Las políticas sobre
medio ambiente se han incrementado sustancialmente en los últimos años. No obstante, no
siempre las reglas o normas que intentan regular medidas de protección son aplicadas
consecuentemente, sino que, muchas veces, los mismos ciudadanos omiten su cumplimiento.
Es sintomático que, mientras se realizan actos destinados a que determinadas
organizaciones tomen las medidas adecuadas para proteger ríos, bosques, ciudades, etc.,
simultáneamente sean dejados de lado focos de polución y deterioro medioambiental, ya
sea por los habitantes o por las autoridades. Sin embargo, debemos señalar que la
preocupación por estas cuestiones, si bien con altibajos y de forma errática, está
presente en nuestro país desde hace un tiempo siguiendo el ejemplo de países más
desarrollados.
No cabe duda de que muchos de los problemas tienen que ver con el desarrollo de las
ciudades y los procesos de urbanización de zonas rurales. Estos problemas pueden
resumirse en la degradación del suelo y el paisaje urbano, la contaminación del aire, el
tránsito de las ciudades, el ruido, el deterioro de las construcciones, etc.
Los países desarrollados están adoptando políticas que, en el mediano plazo, se espera
que alcancen a paliar los problemas mencionados. Una forma de atacar el conflicto es
delegar en los municipios y financiarlos para que ellos tomen la iniciativa, dado que en
sus territorios deben tratar de establecer estrategias que mejoren el medio ambiente
urbano.
No obstante, debe tenerse en cuenta que sólo un enfoque integrado con la participación
del gobierno nacional, el provincial y el municipal logrará los beneficios esperados.Construcción y ecología
El crecimiento de las ciudades hacia las zonas rurales limítrofes, la creación de
viviendas y el aumento de los problemas del transporte requieren pautas que contemplen las
cuestiones de localización y la planificación de dichas urbanizaciones para obtener un
urbanismo sostenible.
Otro aspecto a ser tenido en cuenta es el referido al transporte. Una gran parte de las
emisiones de CO2 proviene de los medios utilizados para el desplazamiento urbano.
Asimismo, el tráfico es un importante causante del ruido en las ciudades. Esta
situación, que no es solucionable únicamente en el corto plazo, debe contemplar el
fomento del empleo de vehículos con bajo nivel de emisión y, además, promover el uso de
combustibles de bajo nivel de contaminación.
En cuanto a la construcción, deben ser desterrados métodos deficientes que impliquen
escasa ventilación y que provoquen alto consumo de energía para calefacción y alumbrado
que producen también gases de efecto invernadero. Las políticas gubernamentales
deberían estar orientadas a promover la utilización de terrenos baldíos en las
ciudades, establecer incentivos para el desarrollo de políticas del transporte que
permitan reducir el uso de automóviles, prevención y políticas de largo plazo para la
construcción de obras públicas y privadas, mejoramiento de la seguridad en los lugares
públicos, desarrollar políticas fiscales y monetarias que estabilicen el mercado
inmobiliario, entre otras.
Todo programa de construcción sostenible debe contemplar además aspectos referidos a la
renovación de edificios, calificación de los materiales de construcción evitando los
que puedan ser contaminantes y fijar procedimientos para el reciclado de residuos.
Los problemas señalados están indisolublemente unidos entre sí, de tal manera que no
pueden ser tratados por separado, sino que, tal como fue expresado, será necesario
plantear estrategias integrales con una adecuada coordinación entre los diferentes
niveles gubernamentales.
En resumen, lograr un medio ambiente urbano sostenible debe estar apuntalado por
políticas que permitan llegar a un transporte urbano sostenible, una construcción urbana
sostenible y un diseño urbano sostenible.
Muchos de los problemas que perjudican la vida de la gente tienen su origen en las
ciudades. Si bien se ha avanzado en gran medida sobre el particular, mucho es lo que queda
por hacer. Provocar un desarrollo sustentable de las ciudades implica un costo para la
sociedad, pero este costo es seguramente inferior a las situaciones negativas que provoca
su falta de consideración: problemas sanitarios, pérdida de horas de trabajo, la
consiguiente disminución de ingresos y exposición permanente a la contaminación; en
definitiva, pérdida de la calidad de vida.
Por último, si bien es necesario vigorizar la actividad de los organismos públicos para
atender estos problemas, también es imprescindible que las personas y las organizaciones,
empresarias o de otro tipo, tomen conciencia y actúen en consecuencia. La
sensibilización, individual y colectiva, la participación y el compromiso de los
ciudadanos constituyen premisas fundamentales para que las medidas dirigidas a mejorar el
medio ambiente urbano y la calidad de vida de la gente resulten efectivas y eficaces. |