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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 83 - Febrero 2007

Según un estudio privado
La Argentina, todavía un destino competitivo

A pesar de los aumentos en los precios de los distintos servicios turísticos, el dólar alto sigue siendo un fuerte atractivo para la entrada de los turistas extranjeros aunque se convierte en una barrera de salida para los argentinos.

Para medir el impacto de este escenario, Ecolatina realizó un
ejercicio que exhibe claramente el margen de competitividad que todavía presenta la Argentina, en términos generales, para seguir atrayendo turistas con este tipo de cambio. Claro que hay una mala noticia: a los argentinos cada vez les cuesta más llegar a destinos como Miami o Europa.


Desde 2001, los argentinos tuvieron que asimilar una inflación de 147% en el sector turismo, que fue parcialmente compensada por un aumento en los salarios cercano al 90%. Esto quiere decir que el poder adquisitivo de los argentinos para irse de vacaciones disminuyó 23,5%. Por ejemplo, quien en 2001 podía tomarse 10 días de vacaciones con su salario, en la actualidad puede afrontar algo menos de 8. Si eligiera un destino internacional, el deterioro sería mucho más notorio, ya que sólo podría solventar 5 días.


Por el contrario, dado que el peso se mantuvo devaluado, el turista extranjero vio cómo su ingreso en pesos se fue incrementando: desde 2001 registró una mejora del poder adquisitivo en pesos posdevaluación de 56%. Siguiendo con el ejemplo anterior, un turista del exterior puede ahora costear 6 días más que en 2001 si elige pasar sus vacaciones en un destino argentino.


Para hacer este ejercicio, se incorporó el efecto del aumento del salario de los turistas (tanto de los argentinos como de los extranjeros), la evolución del tipo cambio peso/dólar y la inflación en el sector (precios de hoteles, transportes, comidas).


El trabajo de la fundación que creó Roberto Lavagna señala que, a partir de la recomposición de los ingresos de los argentinos, el turismo nacional cobró mayor relevancia: “La recomposición salarial y del empleo en un contexto de claras ventajas de costos alimenta una fuerte expansión de la demanda que se concentra en los meses de julio y enero”. Esta situación ejerce una mayor presión para que suban los precios debilitando, en algunos casos, las ganancias obtenidas por la devaluación del peso.


Ecolatina marca que el proceso de convergencia a los precios internacionales depende del segmento de consumo bajo análisis. En los premium (turismo de alto poder adquisitivo), el ajuste es muy acelerado porque a una misma oferta converge tanto la demanda nacional de ingresos medios- altos y altos, y el turismo extranjero. Además, este tipo de oferta se caracteriza tradicionalmente por competir sobre todo por calidad de servicio y no por precio. Un ejemplo de ello puede ser un destino como la visita a los glaciares en la Patagonia.


Por el contrario, la oferta destinada a los segmentos de menores ingresos tiende a ajustarse a la capacidad de consumo del turista con mayores restricciones de presupuesto. En este target aún se registran ventajas frente a otros destinos internacionales (un ejemplo es la Costa Atlántica, donde hay opciones para distintos presupuestos).


A nivel agregado, desde 2002 hasta 2006, los precios del turismo aumentaron siempre por encima del IPC. Incluso en 2003 y 2004 crecieron a más del doble. De esta manera, desde la devaluación hasta 2006, la inflación en turismo acumula 147%, muy por encima del índice general, que subió 81%.


En 2006, aún bajo la política de acuerdos que impulsó el Gobierno, los precios del rubro turismo aumentaron 17,9% frente al 9,8% del IPC. Las mayores alzas acumuladas en el período se registraron en excursiones y paquetes turísticos (223%), y transporte (150%) mientras que el costo del alojamiento para los segmentos medios subió 91%.

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