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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 77 - Octubre 2005

El Ministro del Interior se reunió con los matriculados
El Gobierno visita al Consejo

En el marco de los almuerzos que tradicionalmente organiza el CPCECABA, fue el turno de un verdadero protagonista de la política: el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Comentó cuáles son a grandes rasgos las ideas y los objetivos que ha trazado el Gobierno desde que asumió el poder. También dio su opinión sobre la crisis de 2001. Recordó lo que les dijo Eduardo Duhalde en la primera reunión celebrada ni bien asumió por ese entonces la Presidencia: "no quiero más muertos".
El 30 de agosto se inició un nuevo ciclo de los tradicionales almuerzos que organiza el Consejo, dando lugar al debate social, político y económico. Esta vez, el invitado fue uno de los responsables máximos de la conducción del país: el ministro del Interior, Dr. Aníbal Fernández.

El funcionario, un matriculado de la casa, expresó al comenzar su discurso: "siempre es un placer estar aquí". Luego se dirigió al público para comentar cuáles son, a grandes rasgos, las ideas y los objetivos que se ha trazado el Gobierno desde que asumió el poder.


Antes, el presidente del CPCECABA, Dr. Humberto Á. Gussoni, se dirigió al público allí reunido. Hizo un repaso de los acontecimientos sucedidos en la Argentina en los últimos años, cuáles fueron los logros y cuáles, las deudas pendientes.


Señaló que después la crisis de 2001 se recuperó el funcionamiento del Estado y de la economía, y se superó la violencia. Si bien comentó que aún persisten deudas (mejorar la calidad de la política, erradicar prácticas que atentan contra la seguridad, privacidad y movilidad de las personas), puso énfasis en el buen funcionamiento que las instituciones tuvieron incluso en lo peor de la crisis: "La prueba más grande para la democracia fueron los hechos de 2001, cuando renunció el presidente Fernando de la Rúa. Se pudo mantener la institucionalidad, utilizando los mecanismos establecidos".


Siguiendo ese mismo eje, a su turno, Fernández dio su visión del asunto. Dijo que la crisis de 2001, vista a la distancia, no fue económica, sino más bien política, ya que llevó al país a una situación que lo ponía cerca de los orígenes de la Organización Nacional. En 1853, por ejemplo, cada provincia tenía su moneda. En 2001, había 14 jurisdicciones con monedas. Reconoció otras causas económicas: "Se había roto un equilibrio en el plano económico que había puesto en jaque a la convertibilidad".


En la segunda mitad de los 90, las inversiones extranjeras comenzaron a depositarse sobre el sector de los servicios y se requería un dólar barato para sostenerlas. Esto provocó una pérdida de las propias reservas y un aumento del endeudamiento: "Hizo que el equilibrio entre deuda y exportaciones se rompiera y la convertibilidad se cayera".


Para Fernández, 150 años de construcción política estaban en riesgo. La vergüenza de tener 5 presidentes en 10 días hizo que el país afrontara sus momentos más difíciles al vivirse situaciones de verdadero caos. "En la primera reunión que el presidente Eduardo Duhalde hizo con sus colaboradores allá por 2002, ni bien asumió su cargo, nos dijo: ‘no puede haber más muertos’", recordó Fernández.


Se intentó poner en orden la situación de la mejor manera posible y llamar a elecciones. La respuesta de la gente fue un signo positivo, ya que, cuando se votó para Presidente en 2003, se presentó más del 80% del electorado. Para el ministro, "la gente sabía que la solución era a través de la política, aunque no a través de los políticos".

Los desafíos de la política

El funcionario es consciente de la responsabilidad que la dirigencia tiene hoy al frente del país: "Las funciones que uno ejerce tienen que ver con la valorización de la política que uno hace y las posibilidades que tiene de brindar alguna idea un poco superadora de lo que uno encuentra". En ese sentido, el desafío es permanente porque la exigencia de la gente así lo demanda.


Recuerda que, al comienzo de la gestión de Néstor Kirchner, los medios de comunicación se ocupaban todo el tiempo de remarcar que el santacruceño había llegado sin apoyo a la Casa Rosada. Por lo tanto, su primera tarea fue consolidar políticamente el 22% de los votos que había obtenido. Entonces se propusieron como primera medida ordenar los temas de agenda: definir la situación con el Fondo, la propuesta a los acreedores, asegurarse un superávit fiscal holgado, generar más actividad, lograr confianza y normalizar el sistema financiero. "Esos pasos se fueron dando de a poco y de ellos se fueron sacando cosas positivas", afirmó.


Al principio, algunas cuestiones no eran entendidas por muchos. La mayoría, según la visión del ministro, miró de mala manera la propuesta que había hecho el Gobierno en Dubai. Tampoco fue muy aceptada en un comienzo la estrategia con el Fondo Monetario. El presidente Kirchner había tomado la decisión de desendeudarse con el organismo como una forma de romper con aquella dinámica del pasado que constantemente pedía más créditos y hacía subir la deuda externa hasta el infinito.


"En el Gobierno nadie nos dijo qué teníamos que hacer. No había órdenes." En la primera reunión que tuvo con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush le dijo a Kirchner: "fije sus propias políticas antes de discutir con los organismos internacionales". Según Fernández eso da la pauta de dónde estaba parada la Argentina en aquel momento. No había una hoja de ruta que detallara por dónde se debía salir de una situación así. El país había sido abandonado desde adentro y desde afuera. La reconstrucción fue hecha por los propios argentinos y en ella el presidente Kirchner tuvo muy claro cuál era el rumbo.


En medio de todo esto, el Gobierno también tuvo tiempo para desarrollar una intensa tarea en materia de derechos humanos, sin duda uno de los aspectos que tal vez más identifica a esta gestión.

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