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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 80 - Junio 2006

Una reflexión tras el Congreso de Economía
El país necesita una visión con grandeza

Según la visión del directivo del Consejo, la Argentina ha sorteado con éxito la etapa más difícil después de la crisis ocurrida en 2001-2002. Un camino con obstáculos y desafíos pendientes le aguarda ahora a la dirigencia del país. Una agenda de temas debe hacer foco en tratar de lograr el desarrollo de la Argentina. La educación es un eje clave.
Autor: Dr. Luis María Ponce de León
Vicepresidente 1º CPCECABA.
El 7º Congreso de Economía, organizado por el Consejo, ha dejado un saldo muy positivo en cuanto al nivel y la calidad de expositores y participantes, y, al mismo tiempo, una seria y fundamentada advertencia sobre lo que se está desenvolviendo en la realidad de la producción y el empleo en la Argentina.

Quienes son responsables de la marcha de los asuntos públicos, no sólo en los más altos niveles del Gobierno, sino también en los sectores de opinión que gravitan sobre las decisiones fundamentales que se toman en el vértice del Estado debieran tomar prolija nota de lo que se planteó en este evento, puesto que, al analizarse las tendencias en curso, surgen con claridad los principales desafíos que el país tiene por delante.


El Congreso se planteó siguiendo un orden coherente, empezando por el análisis del contexto mundial, que condiciona claramente las estrategias nacionales en cuanto a sus prioridades y sus posibilidades concretas. Resulta imprescindible un diagnóstico adecuado sobre el curso de la economía mundial para el diseño de estrategias de desarrollo exitosas.

Lo que se debatió

El replanteo que surge de las deliberaciones del Congreso es convergente con el que se está formulando desde diversos ángulos de la opinión más seria: aparece como un punto de partida la reflexión de qué debemos plantearnos frente al mundo consolidando la alianza regional Mercosur, en cuyo ámbito encuentren vías concretas de expansión productiva y de equidad creciente los países que lo componen, empezando por la corrección de las gruesas asimetrías que se observan en su seno. Salir al mundo con la marca Mercosur supone que cada parte (cada pueblo y cada gobierno) canalice allí sus mejores esfuerzos y obtenga claros avances favorables para su propia situación social y económica.


El historial en la coalición, ahora aumentada con Venezuela, no exhibe claros avances en ese sentido. Es decir, se advierte la importancia del instrumento, pero no arroja todavía resultados suficientes respecto de las expectativas depositadas en él.


La crisis de los años 2001-2002 implicó una impactante toma de conciencia para quienes creían que el país había encontrado un sendero de progreso. Las recomendaciones conocidas como el Consenso de Washington, que en nuestro país se aplicaron sin suficiente evaluación crítica, tuvieron como resultado la acentuación de nuestro retroceso relativo.


Es lamentable que hayamos tenido que pasar por ello para admitir que el desarrollo es una prioridad y que crear empleo y ensanchar la producción son las bases para satisfacer las necesidades de la población. El debate sobre el modelo productivo fue muy claro al respecto: es necesario mantener los logros actuales, acentuando la producción de manufacturas de origen industrial (sin por ello dejar de apoyar las de origen agropecuario), que permita una mayor diversificación de las exportaciones cada vez con más alto valor agregado.


Ligado con lo anterior, resulta indispensable la total recuperación del sistema financiero y el desarrollo del mercado de capitales, que permita la adecuada canalización de las inversiones necesarias que consolide en el mediano y largo plazos las tendencias actuales.

La agenda pendiente

Ahora, cuando el pozo más profundo de la crisis ha quedado atrás (pero no sus secuelas), hay que evitar el riesgo de caer en el triunfalismo y el error que éste entraña: creer que se está haciendo lo que corresponde con sólo aprovechar el estímulo que genera una nueva paridad cambiaria, más favorable para la producción local y las exportaciones.


El análisis del mercado laboral y de la situación social fue muy elocuente. No debemos engañarnos: incluso con la mejora en los índices de empleo, que el gobierno anuncia como un gran avance, el desempleo todavía sigue siendo muy alto y, además, el 44 % del empleo es en negro, con lo que eso significa en términos de precarización de la clase trabajadora.


Por otra parte, la distribución del ingreso es mucho más inequitativa que hace una década. La política de los 90 generó más pobres e instaló lo que se conoce como "pobreza estructural", es decir, la existencia de sectores que ya no se esfuerzan en encontrar trabajo ni pueden educar a sus hijos como aspiraciones básicas. El trabajo precario y la baja productividad de la economía son fenómenos que se presentan asociados en nuestra realidad nacional. Ambos hechos conviven con los segmentos altamente tecnificados que viven hoy un momento propicio para los negocios.


La solución es bien difícil, puesto que la modernización tecnológica prescinde de la mano de obra menos calificada. Allí es donde una acción estatal es insoslayable para crear condiciones genuinas de empleo. Pensar que éste es un tema que se resuelve con asistencialismo sería admitir una degradación del pensamiento científico en materia económica y social que lleva ya milenios de desenvolvimiento y ha alcanzado niveles muy altos en la comprensión de los fenómenos humanos.


Las soluciones técnicas existen y de ello el 7º Congreso ha dado pruebas conceptuales bien claras. Pero se requiere, no sólo en los núcleos políticos, una visión caracterizada por la grandeza para aplicar soluciones eficaces.


A modo de cierre, quizás convenga recordar la importancia asignada a la educación como palanca para contribuir al desarrollo, destacando que el ministro Filmus enfatizó lo relevante que significa que la educación haya sido el tema elegido para la apertura de un congreso de economía. No fue una casualidad, pues ello está en el núcleo de las propuestas que hace siempre el Consejo.

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