El actual boom del
sector inmobiliario en la Argentina ha tenido lugar en el marco de una economía con
escaso o nulo crédito hipotecario que, por un conjunto de razones, prácticamente
desapareció luego de la crisis iniciada hacia fines de 2001 y que en los últimos
semestres ha mostrado algunos signos de recuperación.
La securitización de activos ha funcionado en ciertos países que cuentan con mercados de
capitales desarrollados como una fuente de financiación natural que permite, a través de
su círculo virtuoso, fondear a aquellas instituciones que otorgan préstamos
hipotecarios. Esto, a su vez, fortalece el crecimiento del mercado inmobiliario,
favoreciendo de manera indirecta al sector de la construcción, cuyo efecto multiplicador
en el resto de la economía es ya conocido.
El resurgimiento del crédito hipotecario podría cumplir el importante rol de tornar
sustentable en el tiempo el crecimiento del sector y, en el caso de explosión de la
burbuja que algunos analistas pronostican, actuar como un estabilizador de esta actividad.
Por su lado, a las entidades financieras originantes les resulta útil
descargar esos créditos en el mercado de capitales de modo de obtener fondos
para continuar otorgando préstamos. De este modo debería funcionar este círculo, para
lo cual es necesario, entre otros elementos, instrumentos financieros aptos que permitan
securitizar la masa de créditos hipotecarios que se origine.Fideicomiso financiero
La catarata de defaults corporativos registrados después de la convertibilidad permitió
que quedara claramente marcada la diferencia que implica la separación de patrimonios
propia de una securitización versus el riesgo empresa clean de una obligación
negociable. Esta diferenciación surge al comparar las escasas emisiones genuinas (1) de
deuda corporativa con el fuerte resurgimiento del fideicomiso financiero, que se refleja
tanto en la cantidad de emisiones como en los montos emitidos y en la creciente diversidad
de activos subyacentes.
Los montos y la cantidad de FF emitidos en el período 1996 2006 demuestran que el
instrumento ha resultado apropiado para los fiduciantes y que ha sido testeado
positivamente por los inversores, eludiendo incluso las consecuencias que la caída de la
convertibilidad trajo aparejadas. El monto emitido entre enero y abril de 2006 augura un
nuevo récord de emisiones para el presente año.
Ahora bien, este auge de la securitización de activos no se ha producido en todo tipo de
activos por igual. Los FF con préstamos personales como activos subyacentes son los que
primero se reactivaron y los más utilizados en la actualidad. En el año 2005, por
ejemplo, tuvieron una participación del 42% sobre el total emitido de la mano de varias
cadenas de electrodomésticos en el rol de fiduciantes. Estas emisiones se caracterizan,
en general, por ser cortas (duration promedio: alrededor de 5 meses), de montos
relativamente bajos y a tasa fija. Les siguieron en importancia los títulos públicos,
los cupones de tarjetas de crédito y créditos hipotecarios y comerciales, con un share
de 10% cada uno.
FF inmobiliarios
Consisten básicamente en la cesión fiduciaria, por parte del fiduciante, de una cartera
de créditos o letras hipotecarias, con cuyo flujo de fondos se repagarán los títulos de
deuda y/o certificados de participación emitidos por el fiduciario y adquiridos por los
inversores con fondos que, a su vez, financian al fiduciante. En general, los fiduciantes
serán los originantes de esas carteras hipotecarias y coincidirán con entidades
financieras.
Los FF inmobiliarios, además de tener la fortaleza de aislar el riesgo fiduciante sin
incurrir en riesgo fiduciario (lo cual es común a todos los FF), cuentan con la garantía
del activo real que constituye el inmueble, cuya hipoteca también ha sido cedida al
fideicomiso (2). Esto debe ser así, dado que el fiduciario, ante la
eventualidad de no pago del deudor hipotecario cedido, ejecutará el inmueble
para aplicar el producido al repago de los bonos (3).
Comparando con otros fideicomisos cuyos activos subyacentes no tienen asociados un activo
real, la particularidad arriba mencionada se ve fortalecida aún más por la existencia de
seguros de vida del deudor, y de incendio sobre el inmueble, que brindan seguridad
adicional al inversor a la hora de analizar el riesgo del instrumento.
Por otro lado, la existencia de diversos mecanismos de mejoramiento del crédito (credit
enhancements) permite a través de la subordinación, por ejemplo, acotar el riesgo de los
bonos senior (aquellos con prioridad de cobro) que adquieran los inversores.
Los FF inmobiliarios emitidos bajo oferta pública entre 1996 y abril de 2006 muestran un
comportamiento errático, con montos importantes en los dos primeros años del período,
una considerable caída posterior y una fuerte recuperación durante 2005. A su vez, la
participación anual de los FF inmobiliarios en el total de FF emitidos registra un
comportamiento que acompaña la evolución de los montos emitidos, con una reacción que
se inicia a partir de 2004. Los bajos niveles de este ratio deben ser atribuidos
principalmente a la falta de generación de nuevos créditos, con la consecuente caída
del stock, y al gran auge de FF de préstamos personales, cuyas características ya
citadas favorecieron su recuperación.
Oferta y demanda de fideicomisos financieros inmobiliarios Como en todo mercado, deberá
existir coincidencia de oferentes y demandantes. Veamos, en este caso, los FF
inmobiliarios.
Los oferentes son básicamente los fiduciantes, es decir, aquellos que ceden una cartera
de letras y/o créditos hipotecarios al fideicomiso a cambio del fondeo proveniente de la
colocación de títulos valores en el mercado de capitales.
Para poder contar en sus activos con un stock de préstamos que permita la posterior
securitización, los potenciales fiduciantes necesitan originar una masa crítica de
créditos hipotecarios. Esto estará determinado, entre otros factores, por los
principales indicadores macroeconómicos, la moneda del crédito, el plazo, el tipo de
tasa de interés (fija o variable) y las relaciones cuotaingreso y loan to value
máximas permitidas. Si bien en los últimos meses han surgido ofertas de créditos con
extensión de plazos, no debe soslayarse la reticencia generalizada de los consumidores a
endeudarse a largo plazo.
Asimismo, resulta importante para los originantes calzar los préstamos de largo plazo que
otorgan con un fondeo también de largo plazo. Es en este punto donde surge su necesidad
de descargar en el mercado de capitales las carteras originadas mediante la
securitización de esos créditos y la emisión de instrumentos a plazos acordes.
Por otro lado, la demanda de FF inmobiliarios está concentrada en inversores
institucionales, empresas e individuos. Los primeros, en particular las AFJP, son los
demandantes naturales de instrumentos de largo plazo en función de sus necesidades de
matchear los flujos de sus inversiones con aquellos de sus obligaciones. Un análisis de
la baja participación histórica de estos instrumentos en el total de las inversiones de
las AFJP permite visualizar cierta recuperación, aunque aún lejos del límite de
inversión permitido.
Dado el extenso plazo de estos instrumentos, y más aún ante un posible escenario con
inflación creciente, una de las principales preocupaciones de los inversores es la
preservación del capital ante la prohibición vigente de cualquier mecanismo de
indexación. Si bien la emisión de títulos de deuda por parte del fideicomiso en moneda
dura podría atender la preocupación mencionada, el instrumento no resistiría un
descalce de moneda (títulos valores en dólares vs. activo subyacente en pesos),
asumiendo que el mercado doméstico no demandará créditos en dólares por un tiempo
considerable. Ante este escollo, una alternativa es la aplicación a los bonos de tasas de
interés variables en función de una tasa base4 (a la que puede agregarse un spread). Si
bien esta opción mitiga el riesgo de pérdida de valor del capital, al constituirse en un
second best, la fijación de tasas máximas o caps genera cierta incertidumbre. En
consecuencia, la inversión en estos instrumentos dependerá de las expectativas de
inflación de los inversores. A esto debe sumarse el riesgo que podría implicar el
descalce de tasas, asumiendo en este caso préstamos a tasa fija, aunque este efecto puede
ser neutralizado por medio de una operación de swap.
Financiamiento de obras de
infraestructura
Uno de los principales temas pendientes en cuanto a financiamiento es la estructuración
de FF de mayores plazos, lo cual favorece el desarrollo de nuevos emprendimientos
inmobiliarios y de infraestructura. El desafío consiste en que continúen siendo
atractivos para los inversores en función de los aspectos clave ya analizados.
En lo inmediato, el desafío más concreto tal vez sea la estructuración de FF con el
objeto de financiar importantes obras de infraestructura necesarias para alejar de un
posible cuello de botella al actual crecimiento económico del país. Estos instrumentos
también pueden ser incluidos como FF inmobiliarios. En general, estas obras reúnen
características que, en su conjunto, dificultan su estructuración. En efecto, se trata
de inversiones varias veces millonarias, que requieren largos plazos para su repago y que
son susceptibles de ciertos riesgos, como el "riesgo construcción" y el
"riesgo completion". Con relación a los plazos de repago (que podrían estar
por encima de los diez años), no hacen sino acentuar lo ya mencionado en términos de
riesgos de descalce de moneda y tasas de interés. En el tipo de FF inmobiliario
mencionado en secciones anteriores, se cede al fideicomiso una cartera existente (incluso
con track record), con cuyo cash flow se repagan los bonos emitidos. Para obras de
infraestructura, así como en los casos de edificios por construir, countries o barrios
privados por desarrollar, la situación es diferente. Los fondos producto de la
colocación de los bonos en el mercado tienen como destino adquirir el terreno y
construirdesarrollar la obra, según el caso. Por lo tanto, el fideicomiso estará
en condiciones de comenzar a generar un flujo que tendrá por fin el repago de los
títulos emitidos recién una vez terminada la obra. Esto implica la existencia de lo que
se llama riesgo "completion", que básicamente es el riesgo de que la obra no se
termine y, por lo tanto, no pueda generarse el flujo proyectado. Las razones por las
cuales podría no completarse la obra son varias; entre ellas se destaca la insuficiencia
de fondos por incrementos de precios y/o salarios. Si bien lo primero podría ser mitigado
parcialmente vía aprovisionamiento de insumos y materiales, lo segundo resulta más
difícil de neutralizar. En definitiva, se trata de un flujo futuro a ser generado por un
activo futuro; de ahí surge la complejidad del análisis. Una solución integral podría
ser la contratación de un seguro de completion o el compromiso de un sponsor del proyecto
de aportar eventuales faltantes de fondos hasta terminar la obra. Sin embargo, ambas
alternativas no resultan fáciles de implementar, ya que a ello debería agregarse la
consideración del costo que impliquen. Otra alternativa es, vía un esquema de
subordinación, emitir un título subordinado a ser suscripto por la empresa constructora,
que funcione como incentivo a finalizar la obra en tiempo y forma. Por último, no debe
soslayarse la importancia de contar con un marco jurídico y regulatorio estable.
Los aspectos mencionados, junto con otros, serán evaluados por los inversores y por las
calificadoras de riesgo, y de ese análisis surgirá la viabilidad definitiva del
proyecto. Para aplicar con éxito este tipo de estructuras es de fundamental importancia
que los términos y las condiciones de los títulos a emitir estén relacionados con el
cash flow que genera la obra y sean lo suficientemente flexibles como para permitir que la
estructura soporte los vaivenes que a lo largo de la vida del fideicomiso puedan sufrir
las distintas variables involucradas en la generación del flujo de fondos.
Mayores plazos
Los fideicomisos financieros en general, y el FF inmobiliario en particular, han dado
muestras, a lo largo de más de una década de existencia, de ser una herramienta capaz de
adaptarse exitosamente para financiar a distintos sectores de la economía. El próximo
paso consiste en acceder a mayores plazos sin comprometer la seguridad que los inversores
han depositado en el instrumento, acotando el riesgo de pérdida de valor del capital. El
mayor desafío será esta "nueva generación" de fideicomisos relacionados con
obras por construir. En función de lo expuesto, y no obstante las restricciones
existentes y la escasa experiencia local en el tema, entendemos que el fideicomiso
financiero es una herramienta de financiación lo suficientemente versátil como para que,
convenientemente adaptada, pueda cumplir en el futuro un importante rol en la
financiación de los sectores inmobiliario y de la construcción. |