Javier
Alvaredo ha sido uno de los gurúes de la City más renombrados en los últimos años.
Representa la nueva generación de economistas que apenas pasan de los 40 años y fue uno
de lo que más veces ha encabezado el ranking de pronósticos que elabora el Banco
Central, según demuestran las estadísticas. En este artículo analiza cuáles son a su
juicio los temas en los que la Argentina podría avanzar en los próximos meses para
continuar consolidando el actual proceso de crecimiento económico. Propone desarrollar un
mercado local de capitales y reflotar el tema de la deuda con el Club de París. También
aporta un pronóstico sobre la economía para 2007.
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Autor:
Dr. Javier Alvaredo
Director y socio de la consultora MVAS |
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La Argentina tendrá
otro buen año. Es un buen momento para consolidar lo realizado, pero también para
avanzar en otros aspectos.
Con una economía que en 2007 seguirá creciendo bajo un impulso muy parecido al de los
años previos, es posible ponerse a pensar en cuestiones de más largo aliento. El
desarrollo de un mercado de capitales propio y encarar algunos aspectos pendientes de
resolución de la deuda pública podrían significar importantes avances en esta carrera
por conseguir una Argentina cada día mejor.
Desde hace algún tiempo, y desde mi espacio, vengo sosteniendo que habría que aprovechar
este buen momento financiero y el boom de los mercados locales para sentar las bases a fin
de desarrollar un mercado de capitales local orientado al financiamiento de la inversión
del sector real. En ese sentido, las AFJP tienen un rol importante que jugar, favorecidas
por el proceso de desendeudamiento del sector público.
A diferencia del pasado, hoy existe en nuestra coyuntura un elemento antes ausente: la
presencia de inversores institucionales locales, encabezados por las AFJP, que, en parte
por encontrarse regulados, no llevan sus ahorros al exterior, dando así margen para que
un volumen importante de financiamiento se vuelque el mercado doméstico. Además se suman
tres elementos que favorecen aún más esta oportunidad: una ANSES superavitaria, una
situación fiscal sólida y un horizonte financiero del sector público holgado gracias a
la reestructuración. Todo esto genera un espacio importante para que esta vez los
recursos de las AFJP se dirijan al sector privado, en especial al productivo.
La experiencia chilena, que en términos de inversión ha sido muy exitosa, se muestra
como un buen espejo donde mirarse. El sistema de AFP chileno maneja fondos por un monto
equivalente al 60% del PBI, mientras que el nuestro (con una antigüedad menor) mueve el
12% del PBI. Según estimaciones con las que trabajamos en la consultora, en 10 años, los
fondos administrados por las AFJP alcanzarían el 22% del PBI para estabilizarse en 30% en
20 años. Si, en cambio, la tasa de aportes personales volviera a su valor histórico del
11% (en línea con la experiencia internacional y necesario para poder generar una tasa de
sustitución del salario activo más acorde con un nivel de vida digno de los jubilados),
los fondos administrados treparían al 30% del PBI en 10 años para luego tender a un
nivel cercano al 55% del PBI en 20 años.
¿Cuál sería el impacto de esto
sobre la economía de los argentinos?
Si el flujo neto de fondos administrados por las AFJP alcanzara entre dos y tres puntos
porcentuales del PBI (con aportes al 11%), esos flujos podrían servir para financiar el
10% de la inversión total y superior al 25% si se trata de inversión en equipo durable.
Otra ventaja de contar con fondos de pensión es que el horizonte de inversión de dichos
fondos tiene un plazo cercano o mayor de los 15 años, lo cual calza muy bien con
proyectos de inversión de larga madurez, como los energéticos.
La pregunta que cabe hacerse es por qué las AFJP no están pudiendo invertir sus fondos
administrados en el sector privado, y la respuesta hay que buscarla en la ausencia de una
moneda que permita celebrar contratos de largo plazo sin que alguna de las partes quede
expuesta a un riesgo financiero elevado.
En la experiencia chilena esa dificultad se salvó a través de la introducción de las
unidades de fomento (UF), que permitieron actualizar el capital invertido de acuerdo con
la evolución de la inflación. En la Argentina, una posibilidad sería permitir ajustar
el capital en relación con el valor de un producto determinado.
París, París...
Otro tema que sería bueno encarar en el futuro cercano es el de la deuda con el Club de
París y los holdouts. En este último punto, están dadas las condiciones para que el
Gobierno, por intermedio de una propuesta más desfavorable que la de la reestructuración
(es decir, en línea con la Ley Cerrojo), pueda concitar un grado de adhesión suficiente
que lleve a la participación en niveles por encima del 90%. Lograr tal objetivo sería un
avance cualitativo importante que al mismo tiempo mejoraría la imagen internacional del
país, lo cual permitiría darle aún más brillo a la increíble recuperación que
protagonizamos. Si eso se lograra, creemos que están dadas las condiciones para que
disfrutemos de un período de crecimiento de largo plazo saludable.
Respecto a la situación macroeconómica, para 2007 no veo grandes problemas. Si bien la
inflación es un riesgo, el tema es manejable. Por un lado, la política monetaria viene
acomodándose en una instancia más contractiva, mientras que, por el lado de la política
fiscal, una recaudación tributaria que crece al 25% deja margen para acomodarla en
cualquier momento sin costos en términos políticos.
Ante la pregunta de si las elecciones traerán algún ruido, pienso que puede haber algo
de incertidumbre respecto del resultado de las elecciones si se da el siguiente panorama:
Roberto Lavagna afianzado en una coalición política sólida y un acuerdo táctico con
otras fuerzas, y Cristina Fernández de Kirchner encabezando la boleta oficial.
El año electoral va a ser interesante porque el Gobierno probablemente se vea en una
situación difícil en provincias importantes. Más allá de todo esto, en MVAS no vemos
nubarrones con la campaña, teniendo en cuenta que el principal riesgo viene por el lado
de la inflación dado el impacto que tiene en los sectores de más bajos recursos. La
fuerte entrada de capitales que se está produciendo probablemente haga que el Tesoro
tenga que salir a ponerle el hombro al Banco Central en la tarea de sostener el tipo de
cambio y ello, de algún modo, puede significar un mayor ahorro fiscal. De nuevo, con
recursos que crecen al 25%, eso no es para nada complicado. Puesto de otro modo: no
compartimos la visión de que el gasto se vaya a disparar por las elecciones.
Están dadas las condiciones para que la Argentina siga creciendo en los próximos años
más allá de quien sea el presidente. No creo en aquel argumento que dice que el país
creció en estos últimos años gracias a la suerte que vino, producto del buen escenario
internacional. Negar que la suerte ayuda sería una necedad, pero poner mucho énfasis en
eso me parece que es incorrecto. Chile, por ejemplo, tuvo diez veces más suerte (los
términos de intercambio mejoraron 70% vs. 7% de la Argentina) que nosotros. Otro ejemplo,
Brasil enfrentó un contexto muy similar al nuestro y sin embargo le cuesta bastante
crecer. Siguiendo con Brasil, es un factor externo que en el pasado jugó muy a favor y en
el último tiempo estuvo ausente.
Conclusión: creo que una de las enseñanzas que no hay que olvidar de la crisis es que
deben evitarse los desequilibrios y los excesos. De todos modos, según mi opinión,
la Argentina está condenada al éxito. |
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