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Autor:
Dr. Humberto Ángel Gussoni
Presidente del CPCECABA |
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Culmina una etapa en
la vida del Consejo y comienza otra nueva. En esta gestión nos propusimos cumplir
aquellas promesas que habíamos anunciado más los objetivos que fueron surgiendo en el
camino.
Mientras la mayoría de ellos fueron alcanzados, otros se encuentran en ejecución. Así
como sucede en la vida profesional y personal, lo que queda por hacer siempre es mucho.
Máxime cuando se trata de un lugar como el Consejo.
La cantidad de temas nuevos y metas a superar se multiplican día tras día cuando
hablamos de la institución más importante de Sudamérica en su tipo.
Cuando asumimos, hace tres años, el país se encontraba en un proceso de recuperación
luego de la caída de 2002. La agenda pública estaba dominada por temas propios de un
país en crisis más que en recuperación. A partir de este convencimiento nos pareció
necesario participar del debate público llevando a cabo capítulos del Foro para el
Estudio de los Problemas Argentinos, por donde desfilaron importantes personalidades del
quehacer nacional: miembros del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, del Poder
Judicial, integrantes de ONG, intelectuales y destacados académicos.
Un país en desarrollo como el nuestro no solamente avanza atendiendo las necesidades más
inmediatas de su población. Tal vez ello sea pertinente en una etapa de emergencia como
la vivida seis años atrás. Pero es necesario que los argentinos emprendamos de una vez
por todas la construcción de consensos que posibiliten brindar nuestras energías en pos
de un país moderno y socialmente equitativo.
Durante nuestra gestión, el Consejo cumplió su 60º aniversario. La agenda de 2005
estuvo nutrida de eventos y actividades que conmemoraron tan emotiva celebración y que
culminaron con la realización del Primer Congreso Metropolitano de Ciencias Económicas.
Este suceso se reeditará en noviembre próximo cuando tenga lugar su segunda edición. La
clave para recordar y repetir acontecimientos de este calibre es hacer todo lo que esté
al alcance de nosotros. Solamente de esa forma los actos realizados por el Consejo
cumplirán con el objetivo de agregar valor a los matriculados.
Los eventos de nuestra Institución persiguen una finalidad básica: jerarquizar las
profesiones de las Ciencias Económicas y asesorar a los poderes públicos en materias que
les son propias; organizar eventos académicos, pero también brindar servicios de salud,
asistenciales, turísticos, de empleo, deportivos, culturales, de mediación y arbitraje,
entre otros.
Los desafíos son permanentes, ya que no sólo la realidad profesional ha cambiado sino
que la comunidad que la integra es cada vez más capacitada y competitiva. Incluso la
competencia con otras profesiones es mayor y la globalización trasladó estos desafíos
fuera de las fronteras. La capacitación es la única salida que todos reconocen como la
más exitosa para legitimar nuestro trabajo en el tiempo.
A lo largo de estos tres años se organizaron el 11° Congreso Tributario, los primeros
tres Encuentros de Jóvenes Profesionales, se creó el Fondo Editorial del Consejo
(Edicon), se consolidó la gestión al lograr la certificación de normas ISO, se
organizó el Centro de Investigaciones. Asimismo, se firmó un convenio de reciprocidad
con la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, y de esa forma se enriquecieron las
relaciones con la institución donde se forma poco menos que el 70% de nuestros
matriculados.
Se llevaron a cabo tareas conjuntas con la Federación de Consejos Profesionales, que
culminaron con la unificación de las normas contables y la sanción de la norma técnica
sobre prevención de lavado de activos de origen delictivo. En ambos casos se efectuaron
numerosas reuniones académicas de difusión.
No puedo dejar de mencionar los intentos por comprometer al Consejo en juicios resonantes
a partir de tareas periciales de parte. El Consejo ha actuado totalmente apegado a sus
normas de funcionamiento y al conocimiento de los hechos en cada momento. El Tribunal de
Ética Profesional funciona con normalidad y atiende con la ecuanimidad que corresponde
los numerosos casos que le son presentados. Este Tribunal no es ni será, salvo que se
apueste a desnaturalizar nuestra Institución, moneda de cambio electoral. Tiene que
seguir ajeno a cualquier manipulación, como lo está tradicionalmente; por consiguiente,
sus integrantes serán elegidos por la calidad y prestigio de los candidatos.
El crecimiento futuro del Consejo dependerá de la tarea coordinada entre los
matriculados, el personal y los dirigentes. Desde hace muchos años, existe una matrícula
ávida por utilizar nuestras prestaciones y un personal que merece nuestro reconocimiento
por su tarea: son indispensables para el correcto funcionamiento de la Institución.
Con respecto a la dirigencia, sólo digo que en la dedicación y la vocación para que el
Consejo conserve su prestigio está nuestro destino. Estas enormes instituciones se
construyen con el esfuerzo de cientos de colegas durante muchos años, pero pueden
comprometerse en muy poco tiempo.
Los cuerpos directivos de la Institución, donde estuvo representada la minoría -la Mesa
Directiva, el Consejo Directivo, el Tribunal de Ética Profesional y la Comisión
Fiscalizadora-, cumplieron el cometido que la ley 466 les impone. Para ello superaron los
disensos que la pluralidad democrática debe admitir.
En pocos días más, y como ha ocurrido desde siempre con la periodicidad que corresponde,
la matrícula elegirá nuevas autoridades del Consejo para los próximos tres años.
Aspiro a un debate de ideas y propuestas, al cabo del cual seamos capaces de elegir la
mejor opción disponible.
Con todo respeto, un fuerte abrazo para todos y los mejores anhelos de éxito profesional
y personal. |
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