Rouvier (consultor) y Oscar Tangelson (secretario de
Política Económica) debatieron en el Consejo durante el mes de mayo sobre los problemas
y los desafíos que enfrenta el país. Participaron del "Foro Para el Estudio de los
Problemas Argentinos: El Proyecto Nacional", una idea que el CPCECABA se propuso
poner en práctica en el año 2001 para liderar la discusión de una agenda de más largo
plazo y no quedarse en la polémica del día a día. |
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Mayo fue un mes de
debate social, político y económico en el Consejo. Tres especialistas participaron del
"Foro Para el Estudio de los Problemas Argentinos: El Proyecto Nacional".
En la primera reunión, el invitado fue el doctor Abel Parentini Posse, ex embajador en
Dinamarca y España, y autor de más de 15 libros. La exposición trató sobre "La
identidad nacional. Cultura: Nación, Estado y Gobierno".
Parentini Posse comenzó diciendo que la Argentina es una historia de desencuentros de sus
principales recursos: una población de origen inmigrante, insuficiente para llenar todo
el territorio, con instituciones discontinuas y un desarrollo económico que muchas veces
se vio truncado. Como correlato de estas experiencias, señaló que el progreso social se
vio directamente perjudicado: "Somos un país con extraordinarias cualidades cuya
causa no se puede abandonar. Se podrá abandonar en aquellos países que por razones
étnicas y por circunstancias culturales no han demostrado la capacidad de destacarse, de
afirmarse en la vida de las naciones".
El escritor continuó sugiriendo que en la Argentina sucede algo bastante parecido a lo
que le ocurría en el pasado, en los años 30. En aquel entonces, la mayoría de los
dirigentes y las personas tenían duda de que la Argentina llegara a ser un país avanzado
y ágil en el futuro. Hoy en día pasa algo similar: "Ahora esperamos un viraje hacia
una positividad. Creo que todos tenemos una sensación de que podemos ser más de lo que
somos hoy. Es un momento de reflexión, pero que creo debe terminar; ahora es momento de
pasar al campo de la acción".
Parentini Posse siguió haciendo una restrospección de la cultura y la economía de las
décadas del 30 y del 40 de nuestro país, y las comparó con el resto del mundo: "La
Argentina era un país de los primeros del mundo con el consenso internacional de sus
humanidades y de sus posibilidades".
Al finalizar la charla, Parentini Posse reflexionó: "Nosotros tenemos una gran
oportunidad existencial, tenemos un gran camino para aplicar la voluntad del ser, que
parece que habíamos perdido, y ese camino es el de la unión sudamericana, de un
verdadero imperio propio, ya que el mundo no es de las naciones, sino es un mundo de
imperios... No podemos despedirnos de nuestra maravillosa Argentina, que nos dio tanto,
con una sensación de fracaso, de retorno mustio a nuestra casa, de reservarnos la
opinión porque no sabemos cómo decirla ante el dislate de ver un país maravilloso que
no sabemos usar".
Días después fue el turno de la jornada que compartieron Ricardo Rouvier (sociólogo,
consultor de opinión pública y política económica) y Oscar Tangelson (secretario de
Política Económica). El primero fue más escéptico, el segundo, más optimista.
La consigna sobre la que habló Rouvier fue "Integración o desintegración social y
su influencia en la cultura". Comenzó su exposición manifestando que hay dos tipos
de desintegración en la Argentina ("que viene desde hace 3 décadas "): un
tejido social que se corroe, una brecha cada vez más amplia y sectores que viven con
creciente indiferencia sobre lo que vendrá en el mañana. "Por todo esto, el futuro
no es como el de otras sociedades: no es automático, hay que construirlo", señaló.
Para Rouvier, la Argentina vive una realidad caracterizada por una especie de desazón y
giro ideológico. Expresó que no sólo existe una suerte de escepticismo acerca de las
capacidades de los argentinos para liderar el actual proceso de recuperación, sino
también hay una especie de derrotismo. Dijo que en el país se produjo además un giro
ideológico con la crítica al discurso de los 90: la gente no quiere a las empresas
privatizadas pero sí exige que los servicios tengan esa calidad: "Hoy la Argentina
se encuentra en el medio de una articulación entre Estado y mercado. Estamos en camino de
recuperación del Estado, que no es el de los 50 o los 80, y de un mercado que no puede
ser el de los 90".
Rouvier marcó dos puntos preocupantes de la actualidad. El primero es el rol de los
medios de comunicación: "No debaten absolutamente nada, construyen una agenda basada
en el escándalo y la denuncia. Se trafican ideas". El segundo punto negativo tiene
que ver con el rol de liderazgo de la clase dirigente. Afirmó que se necesita una
evolución ética: "Necesitamos héroes, no mártires. Si creemos que un país se
puede conducir con 5 personas, estamos locos. El país se construye con consenso y no con
encuestas".
Por otra parte, destacó que en este momento se perciben hechos gravísimos que despiertan
fuerzas positivas como los fenómenos Blumberg y Cromañon.
Tangelson, en cambio, mostró otra visión que quedó bien clara ni bien comenzó la
charla: "Soy patológicamente optimista". Para el funcionario, como también
para Rouvier, el futuro no es aleatorio, sino que será el resultado de las decisiones que
tomen los dirigentes argentinos. Con esto quiso decir que, si bien el país enfrenta un
situación difícil e incómoda por los compromisos que debe asumir en el futuro, todavía
tiene el suficiente grado de libertad como para definir su propio destino. En ese sentido,
destacó que la inversión en tecnología será un elemento clave para el despegue
definitivo del país.
Tangelson cree que la Argentina está en vísperas de una gran oportunidad porque en el
mundo "se está dando un profundo proceso de revolución tecnológica que implica
cambios en los esquemas de la realidad". Opinó además que hay un enorme potencial
en este país y que la integración es un requisito de supervivencia. |
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