El 30 de agosto se
inició un nuevo ciclo de los tradicionales almuerzos que organiza el Consejo, dando lugar
al debate social, político y económico. Esta vez, el invitado fue uno de los
responsables máximos de la conducción del país: el ministro del Interior, Dr. Aníbal
Fernández.
El funcionario, un matriculado de la casa, expresó al comenzar su discurso: "siempre
es un placer estar aquí". Luego se dirigió al público para comentar cuáles son, a
grandes rasgos, las ideas y los objetivos que se ha trazado el Gobierno desde que asumió
el poder.
Antes, el presidente del CPCECABA, Dr. Humberto Á. Gussoni, se dirigió al público allí
reunido. Hizo un repaso de los acontecimientos sucedidos en la Argentina en los últimos
años, cuáles fueron los logros y cuáles, las deudas pendientes.
Señaló que después la crisis de 2001 se recuperó el funcionamiento del Estado y de la
economía, y se superó la violencia. Si bien comentó que aún persisten deudas (mejorar
la calidad de la política, erradicar prácticas que atentan contra la seguridad,
privacidad y movilidad de las personas), puso énfasis en el buen funcionamiento que las
instituciones tuvieron incluso en lo peor de la crisis: "La prueba más grande para
la democracia fueron los hechos de 2001, cuando renunció el presidente Fernando de la
Rúa. Se pudo mantener la institucionalidad, utilizando los mecanismos establecidos".
Siguiendo ese mismo eje, a su turno, Fernández dio su visión del asunto. Dijo que la
crisis de 2001, vista a la distancia, no fue económica, sino más bien política, ya que
llevó al país a una situación que lo ponía cerca de los orígenes de la Organización
Nacional. En 1853, por ejemplo, cada provincia tenía su moneda. En 2001, había 14
jurisdicciones con monedas. Reconoció otras causas económicas: "Se había roto un
equilibrio en el plano económico que había puesto en jaque a la convertibilidad".
En la segunda mitad de los 90, las inversiones extranjeras comenzaron a depositarse sobre
el sector de los servicios y se requería un dólar barato para sostenerlas. Esto provocó
una pérdida de las propias reservas y un aumento del endeudamiento: "Hizo que el
equilibrio entre deuda y exportaciones se rompiera y la convertibilidad se cayera".
Para Fernández, 150 años de construcción política estaban en riesgo. La vergüenza de
tener 5 presidentes en 10 días hizo que el país afrontara sus momentos más difíciles
al vivirse situaciones de verdadero caos. "En la primera reunión que el presidente
Eduardo Duhalde hizo con sus colaboradores allá por 2002, ni bien asumió su cargo, nos
dijo: no puede haber más muertos", recordó Fernández.
Se intentó poner en orden la situación de la mejor manera posible y llamar a elecciones.
La respuesta de la gente fue un signo positivo, ya que, cuando se votó para Presidente en
2003, se presentó más del 80% del electorado. Para el ministro, "la gente sabía
que la solución era a través de la política, aunque no a través de los
políticos".Los
desafíos de la política
El funcionario es consciente de la responsabilidad que la dirigencia tiene hoy al frente
del país: "Las funciones que uno ejerce tienen que ver con la valorización de la
política que uno hace y las posibilidades que tiene de brindar alguna idea un poco
superadora de lo que uno encuentra". En ese sentido, el desafío es permanente porque
la exigencia de la gente así lo demanda.
Recuerda que, al comienzo de la gestión de Néstor Kirchner, los medios de comunicación
se ocupaban todo el tiempo de remarcar que el santacruceño había llegado sin apoyo a la
Casa Rosada. Por lo tanto, su primera tarea fue consolidar políticamente el 22% de los
votos que había obtenido. Entonces se propusieron como primera medida ordenar los temas
de agenda: definir la situación con el Fondo, la propuesta a los acreedores, asegurarse
un superávit fiscal holgado, generar más actividad, lograr confianza y normalizar el
sistema financiero. "Esos pasos se fueron dando de a poco y de ellos se fueron
sacando cosas positivas", afirmó.
Al principio, algunas cuestiones no eran entendidas por muchos. La mayoría, según la
visión del ministro, miró de mala manera la propuesta que había hecho el Gobierno en
Dubai. Tampoco fue muy aceptada en un comienzo la estrategia con el Fondo Monetario. El
presidente Kirchner había tomado la decisión de desendeudarse con el organismo como una
forma de romper con aquella dinámica del pasado que constantemente pedía más créditos
y hacía subir la deuda externa hasta el infinito.
"En el Gobierno nadie nos dijo qué teníamos que hacer. No había órdenes." En
la primera reunión que tuvo con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush le dijo a
Kirchner: "fije sus propias políticas antes de discutir con los organismos
internacionales". Según Fernández eso da la pauta de dónde estaba parada la
Argentina en aquel momento. No había una hoja de ruta que detallara por dónde se debía
salir de una situación así. El país había sido abandonado desde adentro y desde
afuera. La reconstrucción fue hecha por los propios argentinos y en ella el presidente
Kirchner tuvo muy claro cuál era el rumbo.
En medio de todo esto, el Gobierno también tuvo tiempo para desarrollar una intensa tarea
en materia de derechos humanos, sin duda uno de los aspectos que tal vez más identifica a
esta gestión. |