Cristina Próspero es
Contadora Pública. Se crió en Rosario y desde joven vino a la Capital Federal, donde
estudió y trabajó al mismo tiempo. Entiende bien eso de "relacionarse con el
mundo" porque realiza una actividad doble en la materia: por un lado, maneja una
agencia de viajes; por el otro, trata con el tema de exportaciones para pequeñas y
medianas empresas hace 25 años. Dice que le encanta trabajar con grupos. Hace poco llevó
a un conjunto de personas a un fin de semana de paseo en bicicleta por Colonia: "Los
cargamos en el ferry, los cruzamos y allí hicimos una actividad. Yo fui con ellos. Uno
tiene que estar con el cliente porque la gente llega y quiere tener todo listo".
También asesora a empresas que quieran exportar o que ya exporten. Conoce cada uno de los
pasos que una firma debe dar desde el principio hasta el final para efectivizar una venta
al exterior. Ve que el mundo cambia cada vez más rápido y que se hacen mejoras continuas
que exigen constantemente el trabajo del profesional.
Universo Económico: ¿Para colmo se
exige que la respuesta sea inmediata, no?
Cristina Próspero: Así es. Hoy todo
tiene que ser rápido; hoy es todo organización, crear expectativas diferentes. Por
supuesto, siempre trato de ofrecer servicios, brindar algo distinto. Y todo esto que hago
se conecta entre sí: el turismo, las empresas, los viajes.UE: ¿En qué consiste exactamente el trabajo de
asesoramiento a una firma en materia de comercio exterior?
CP:
Me encargo de la parte impositiva, como el tema del IVA para la exportación;
también del aspecto organizativo de un proceso de exportación, que puede ser hacer una
carta de un pedido de cotización que le piden a un cliente por algún viaje que haya
hecho antes. No hay que olvidarse de que hoy la principal herramienta que un empresario
tiene para exportar es asistir a ferias internacionales y muchas veces esto recae en
pedidos de cotización desde el extranjero.
UE: ¿Cómo ayudan a la
gente que quiera ir a ferias internacionales?
CP: Ayudamos a la gente a preparar un viaje con todo lo que esto implica
muchas veces: buscar pasaje, conseguir conexiones, alojamientos. Hay que tener en cuenta
que asistir a un evento de esas características implica decidir el viaje con un año de
antelación. Eso significa inscribirse con tiempo, elegir bien el espacio donde estará el
stand, el lugar, hacer el montaje, los diseños. Cuando el empresario llega allá, tiene
que tener todo listo, no debe perder tiempo tratando de buscar algo que le falta. Nosotros
le resolvemos ese tema.
UE: ¿Y después cómo sigue
el asunto?
CP:
Después viene el seguimiento. Se recibe un pedido de exportación y entonces hay
que ver cómo se efectiviza la operación; por ejemplo, si conviene realizar una carta de
crédito, con qué bancos se trabaja.
UE: ¿Cómo ve el actual
contexto para exportar?
CP: Nosotros empezamos a trabajar en 1980. A mediados de esa década se
complicó el asunto. Luego, cuando se estabilizó el tipo de cambio, volvieron las
posibilidades y eso repuntó. Ahora pareciera que otra vez es más fácil. Sin embargo,
advierto que los costos van subiendo y los márgenes que les quedan a los empresarios son
cada vez más chicos. La realidad es que nunca hubo demasiados incentivos o ayudas para
exportar. No digo que deba haber ayudas en el sentido de que te brinden un subsidio, sino
que no compliquen las operaciones con certificados y trámites que desalientan el
esfuerzo.
UE: ¿Qué le diría a
alguien que quiere ir a una feria?
CP: Que en la feria no se vende, salvo que se trate de un cliente que uno
conozca desde hace tiempo. Lo que uno hace es mostrarse, exhibir su producto y tratar de
llamar la atención de los que pasean por allí entregando un folleto o una tarjeta. Si
uno va una feria por primera vez y le hacen un pedido de cotización, eso ya sería todo
un éxito. Pero, claro, no significa que eso ya es una venta. Sin embargo, posiblemente a
esa persona que contactó hoy la vuelva a ver dentro de tres años. Los tiempos de
maduración son largos.
UE: ¿Entonces qué
elementos deben tenerse en cuenta cuando se viaja al extranjero?
CP: Hay que ir sí o sí con un buen producto, porque lo importante no es
vender una vez, sino varias. La gente piensa que salir a exportar y conquistar mercados es
sacar el portafolio al exterior. Y no es así. La feria es el mejor lugar para hacer
contactos y presentar los productos. No asistir a los eventos más importantes puede
significar "no existir" porque el mundo no te ve. Pero, al mismo tiempo, asistir
a estas ferias no te asegura nada en lo inmediato.
UE: ¿Qué destinos se
manejan hoy?
CP:
Hoy se trabaja mucho con Europa porque el euro está caro con respecto al dólar.
Con la unificación de la moneda, se había caído mucho ese mercado porque no daban los
precios. Ahora se está regresando. De todas formas, los destinos van cambiando
constantemente. Recuerdo que hasta el año 95 se trabajaba mucho con Brasil y luego, con
las crisis del Tequila, se hizo más caro. Eso fluctúa mucho. Entonces cuesta abrir
nuevos mercados porque uno debe cuidar lo que ya tiene.
UE: Muchas veces suena
vacío decir "voy a salir a abrir mercados"...
CP: Es que abrir mercados es fácil; el tema es continuarlos. Es tan cambiante
la situación que a veces se complica mucho uno mismo haciendo malabares con lo que ya
tiene. Hay que ser realistas. Antes de abrir un mercado hay que estudiar bien dónde uno
se mete y, sinceramente, debe saber si podrá o no hacer frente al desafío. Está el tema
de las reglas de juego, las condiciones arancelarias de cada país. Mucha gente piensa que
ganar mercados es agarrar la valijita y salir a vender. Pero ¿qué pasa si después no se
puede hacer frente a esos pedidos? Muchos no están preparados o no tienen el producto
listo para salir a competir. Y lo cierto es que afuera no se puede hacer papelones. No se
trata de decir solamente las cosas, sino de cumplirlas.
UE: Además, se te cierra un
mercado...
CP:
En un minuto. Muchas veces una exportación se cae no por culpa de uno, sino por
problemas ajenos. Pero, si encima uno contribuye a ello, es peor. La puerta se la cierra
uno mismo. Por eso, para las empresas se trata de un proceso de mejora continua, donde
siempre se debe estar innovando y mejorando la calidad del producto. Se trata de mejorar
la producción para achicar costos. La competencia es feroz y permanentemente te están
exigiendo.
UE: ¿Cómo llevó el hecho
de tener que estudiar y trabajar al mismo tiempo? ¿Tenía mujeres como compañeras?
CP: Trabajé siempre. Y nunca me vi en problemas por el hecho de ser mujer.
Cuando estudiaba, lo hacía con amigas y tal vez cuando estuve en alguna empresa grande de
Rosario vi celos por mi condición de mujer joven. Pero nada del otro mundo. Cuando
estudiaba, ya había muchas mujeres. Pero hoy, de todas formas, es otro mundo. Veo que la
mujer es más consecuente, más persistente.
UE: ¿En el exterior
también?
CP: Cuando uno viaja al exterior, ve que la mujer está presente en todas las
áreas de las empresas, desde niveles jerárquicos hasta de negociación.
UE: ¿Se entiende más con
las mujeres a la hora de negociar?
CP: Curiosamente muchas veces es mucho más difícil negociar con una mujer.
Es más exigente. Creo que la mujer es más dura para cerrar un negocio, es más difícil
de convencer. Y eso pasa en todas partes. |