Para la
ejecutiva del Grupo Los Grobo, las mujeres son más detallistas y buscan más consensos a
la hora de trabajar. Cree que es fundamental que los equipos de una empresa sean mixtos
porque ello enriquece las visiones. Economista de formación, piensa que los profesionales
en Ciencias
Económicas carecen por lo general de un sólido conocimiento del sector agropecuario y
por ello a veces resulta difícil su inserción laboral.
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Autora:
Dra. Celina Boccazzi
Coordinadora periodística de Universo Económico. |
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Andrea Grobocopatel es
economista y trabaja en el Grupo los Grobo. Su cargo es directora ejecutiva encargada del
área regional. Antes de atender a Universo Económico se encontraba a
punto de partir al Paraguay por motivos de trabajo. Pero antes de ello tenía otro viaje,
mucho más corto, aunque no menos importante: a su casa, donde la esperaba una de sus
hijas. Práctica, como la mayoría de las mujeres, Grobocopatel dice que siempre trata de
llevarse consigo a uno de sus cuatro hijos de viaje; de ese modo aprovecha a pasar más
tiempo con ellos.
Graduada en 1984, enseguida se fue a trabajar a Carlos Casares, sede del grupo que
administra doce empresas y emplea a 400 personas. Alrededor del 30% de los empleados son
mujeres.
Siempre supe que terminaría trabajando allá, dice Grobocopatel. La historia
personal de su formación como profesional estuvo siempre signada por alguna disputa
interna entre qué carrera elegir. Primero, porque su padre quería que estudiara para
Contador Público y ella eligió Economía. Segundo, porque, cuando empezó a trabajar, su
oficio fue más de contador que de economista: Mi vocación por la economía se
frustró a la hora de entrar a la empresa.
Después de muchos años, ahora vuelvo a encontrarle sentido a la Economía.
UNIVERSO ECONÓMICO ¿CÓMO DECIDIÓ
ESTUDIAR ECONOMÍA?
ANDREA GROBOCOPATEL Mi padre estaba construyendo una empresa familiar
agrícola y yo sabía que terminaría trabajando en Carlos Casares. Mi papá prefería por
aquel entonces que yo estudiara para Contador Público, pero, como en el colegio no me
había gustaado la contabilidad, había descartado de lleno esa opción. Por lo tanto fui
a la facultad pensando que iba a estudiar para Licenciado en Administración, pero, cuando
me topé con Economía, me encantó y así me incliné por esa carrera. Me gustaba la
visión y la amplitud mental que te transmite la carrera. Más tarde, cuando la realidad
era que tenía que volver a Carlos Casares, me di cuenta de que iba a ser difícil
desarrollarme como economista en el Interior y quise empezar Administración de Empresas.
Justo en ese momento mi padre y mi hermano estaban comenzando un proyecto de empresa, al
cual me acoplé inmediatamente y eso me hizo dar cuenta de que tendría que haber
estudiado para Contador Público (risas). En conclusión: cuando empecé a trabajar, fui
más contadora que economista. Con el tiempo aprendí toda la parte contable y la verdad
que me encantó.
UE COMO MADRE, ¿ABANDONÓ SU TRABAJO
PARA ATENDER A LOS CHICOS?
AG Nunca abandoné, fui intercalando siempre. Cuando estoy en el medio del
trabajo, de repente atiendo el llamado telefónico de mis hijos, voy corriendo al colegio
o a casa, y vuelvo al trabajo. En ese sentido creo que las mujeres tenemos esa habilidad
que yo, por suerte, pude desplegar: salgo de un tema, me meto en otro y vuelvo a lo que
estoy haciendo. Nunca quise cortar porque siempre creí que era un retroceso en mi
profesión. Si yo cortaba, perdía lugar no solamente dentro de la compañía, sino como
profesional. En algún momento me sentí confundida por una cierta persecución de mi
mamá. Sucede que ella fue una persona que siempre nos atendió muy bien y gracias a ella
somos buenos profesionales. Siempre me decía que estaba poco en casa y con mis hijos. Y,
a pesar de que me defendía a mi misma contestándole mamá son otras épocas,
por adentro yo pensaba que mis hijos no estaban teniendo la misma mamá que yo tuve.
UE ¿CÓMO ES TRABAJAR EN UNA EMPRESA
FAMILIAR?
AG Nosotros siempre tuvimos algo muy bueno y es que mi padre
fue una persona muy abierta. Cuando tomó la decisión de separarse de su hermano en el
negocio, fue para darnos mayor espacio a nosotros, sus hijos, para desarrollarnos. Veía
que estábamos bien formados, éramos profesionales e innovadores. La estrategia de él
fue probarnos y abrirnos el camino de a poco. Un día, por ejemplo, venía y
te decía: Mirá, yo con la parte contable no quiero saber nada más. Encargate vos
de ahora en más. Y listo. Así, poco a poco, iba cediendo responsabilidades. En ese
aspecto fue importante para mi crecimiento profesional. Hoy se dedica a cuestiones más
estratégicas y algunas operativas.
UE HAY UN CONCEPTO INSTALADO QUE DICE
QUE CUANDO UNO TRABAJA EN UNA SOLA EMPRESA, Y MÁS SI ES FAMILIAR, SE PIERDE LA VISIÓN
MÁS GENERAL Y EL CONTEXTO QUE LO RODEA. UNO VIVE CONCENTRADO SOLAMENTE EN SU EMPRESA.
¿CÓMO VE ESA IDEA?
AG Yo creo que es un poco así. Acá siempre decimos que crecemos con
tensiones creativas. Está siempre esa tensión entre mirar adentro y ocuparse del día a
día, y detenerse sobre la estrategia y mirar lo global. Para remediar esto fue muy
interesante la incorporación de otras mujeres, como mi cuñada, por ejemplo. También
estamos siempre leyendo y revisando conceptos nuevos. Y de repente nos dimos cuenta de que
estábamos haciendo cosas que después aparecen en los manuales y libros de management.
UE ¿CÓMO ESTÁ VIENDO LA INSERCIÓN
DEL PROFESIONAL EN EL SECTOR DEL AGRO, QUE VIVE UN BOOM HOY EN TODO EL PAÍS?
AG La inserción no es tan sencilla. En nuestro caso, cuando la empresa era
pequeña, no necesitábamos un economista, sino más bien un contador o un licenciado en
Administración
de Empresas. Pero, con el crecimiento, la opción del economista se fue haciendo no
solamente más interesante, sino hasta necesaria: él es capaz de evaluar proyectos y
tiene una mirada de mediano plazo que hace falta para una empresa de mayor envergadura.
Creo que el sector agrícola es difícil de entender. Al adaptarse muy rápido a los
cambios, es un sector innovador, y eso a veces le cuesta comprenderlo a la profesión
tradicional. Por eso es importante que el contador no sea sólo contador de balance, sino
que además pueda entender el negocio y ayudar a la información de gestión que está
necesitando el empresario. No es fácil encontrar contadores que le agreguen valor al
administrativo de la empresa. Cuando buscamos contador para la empresa, nos fijamos mucho
en la experiencia que tenga en el sector. Observamos si entiende sobre los cultivos en
crecimiento, sobre el tema de arrendamiento
Esto no es una industria tradicional, no
es una empresa de servicio.
UE ¿CREE ENTONCES QUE DEBERÍA HABER
UNA TENDENCIA A CONSEGUIR UNA ESPECIALIDAD EN LAS CARRERAS? PORQUE LA EXPERTISE QUE
MENCIONA SE CONSIGUE SOLAMENTE TRABAJANDO EN UNA EMPRESA DE ESTAS. QUIZÁ SERÍA
IMPORTANTE TRABAJAR DESDE LOS POSGRADOS.
AG Totalmente de acuerdo. Al contador deberíamos enseñarle un poco más de
agronomía. Así como pretendo muchas veces que los ingenieros agrónomos sean más
prolijos y hagan un esfuerzo para entender los números, los contadores deberían ser más
agrónomos para ser un buen soporte en la empresa y brindar un buen servicio. Por ejemplo,
la tecnología va acompañando y debe hacerse una correcta contabilización de esos
procesos.
UE ¿EL HECHO DE SER MUJER LA AYUDÓ MÁS A ACOMPAÑAR LOS PROCESOS CREATIVOS?
AG Reconozco que soy creativa, pero, si tuviera que definir una
característica mía, diría que soy tranquila para enfrentar los cambios. No sé si eso
es condición de mujer, pero sí me doy cuenta de que para adaptarme a los cambios me
gusta que primero esté todo ordenado y luego sí vamos hacia adelante. Creo que la
diferencia está en que las mujeres somos más detallistas por lo general y, además,
buscamos más consenso en las decisiones. Me parecería fantástico que todas las empresas
tuvieran mujeres. La forma en que vemos las cosas es distinta. No hago distinción de
género; hay mucha creatividad de los dos lados. Pero lo que digo es que ayuda tener
visiones complementarias, ya que es algo que enriquece mucho. |
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