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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 78 - Febrero 2006

La calidad institucional y la situación social
Pobreza, desigualdad y corrupción

El autor sostiene que no existe una teoría económica que asegure el éxito de la lucha contra la pobreza. Hay varias opciones, pero ninguna de ellas constituye una "ley" científica. Presenta distintos trabajos que muestran que existe relación entre desigualdad y corrupción: "Los gobiernos corruptos aparecen con mayor frecuencia en países con importantes recursos naturales, tienden a reducir el gasto social, avalan sistemas tributarios más regresivos y durante esas gestiones disminuye el crecimiento económico".
Autor:
Dr. Alejandro González Escudero

Vicepresidente 2º del CPCECABA.
Prácticamente no hay quien manifieste despreocupación por el tema de la pobreza. Difícilmente se encuentre alguien que considere la pobreza como algo "bueno" o "natural" o "inevitable". Sin embargo, si nos guiamos por los resultados que se han obtenido a lo largo de la historia en lo referido a la pobreza, veremos que su reducción o eliminación es extremadamente compleja.

La preocupación por los pobres tiene fundamentes éticos, religiosos y humanitarios. El abordaje de la pobreza se realiza a través de varias disciplinas científicas.


Pese a ese gran interés, no aparece la teoría científica que permita a partir de ella derivar acciones que, luego de aplicarlas y obtener éxito con ellas, probarían de forma empírica la validez de la teoría. En el cuadro adjunto mostramos, en forma muy resumida, cómo se ataca la pobreza desde cuatro perspectivas económicas muy relevantes.


Como se ve, las teorías económicas no explican cómo corregir el fenómeno de la pobreza.


¿Qué hacer entonces? ¿Dónde encontrar respuestas?


La introducción de nuevos factores no significa que pueda construirse una "ley" científica, de forma tal de que aplicándola se sepa de antemano cuál será el resultado. Sin embargo, puede ayudar a comprender facetas más sutiles del fenómeno de la pobreza.


Con el solo propósito de buscar otros caminos para intentar corregir el problema, planteamos la relación entre pobreza, desigualdad y corrupción. ¿Existirá esa relación? ¿Resultará útil conocerla?

Pobreza, desigualdad y crecimiento económico

Como primer paso, señalamos que entre la pobreza, la desigualdad y el crecimiento económico existe una relación expuesta por Bernardo Kliksberg (Más ética, más desarrollo, Buenos Aires, Ed. Temas, 2004).


Es muy interesante: sostiene y prueba con datos estadísticos de varios países que el crecimiento económico, de producirse en economías donde existe desigualdad en la distribución del ingreso, no genera reducciones significativas de la pobreza.


Las inferencias son inquietantes: no basta con crecer para reducir la pobreza. También hay que disminuir la desigualdad. Entonces, yendo a la práctica de los gobiernos, fomentar el crecimiento económico, per se, no reducirá la pobreza.

Pobreza, desigualdad y corrupción

Otra línea de estudio está orientada a relacionar estos tres fenómenos.


¿Existirá relación entre ellos? Y, si existe, ¿cómo pueden aliviarse sus terribles efectos?


Los trabajos se basan en correlacionar mediante métodos estadísticos diferentes variables macroeconómicas o índices de percepción sobre ciertos temas para tratar de probar si existen vínculos entre ellos. Aunque la metodología resulte un tanto esotérica para quienes no tienen formación matemática, algunas conclusiones son muy llamativas.


En un trabajo, por ejemplo, se muestra que existe fuerte relación entre la desigualdad y la corrupción. Es decir, en aquellos países donde existe alta desigualdad, es muy probable que sean altos también los niveles de corrupción.
(1)

La desigualdad, que se mide habitualmente con el coeficiente de Gini, aparece junto con estos otros factores: abundantes recursos naturales, baja productividad del capital, desigual acceso a la educación superior, bajos niveles de escolaridad secundaria y desigual distribución de las tierras.


Por otra parte, también se comprueba que los gobiernos corruptos gastan menos en educación y en salud, y afectan la formación del capital.


Confirmando lo anterior, los gobiernos corruptos aparecen con mayor frecuencia en países con importantes recursos naturales, tienden a reducir el gasto social, avalan sistemas tributarios más regresivos y durante esas gestiones disminuye el crecimiento económico.


Pero los gobiernos corruptos no sólo favorecen la desigualdad, también incrementan la pobreza. Según el trabajo, hay correlación entre mayores índices de crecimiento de la corrupción y menores índices de mejora en el ingreso de los más pobres.
(2)

Los autores de este estudio son Sanjeev Gupta, Hamid Davoodi y Rosa Alonso Terme, quienes han efectuado varios trabajos sobre el tema, publicados por el tan odiado Fondo Monetario Internacional. En los gráficos adjuntos se señalan las relaciones indicadas.


Existen otros estudios que muestran más relaciones interesantes. Por ejemplo, la desigualdad favorece la corrupción con mayor intensidad en naciones con democracia. Ocurriría que la democracia, vista como igualdad política, no es suficiente para refrenar la corrupción. Es más efectiva la igualdad económica de la que venimos hablando.


Con alta desigualdad, los pobres tienden a creer que los ricos son corruptos, ya que se extiende la idea de que es imposible acceder a la riqueza con honestidad.
Los pobres y las clases medias se ven más beneficiados con regímenes de baja corrupción que las clases altas.


El tamaño del Estado no explica ni una mayor corrupción, ni una menor corrupción. Hay estados corruptos "grandes" y "pequeños".


Estas conclusiones aparecen en el trabajo de You, Jong-Sung y Sanjeev Khagram, de la Universidad de Harvard, publicado en el volumen 70 de la revista American Sociological Review (febrero de 2005).


En el plano doméstico hemos tratado de comprobar, pero sin tantas herramientas matemáticas, que la corrupción refuerza la pobreza, principalmente a través de los sistemas políticos clientelistas, donde los políticos obtienen adhesiones de gente necesitada a cambio de la distribución de pequeños beneficios. Este esquema les resulta eficiente para su acción política y reduce los incentivos de trabajar en la eliminación de la pobreza. Es decir, si desaparece la pobreza, también desaparece la clientela y esto último no es "conveniente" para sus intereses (ver del autor, "La corrupción realimenta la miseria", La Nación, 19/12/02).


Más adelante estudiamos cómo en la Argentina de 2002/2003 un sistema económico con una alta proporción de pobres podría llegar a ser viable en el mediano plazo (ver del autor "Cómo funciona el actual equilibrio macroeconómico de la pobreza", El Cronista, 27/5/03; ambos trabajos se encuentran completos también en www.fundecos.org.ar). Los hechos de los años recientes parecen haber confirmado estos pronósticos.

Conclusión

En países como el nuestro, la lucha contra la pobreza, y también contra la desigualdad, está en la agenda de todos los líderes políticos. Pero las acciones que se requieren para contrarrestarlas no siempre están dentro de la órbita de decisiones que ellos manejan. Hay aspectos que tocan a la pobreza y la desigualdad que tienen raíces económicas, sociales o históricas, donde la política solo puede influir en forma indirecta. Los diversos modelos económicos, tal como se explicó al comienzo, no logran acertar con la solución del problema.


Pero, si como se observa en este artículo, la pobreza y la desigualdad tienen vínculos con la corrupción, y la lucha contra ella sí depende en forma clara de las decisiones de los políticos y de las personas que designan, ¿por qué no enfocar más esfuerzos allí donde se controlan todas las variables?.

(1) Sanjeev Gupta, Hamid Davoodi y Rosa Alonso - Terme, "Does corruption affect income inequality and poverty?", pág. 15, WP/98/76, (www.imf.org).
(2) Idem anterior, pág. 22.

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