Como es habitual en
los almuerzos del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, destacados actores de la política local acuden periódicamente para
conversar y debatir sobre temas que tienen que ver con la coyuntura del país y el mediano
plazo.
Precisamente, uno de los objetivos cumplidos por su actual presidente, Dr. Humberto Á.
Gussoni, fue la puesta en marcha de un foro para debatir los problemas de la Argentina
cuando la situación económica, política y social del país atravesaba su peor momento
en décadas. Desde ese punto de vista, el Consejo fue siempre una entidad que preservó un
espacio para la reflexión y el análisis de lo que sucede con el país.
La visita al Consejo en abril pasado de la ministra de Economía, Felisa Miceli, se
enmarca en ese contexto.
En su mensaje de bienvenida, el Dr. Gussoni remarcó algo de
ello al decir que el país se encuentra en un proceso de crecimiento económico como no se
veía hace tiempo y que la estabilidad macro lograda en los últimos años se
correspondió con una recuperación en los niveles de empleo a un ritmo que ni los
expertos creían posible lograr en tan poco tiempo.
Sin embargo, como observó el presidente del Consejo, la actual situación dista de ser la
ideal. Todavía se registran en el país importantes bolsones de pobreza. A ello se agrega
una problemática en la educación que no contribuye a formar en su dosis justa (ver Nota de tapa) a la gente necesaria para incorporarse a la vida económica de la
Argentina.Necesidades
que atender
Miceli brindó un discurso que buscó responder a este y otros puntos hoy en discusión.
Por ejemplo, comenzó reconociendo que hay un debate sobre la pauta fiscal. Dijo que el
incremento del gasto público tiene un estrecho vínculo con la mejora en los recursos y
que tiene por objetivo atender las necesidades de la población: Hay más gasto
porque hay muchas demandas insatisfechas sin atender dentro de la población. Pero
recordó que, a diferencia de otras oportunidades, hoy, el superávit fiscal no es una
variable de ajuste, sino una meta.
Según la Ministra, el aumento del gasto se explica por una serie de
inversiones que el Gobierno se está encargando de llevar a cabo:
Ese crecimiento se orienta, entre otras cosas, a cubrir el 6% del PBI que debe
destinarse por ley a Educación, Ciencia y Tecnología.
También mencionó que existe una mayor erogación destinada al Programa de Jubilación
Anticipada para cumplir con una deuda social.
A estas dos prioridades se agrega la inversión en infraestructura, que en la Argentina
alcanza al 3% del PBI contra el 10% que tienen las naciones del Sudeste asiático.
Miceli explicó que el crecimiento de la economía y sostener el superávit fiscal son dos
requisitos insoslayables para satisfacer las necesidades de las mayorías y no de unos
pocos.
Mejorar la calidad de vida
La Ministra fue aplaudida por los
allí presentes (miembros de los poderes Ejecutivo y Legislativo, autoridades del Consejo
y matriculados) cuando afirmó que el objetivo de la actual administración no es
sólo lograr el crecimiento del producto, sino, a través de él, mejorar la calidad de
vida de la población.
El punto que observó Miceli es interesante porque, si bien está reconocido
académicamente que crecer resulta una situación mucho más eficiente para una sociedad
que no crecer, es cierto que un aumento del producto bruto interno no es una situación de
gran valor por sí sola. ¿Qué pasa, por ejemplo, si se aumenta el PBI, pero
no los niveles de empleo?
El crecimiento económico que se está produciendo en la Argentina en la actualidad no
está desprovisto de algunas incomodidades. Al menos, esa es la tesis que
sostiene el actual gobierno.
En el almuerzo, la Ministra agarró el guante y dijo: por supuesto que tenemos
desafíos, porque, si no los tuviéramos, tendríamos en su lugar la paz de los
cementerios. Con esta frase que Miceli utiliza de vez en cuando se refiere al
período 1998-2001, en el que no hubo inflación, pero se atravesó una depresión que
finalmente desembocó en la peor crisis económica y social de que se tenga registro.
Las presiones inflacionarias y las negociaciones salariales son los desafíos
propios del crecimiento, señaló, y recordó que por primera vez se crecerá por
quinto año consecutivo, con superávit fiscal y comercial: Y lo seguirá haciendo.
Si hubiéramos crecido a una tasa del medio por ciento o del uno por ciento, seguro que no
tendríamos problemas de energía o de carne.
Miceli dijo que el Ministerio de Economía está trabajando en un plan a mediano y largo
plazo que tiene previstas dos etapas, cuyos objetivos prioritarios son:
El crecimiento de la competitividad.
El crecimiento de las inversiones.
La sustentabilidad fiscal.
La reducción del desempleo.
La primera etapa culmina en 2010 y la segunda se extiende hasta 2016.
También habló en el Consejo sobre el superávit comercial, que cayó fuertemente en
marzo. Durante el tercer mes del año, según informó el INDEC, el resultado positivo de
la cuenta comercial se redujo un 26% contra el mismo mes del 2006, debido a un fuerte
crecimiento de las importaciones.
Diversos analistas vienen alertando acerca de que, pese al dólar alto y al
crecimiento, la Argentina es uno de los países de la región donde las exportaciones se
incrementan a una tasa más baja. Al respecto, la ministra de Economía expresó que
"si este año es de 10 mil millones (de dólares) en lugar de 20 mil (como en 2006),
también será excelente" y mencionó, entre otras cuestiones que marcan el
incremento de las importaciones, la compra de aviones comerciales. |