La tarea de los
profesionales en Ciencias Económicas en el ámbito del comercio exterior puede llegar a
ser una de las más ricas, entretenidas y divertidas a la hora de trabajar. Sin duda,
requiere de mucha imaginación, aunque también tiene su costado "duro": la
persona que allí se desempeñe debe estar preparada para responder al máximo y sortear
los desafíos que impone el sector.
La Comisión de Estudios sobre Comercio Exterior y Organizaciones Regionales del CPCECABA
comenzó sus actividades allá por 1985. Aquel era otro país y la economía era otra.
Hoy, 21 años después, las perspectivas de trabajo no solamente se han ampliado, sino que
la mayoría concuerda en que el panorama será favorable en el futuro.
Tres integrantes de la Comisión, los doctores Josué I. Berman (presidente), Carlos
Álvarez y Laura Aira, coincidieron en que es clave fijar un nicho dentro del ámbito del
comercio exterior. Así como las PyME deben definir bien qué mercado abastecer y de qué
productos, los profesionales también deben saber concentrarse en un determinado rubro.
Desde la Comisión, se trata de brindar asistencia y ayuda en muchos otros temas.Universo Económico: ¿Qué tareas desarrolla la Comisión?
Josué Berman: La gente se acerca a las distintas áreas de inserción y,
a medida que evoluciona su especialidad, la Comisión le va haciendo una especie de
acompañamiento. A veces el proceso es discontinuo, otras veces es más sostenido. La
gente encuentra un apoyo, un ámbito donde intercambiar experiencias, traer dudas, hacer
aportes. Todo esto tiene un esfuerzo personal muy grande. Mi experiencia me indica que,
independientemente de los aportes de los profesores y expositores, lo que termina siendo
muy rico es el debate que se genera entre los mismos participantes más allá de sus
títulos.
Carlos Álvarez: Yo siempre digo que el comercio exterior es como una
artesanía. Primero porque es multidisciplinario. Uno se puede dedicar a una de las
múltiples tareas que envuelven este sector: comercialización, transporte, seguros,
bancos, finanzas, asesoramiento individual, sector público, empresas. Segundo, es
artesanía porque se aprende todos los días algo nuevo. Esto es como les ocurre a los
artistas o los músicos, que, antes de un espectáculo o un concierto, repasan algunos
conceptos. Es muy importante por lo tanto el maestro que se tiene. Uno, cuando viene
aquí, no es que se encuentra con maestros, pero sí con formas de preguntar o pensar que
son útiles para luego trabajar. Contactos, instituciones, son elementos que es posible
encontrar acá.
Laura Aira: Por ejemplo, yo ingresé participando con una compañera
porque me propusieron hacer un trabajo sobre PyME y el comercio exterior. Nos interesó
sobremanera porque siempre trabajamos con PyME, viendo que el pequeño y el mediano
empresario ven el comercio exterior como una gran oportunidad, pero luego no se ven a sí
mismos afrontando las demandas del exterior. A veces salen de manera impulsiva y mueren en
el intento. Hicimos un trabajo planteando propuestas superadoras para que estas firmas
pudieran exportar.
UE: ¿El hecho de que no
haya habido una política exportadora sostenible durante tanto tiempo influye en el
desempeño de los empresarios?
JB: Eso tiene que ver con la pendularidad de las políticas económicas. Mas
allá de que se declare que un cierto año es "el año de la exportación" y
todos los papeles lleven un sello con esa frase, nunca se implementó el comercio exterior
para apalancar el crecimiento de la economía. Más bien, siempre se rindió homenaje a
algún becerro de oro como el 1 a 1, el equilibrio fiscal, y el comercio exterior fue
arrojado al sacrificio.
Entonces, de cierta manera, la evolución de este sector fue quedando como un elemento
residual en función de los objetivos de aquel momento. A pesar de eso, si bien el tema de
la artesanía es una manera de acceder al conocimiento y la experiencia, nosotros tenemos
que asumir una visión lo más rigurosa posible desde el punto de vista de la realidad. A
partir de ahí, desarrollar las herramientas y las tecnologías para que puedan ser usadas
por los profesionales, empresas, estados y organizaciones intermedias. El Consejo, a
través de esta Comisión, ha sido representado en la Chancillería y tiene actividades
permanentes, desde su creación, en la Fundación del Premio Nacional a la Calidad y en el
Organismo Argentino de Acreditación, que es una asociación creada en cumplimiento del
sistema de normas, calidad y certificación. Nosotros hemos enfocado nuestra visión desde
dos puntos de vista: por un lado, la necesidad de que el comercio exterior se asiente
sobre una base de calidad y certificación internacional, y, por el otro, como un
resguardo del ámbito de ejercicio profesional.
UE: ¿Los profesionales
están hoy preparados para abordar estos desafíos?
JB: Más que poner énfasis en qué debilidades tiene un profesional egresado
de una carrera de grado, sería importante subrayar que hoy se complementa la formación
que se recibe en el grado, en los aspectos específicos, con el comercio exterior. El
posgrado que yo dirijo en la UBA tiene una buena convocatoria. Se trabaja con cupo lleno y
cursan muchos extranjeros. Veo que las instituciones educativas han respondido a estas
demandas creando posibilidades de especialización, ya sea con carreras de grado o con
maestrías.
LA: Veo que en la Universidad hay
cátedras y cursos que se dan cuenta de los baches que tiene nuestra formación y entonces
ofrecen algún tipo de respuesta. Hay seminarios que enseñan estos conceptos tomando
conciencia de que desde el grado también hay fallas.
JB: Desde la Comisión tratamos de
atender las demandas, en la medida de las posibilidades, por medio de las actividades
científicas y técnicas. Los talleres son una rápida introducción a la práctica. En
este momento, estamos organizando un curso con la Secretaría de Industria, abierto para
los profesionales, donde intervienen personas capacitadoras de esta Comisión y también
otras de la Secretaría de Industria. De todas formas, es un curso que estará abierto
para cualquiera de nuestros profesionales.
UE: ¿Cómo funciona la
Comisión?
CÁ: El año pasado cumplimos 20 años. En una primera etapa teníamos
subcomisiones y muchos inscriptos. En aquel momento venían muchos colegas a ver qué
podían aprender; lo hacían un poco motivados por la promulgación de la Ley de
Promoción de Exportaciones, que fue sancionada en los 80. Luego vino la década del 1 a
1, en la que la actividad fue bastante difícil porque lo único que se necesitaba saber
era algo de comercialización. Como bajó la actividad, bajaron las regulaciones, y los
despachantes de aduana terminaron haciendo muchas actividades que realizaban los asesores.
En los últimos tres o cuatro años, se ha ido incorporando mucha gente joven, que, si
bien tiene la voluntad de aprender, también está más ocupada con el trabajo. Asimismo,
participamos de actividades. Por ejemplo, vamos a un encuentro federal con gente de
Córdoba y Rosario, que se hace una vez por año.
JB: En noviembre vamos a tener
nuestro Simposio Bienal de Comercio Exterior. Como en cada oportunidad en que se celebra,
nos vamos a preocupar de los aspectos más relevantes en la materia que se justifican para
la oportunidad. Este año vamos a apuntar a la definición de los futuros escenarios, las
posibilidades para el sector privado, sin dejar de enfocar cuál es la intervención
correspondiente al rol del Estado. Lo que el sector público haga no resulta neutro.
UE: ¿Qué hacemos con esta
temática de apoyar a las PyME en el comercio exterior?
LA: Cuando la PyME quiere exportar es porque está viendo una oportunidad
allí para realizar un buen negocio. Generalmente tiene una visión de corto plazo; viene
con la idea de hacer una diferencia en el momento y, si luego se corta, "no
importa". Yo les digo dos cosas siempre. Primero, que al principio no van a sacar
rentabilidad. Segundo, si quieren exportar, que empiecen a ver el mercado externo como
algo serio, porque deben tomar un compromiso. No se puede hacer una exportación de mala
calidad. Si la empresa tiene intención de salir al exterior, debe ser seria, no en el
sentido de que debe prometer una calidad premium; puede prometer una calidad intermedia y
cumplir. Eso está perfecto. El tema es no cumplir con lo prometido. Eso les hace mal a la
empresa y al país, porque crea una mala imagen.
UE: ¿Cómo está el tema de
los bancos y el ámbito del comercio exterior para los profesionales?
CÁ: Desde el punto de vista bancario, el comercio exterior se facilitó en los
90. Se eliminó toda una serie de normas que tenían que ver con la restricción para los
pagos, montos, exigencias de documentación, plazos mínimos, plazos máximos. Eso
también hizo que se fuera toda una camada que ya no se necesitaba: eran los especialistas
en análisis de normas y en su confección. A partir de 2001 y 2002 tuvo que aprender un
montón de gente que no tenía experiencia alguna acerca de estos temas. Hoy en día, los
especialistas con experiencia de hace décadas están desconcertados ante cualquier nueva
norma. El panorama ha cambiado bastante en los últimos años. Por otro lado, hay que
tener en cuenta que hoy para muchos bancos es más negocio brindar créditos prendarios o
hipotecarios que para el comercio exterior. En la actualidad, no hay financiamiento desde
las entidades y eso complica el panorama. Las áreas de comercio exterior de los bancos se
están reformando.
JB: Igualmente, las oportunidades
siguen estando para nosotros. Por ejemplo, en cuanto al tema de la complejidad, de las
especializaciones tan diferentes que tienen que ver con los costos, o con la
participación en ferias, o con un contrato de compra-venta, o con aspectos jurídicos,
financieros, legales. Entonces esto es un gran tesoro, una especie de reservorio adonde
los profesionales podemos acudir. Tratándose de un fenómeno multidisciplinario tan
complejo, el mensaje debe ser: las armas están, son muchas, y debemos apropiarnos de
ellas para salir a trabajar.
CÁ: Por supuesto, podemos ser
excelentes coordinadores de comercio exterior. Con una visión de cada uno de estos temas,
con un approach en cada especificidad, podemos manejar un equipo de especialistas. Está
ocurriendo mucho en el gerenciamiento de consorcios. Se trata de coordinar la actividad de
los empresarios. La voluntad de aprender es lo más importante en esta artesanía, y eso
es fundamental si se sabe aprovechar. Hoy hay mucha gente joven que ya empieza asesorando;
antes no eran tan así. En ese sentido, hay una buena oportunidad. |