-

 

Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 85 - Agosto 2007

Renovación de autoridades. Reunión con las autoridades electas
Nueva conducción en el Consejo

Con la primera reunión del Consejo Directivo, que encabezan nuevos profesionales, la Institución tiene nuevas autoridades al frente de su gestión. En el evento se escucharon las voces de los protagonistas que dirigieron el CPCECABA en los últimos años y el discurso del nuevo presidente electo, Dr. José Escandell.
Se llevó a cabo la primera reunión del Consejo Directivo, integrado por las autoridades que resultaron electas en los comicios del pasado 20 de junio. Se entregaron los certificados a los nuevos integrantes de la Comisión Fiscalizadora y se tomó juramento a los miembros del Tribunal de Ética Profesional elegidos por la mayoría y por la minoría; se entregaron luego los certificados a los consejeros salientes de la Mesa Directiva y a los presidentes de Sala del Tribunal de Ética.

El Dr. Humberto Á. Gussoni, como ex presidente, pronunció un discurso de despedida, en el que auguró éxito a los nuevos responsables de conducir la institución
(ver texto completo). También el Dr. Humberto P. Diez, consejero por la minoría, se refirió al resultado eleccionario y al compromiso asumido de cara al futuro (ver texto completo)...


Y al final, hizo uso de la palabra el presidente electo, Dr. José Escandell, quien aseguró que su conducción cumplirá cabal y honestamente con sus responsabilidades, tomando como principales desafíos preservar los logros alcanzados por la Institución -“que son muchos”- e impulsando los cambios que reclama la matrícula: “Se trata, entonces, de un doble desafío que entraña simultáneamente, y bajo un mismo criterio integrador, la mejora continua,  sistemática ymetodológica junto con una renovada visión transformadora”.

Objetivos
Para Escandell, entre una larga lista, son objetivos irrenunciables la firme defensa de las incumbencias, así como la actualización técnica y científica de los matriculados bajo la consigna de siempre estar cerca de los profesionales.


La brecha entre el conocimiento necesario y el adquirido formalmente en las universidades, planteó Escandell en la reunión, impone el rol insustituible del Consejo en la actualización profesional a través de la educación  permanente. Pero además, agregó, le otorga un papel muy importante en la investigación y en el progreso en las técnicas de las Ciencias Económicas: “Llegamos a esta conclusión, no porque estemos interesados en disputar prestigios académicos, sino porque estamos  atentos a lo queplantean y necesitan los colegas, a sus dificultades y sus demandas más genuinas. Nos guía una consigna: jamás soltar la mano a los profesionales y darles siempre todo el respaldo que necesiten en todos los planos. Este camino nos llevará necesariamente a acrecentar el prestigiode las profesiones y su utilidad social en el marco de las premisas de excelencia y rigurosidad que nos impondremos a nosotros mismos”.


Escandell dijo unas palabras con relación al papel de la mujer en la vida profesional. Remarcó que se acrecienta el rol comprometido de las colegas en las diversas actividades del Consejo y en la propia conducción, y una prueba de ello es que en la nueva Mesa Directiva la Lista Azul ha llevado mayoría de profesionales mujeres.


También se refirió a la necesidad de que los jóvenes matriculados asuman crecientemente responsabilidades en la formación, en la dirigencia y en la reflexión autocrítica del ejercicio profesional para orientar los cambios que se deben producir. “Manuel Belgrano, a quien consideramos el fundador de la ciencia económica argentina, tenía tan sólo 24 años cuando hizo sus primeros aportes teóricos”, puso como ejemplo. Y agregó: “Se dice con frecuencia que los dirigentes no se hacen, sino que nacen. Sin embargo, me permito señalar que en una institución como la nuestra los dirigentes se preparan y se foguean asumiendo compromisos crecientes”.


Con relación al acto electoral, el presidente expresó que “todos, mayoría y minoría, hemos sido elegidos en el mejor y más pleno ejercicio de la democracia institucional. Ello no hace sino acrecentar nuestro compromiso y me autoriza a solicitar el compromiso de todos, aun de aquellos que han sido nuestros circunstanciales adversarios, para fortalecer al Consejo y para apuntalar nuestras profesiones y su rol insustituible en la vida social”.

Palabras a cargo del ex presidente del Consejo, Dr. Humberto Á. Gussoni
Señor presidente del Consejo, señores consejeros, señor presidente de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas, amigos de otros Consejos de la Argentina, colegas, invitados.


En este especial momento, cuando se transfiere la posta a quienes van a continuar con la conducción del Consejo, se tiene la sensación de estarle robando unos minutos al futuro. Pero bien sabemos todos que sin pasado ni presente no hay futuro, porque éste se construye continuamente, día tras día.


En consideración a quienes asumen hoy sus nuevas funciones, seré breve tratando de sintetizar algunas conclusiones.


Al asumir en julio de 2004, decíamos:


“La Argentina está procurando superar la crisis más profunda, compleja e integral de la que se tenga buena memoria. No es necesario relatar sus componentes, pues ya han sido repetidamente expuestos; basta con recorrer las calles de las ciudades para verificar la dramática decadencia y pauperización de vastos sectores de su población. Durante años se validaron guarismos de crecimiento económico mientras en las entrañas de la sociedad se gestaba este enorme fenómeno de desprotección, marginamiento y conflictividad social que hoy padecemos”.


“Pareciera estar claro que tan trascendente como el crecimiento económico es el bienestar de los pueblos”.


Mucho se ha avanzado en la reversión de aquella situación pero aún estamos lejos de haberla superado. Para ello sólo hace falta una rápida observación de nuestra realidad actual.


Al cabo de tres años de gestión es más fácil definir el Consejo en todas sus dimensiones. Es una institución compleja, con un cometido legal y un conjunto muy amplio de servicios con eje en la formación y la actualización y jerarquización profesional. Todo lo que hacemos apunta en esa dirección en definitiva, aunque adicione numerosas prestaciones en lo asistencial, lo cultural y lo deportivo.


Nuestra realidad determina que el diálogo de todos los sectores interesados en la educación es básico para su éxito en la formación y en la capacitación permanente. Ese diálogo fecundo compromete al Estado, a las instituciones de enseñanza, a las organizaciones profesionales y a las empresas y otras organizaciones de la sociedad civil. Con conciencia de ello hemos dado un primer paso al fortalecer el vínculo con la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Incluso desde ella ha surgido una nueva expresión política que se ha manifestado en las últimas elecciones, representándola en el propio Consejo. Les damos la bienvenida.


Pocos días atrás, el viernes 29 de junio, tras 3 años de constantes y difíciles negociaciones, hemos concretado una de las aspiraciones centrales que nos habíamos propuesto en julio de 2004: la suscripción de un Convenio con la FACPCE que nos permite concretar el regreso de nuestro Consejo al seno de la Federación con el carácter de socio pleno. Este es un punto de partida para una labor unificada de los más de 100 mil profesionales en Ciencias Económicas que ejercen en el país. Nosotros asumimos este compromiso con verdadera vocación de servicio.


Instituciones como la nuestra se construyen a lo largo de muchos años, con múltiples partícipes, pero pueden deteriorarse muy rápidamente si se actúa en ellas con desaprensión o con irresponsabilidad. De allí que sea tan importante la búsqueda de consensos, que es en definitiva lo que caracteriza a los genuinos dirigentes, los que en definitiva hacen avanzar las instituciones.


Yo debo agradecer a muchas personas. Lo sintetizo en primer lugar en los señores Consejeros; sigo con mis amigos de la Mesa Directiva, con los cuales hemos tenido largas tenidas, de las verdes y de las maduras, como corresponde a todo cuerpo colegiado; y realmente a la matrícula, que siempre nos acompañó. Y por último a la gente del Consejo, que, en la pasión que yo tuve, siempre brindó su mayor esfuerzo, siempre llegó con propuestas y por lo tanto constituye recursos humanos, que es uno de los principales activos de esta Institución.


Les deseamos el mayor de los éxitos a quienes hoy asumen y les decimos que cuenten con nuestra amistad, nuestra plena solidaridad y nuestra incondicional colaboración. Muchas gracias.

Palabras a cargo del Consejero Titular por la minoría, Dr. Humberto Diez
Flamantes consejeros, autoridades salientes, decano y vicedecano de la Facultad, presidente de la Federación de Consejos Profesionales, colegas, familiares, amigos:


Hoy es un día muy importante para nuestra profesión porque es el comienzo de una nueva conducción de nuestro Consejo Profesional. Quiero que sepan que para mí es un honor dirigirme a ustedes como integrante de Lista Naranja.


En este momento afloran en mí tres sentimientos muy fuertes. Por un lado, me siento orgulloso; también quiero expresarles nuestro compromiso y, por último, comentarles mi esperanza. Ustedes se preguntarán por qué me siento orgulloso. Realmente me siento orgulloso por la campaña eleccionaria realizada por Lista Naranja.


Nuestro equipo, que sólo piensa en trabajar, en asumir responsabilidades, en superarse profesionalmente, en ningún momento destacó debilidades ajenas ni se refirió a hechos repudiables; en ningún momento envió e-mails maliciosos ni comunicaciones nefastas. Por el contrario, sólo se plantearon propuestas concretas. Actuamos en sentido positivo. En síntesis, hicimos una campaña limpia y sin agresiones con el único objetivo de mejorar la situación de los matriculados.


También me siento orgulloso de que Lista Naranja haya mantenido su identidad, no realizando acuerdos con otras agrupaciones en búsqueda de un resultado eleccionario. Nos mantuvimos fieles a nuestros principios, ya que una alianza frente a la elección hubiese significado renunciar a nuestras convicciones. No nos entusiasmamos con la posibilidad de alcanzar la mayoría. En cambio, optamos por el camino más digno, sabiendo que es el camino más largo para alcanzar el objetivo final. Estamos seguros de que, si continuamos trabajando con humildad, compromiso y profesionalidad, como lo hemos hecho hasta ahora, en algún momento conduciremos el Consejo. También me siento orgulloso de pertenecer a los Naranja, habida cuenta de que se instaló para la profesión una alternativa. Después de más de 50 años de hegemonía en el gobierno del Consejo a través de dos agrupaciones, Lista Blanca y Lista Azul, en el año 2004 apareció en el horizonte profesional una lista nueva, genuina, que no se formó con el desprendimiento de ninguna agrupación y se convirtió en alternativa; y a sólo 3 años de su nacimiento podemos decir que somos una realidad y que estamos convencidos de que somos la realidad que va a impulsar el cambio que está reclamando la matrícula. Tengan presente que casi el 62% de los votantes expresó lanecesidad de un cambio.


En lo que respecta a nuestra participación en el período que comienza, debo manifestar en primer lugar que el apoyo del 36% de nuestra profesión a una lista tan joven nos compromete profundamente. Muchos profesionales nos plantearon en estos días que, por la escasa diferencia de 509 votos, estábamos en presencia de un empate técnico en la votación y eso nos daba derecho a exigir mayor representación en la nueva gestión. Nosotros, en la antípoda de este pensamiento, consideramos que las leyes están para cumplirlas y pensamos que desde nuestro lugar podemos desempeñar un rol fundamental. Todos saben que es muy importante conducir, pero también es muy importante ejercer la oposición y, si ésta es fuerte y constructiva, permite controlar la gestión y sobre todo tutelar el estado patrimonial de nuestra Institución. Se terminaron los tiempos de la oposición complaciente a cambio de viáticos en la Mesa Directiva, distribución de cargos en las comisiones y pasajes y estadías para la representación en jornadas nacionales e internacionales. Venimos a trabajar en serio; tenemos un compromiso con nuestros votantes y desde nuestro espacio haremos realidad nuestra propuesta de un Consejo abierto a la participación de todos que implique de una vez y para siempre un Consejo al servicio de todos los profesionales sin importar las disciplinas ni las pertenencias.


Somos conscientes de que con la nueva conducción empieza un período de enseñanza-aprendizaje, ya que es la primera vez que vamos a interactuar dos grupos, Lista Azul y Lista Naranja, y en este proceso nosotros trataremos de capitalizar en experiencia la administración en el gobierno del Consejo. Y lo haremos convencidos de que en cualquier momento la matrícula nos otorgará ese mandato y nos imaginamos que el oficialismo estará muy atento a nuestra forma de ejercer la oposición, porque ellos saben que desempeñar ese rol puede ser una posibilidad cierta en un futuro inmediato.


Por último tengo la esperanza de que construyamos todos juntos la mejor versión de nuestra Institución. En primer lugar, porque los profesionales se lo merecen y además porque el país lo necesita. El país necesita un Consejo fuerte que esté a la altura de las circunstancias, que pueda aportar ideas en el escenario nacional.


Para terminar, espero que Dios ilumine nuestro camino, pues solo si Él quiere, y nosotros somos dignos de merecerlo por haber sido eficientes en la gestión, volveré a dirigirme a ustedes en el 2010.

Palabras a cargo del presidente del Consejo, Dr. José Escandell
Señores consejeros, autoridades de la Federación de Consejos Profesionales, autoridades de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, autoridades de Consejos Profesionales, amigos, colegas, señoras, señores, invitados.


Quiero, antes que nada, hablarles de un modo muy personal y luego iré al discurso que tengo escrito.


Con 9 años de edad, mi madre me trajo junto con mi hermano en un trasatlántico, emigrando de mi tierra, de mi patria. Mi padre hacía ya tres años que había emigrado y estaba tratando de abrirnos un camino aquí en la Argentina. Soy un emigrante, un emigrante que tuvo esta patria, Argentina, que considero mía propia como si hubiera nacido en este bendito suelo. Me considero agradecido a la vida, agradecido a Dios y agradecido a esta patria: Argentina.


Aprendí, desde la pobreza, desde la humildad, un camino de rectitud, un camino de trabajo, un camino de valores. Valores que en la Universidad de Buenos Aires pude cultivar y acrecentar luego de una fértil y extraordinaria escuela secundaria. Aprendí a crecer, aprendí a madurar, aprendí a ser una persona; fui profesional, un gran logro para esa Argentina de esos tiempos, para ese encuadre social difícil, dificultoso que teníamos, pero no dudábamos de que íbamos a llegar porque teníamos pasta, teníamos fibra inculcada por nuestros mayores y teníamos una Argentina que nos recibía generosamente, y nos abría esos caminos posibles. Y una universidad que era ejemplo, un templo del saber, un templo de formación profesional, humana y ética. En esa Argentina crecimos, y desde ese momento pasé a la vida profesional, en la cual también esta bendita Argentina me ha regalado hoy esta posibilidad cuando un grupo de colegas de mi apreciada Lista Azul quiso ofrecerme un cargo de semejante responsabilidad.


Aprendí la cultura de la integridad, de la unión, la cultura de la comprensión del todo para que en la diversidad encontremos las maneras de ser uno, de ser único, de poder construir.


Me parece muy bien que la Lista Naranja haya salido primera minoría y también que estemos a sólo dos puntos, porque eso nos renueva nuestras propias fuerzas. Es bueno que tengamos constantemente una oposición y un debate de ideas, de circunstancias y de planes, y esto nos va a hacer muy bien a la matrícula. Simplemente me limito a disentir del querido Humberto Diez en cuanto a que tal vez seamos nosotros oposición. Me parece que no va a ser así, pero, de todas maneras, … (hubo una interrupción) bueno, lo entendí. Perdón, creí que era así.


En el camino de la construcción de este gran Consejo, que va a ser tarea común, la matrícula dirá después sus preferencias y es bueno que así sea. Esta es democracia, esto es república, esto es libertad y es confrontación de ideas.


Por eso estamos participando hoy de un momento trascendente y solemne en la vida del Consejo, en tanto este acto nace precisamente del ejercicio de nuestra vocación republicana, basada en valores institucionales que compartimos todos. Hoy, quienes estamos aquí, delante de ustedes, estamos asumiendo la responsabilidad de conducir la Institución por los próximos tres años y también asumiendo la consiguiente deuda con nuestra propia historia, con los que nos han precedido.


Por eso, mis primeras palabras oficiales como Presidente están dirigidas a la totalidad de los matriculados, sin exclusiones de ningún tipo. Para ellos y por ellos, vamos a dirigir y gestionar esta Institución, que es representativa del conjunto de las profesiones de Ciencias Económicas en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Me comprometo en mi propio nombre y en el de todos y cada uno de los integrantes del Consejo Directivo. Y deseo expresarlo con la mayor convicción y firmeza. Quien se dirige a ustedes como responsable de la presidencia de esta Institución y los colegas -mujeres y hombres- que me acompañan cumpliremos cabal y honestamente con nuestras responsabilidades.


Mi segunda reflexión está dirigida a saludar fraternalmente al Sr. Presidente de la FACPCE y a los señores presidentes de los Consejos hermanos que están hoy entre nosotros. Celebro alborozado el reingreso reciente a esta entidad, que nos permite iniciar esta gestión sin la penosa carga de la falta de unidad en las profesiones en nuestro país. Comprometemos junto a ellos nuestros inclaudicables esfuerzos por consolidar, fortalecer y enriquecer nuestras profesiones en el marco de la República toda.


Yendo a la gestión a encarar, me pregunto: ¿Cuál es nuestro principal desafío? Y mi respuesta es simple: preservar los logros que hemos alcanzado como institución, que son muchos, y al mismo tiempo impulsar los cambios que reclama nuestro momento histórico. Se trata, entonces, de un doble desafío que entraña simultáneamente, y bajo un mismo criterio integrador, la mejora continua, sistemática y metodológica junto con una renovada visión transformadora.


En el primer sentido (el de preservar y mejorar lo alcanzado), está la necesidad de acompañar, respaldar y representar a los profesionales, y a todas sus especialidades, para fortalecer su desempeño. Este objetivo irrenunciable abarca desde la más firme defensa de las incumbencias –utilizando sin vacilaciones las fortalezas de nuestro Consejo- hasta la actualización técnica y científica de nuestros matriculados, algo que el Consejo no puede ni debe delegar, ni está suficientemente garantizado en otra parte que no sea aquí, porque es en esta casa donde se receptan todas las experiencias y todas las dificultades de los colegas, y quedan expuestas cabalmente las necesidades y la problemática del ejercicio profesional. La brecha entre el conocimiento necesario y el adquirido formalmente en las universidades -a veces ya lejano en el tiempo- impone el rol insustituible del Consejo en la actualización profesional a través de la   educación permanente, y un papel muy importante en la investigación y en el progreso en la ciencia y técnicas de nuestras disciplinas. Llegamos a esta conclusión, no porque estemos interesados en disputar prestigios académicos, sino porque estamos atentos a lo que plantean y necesitan los colegas, sus dificultades y sus demandas más genuinas. Nos guía una consigna: jamás soltar la mano a los profesionales y darles siempre todo el respaldo que necesiten en todos los planos. Este camino nos llevará necesariamente a acrecentar el prestigio de las profesiones y su utilidad social en el marco de las premisas de excelencia y rigurosidad que nos impondremos a nosotros mismos.


Esta dimensión de lo que denomino el compromiso institucional nos lleva a asumir del modo más pleno la inserción del Consejo en el universo de las instituciones, sean nacionales o internacionales, tanto profesionales como reguladoras, públicas o privadas, porque tenemos mucho que decir y mucho más aún que aportar. Y reclamaremos nuestro derecho a hacerlo, porque ello es congruente con nuestra responsabilidad social y con la proclamada vocación por proyectar la experiencia y las inquietudes que permanentemente procesa nuestro Consejo, y volcarlas como aporte hacia la comunidad de la que formamos parte. En esta actitud se ponen en juego también el prestigio de nuestras profesiones, la dignidad del profesional y nuestras incumbencias.


Y estos objetivos que buscamos hacia fuera también tienen su correlato interno: en la rica vida del propio Consejo y en la interacción entre nuestros matriculados en el seno de las muy diversas actividades que aquí se realizan, tanto en las comisiones técnicas como en las específicamente profesionales y en las académicas. No nos quedaremos conformes simplemente con mantener el intenso ritmo que se observa en estas dimensiones en el Consejo. Vamos a volverlo cada vez más calificado y aplicado a objetivos más afinados.


No hemos dejado de ampliar los servicios que brindamos, pero aún hay mucho por hacer en numerosos terrenos: es un hecho, por ejemplo, que se acrecienta el rol comprometido de las colegas, en las diversas actividades del Consejo y en la propia conducción. La Mesa Directiva que presido, a la que hemos llevado de nuestra parte mayoría de profesionales mujeres, es una prueba de ello. Sin embargo no constituye un logro específico en sí mismo o concluyente en sí mismo, sino más bien un comienzo, un punto de partida, que se corresponde con los cambios que se observan en la realidad social y en nuestras profesiones en particular, y que respetamos y alentaremos siempre.


Recordando y tomando el ejemplo de Manuel Belgrano, a quien consideramos el fundador de la ciencia económica argentina, que tenía tan sólo 24 años cuando hizo sus primeros aportes teóricos para el despliegue de las fuerzas productivas locales, quiero también referirme a la necesidad de que los jóvenes, varones y mujeres, que se matriculan en esta casa, asuman crecientemente responsabilidades en la formación, en la dirigencia y en la reflexión autocrítica del ejercicio profesional para orientar los cambios que tenemos que producir.


Favoreceremos con entusiasmo este paso adelante de los jóvenes, que necesitamos, que proponemos y que estamos dispuestos a impulsar con la mayor apertura. Se dice con frecuencia que los dirigentes no se hacen, sino que nacen. Sin embargo, me permito señalar que en una institución como la nuestra los dirigentes se preparan y se foguean asumiendo compromisos crecientes. Por eso su formación en la dirigencia y el hacer lugar a iniciativas novedosas protagonizadas por jóvenes constituyen un eje indelegable de nuestro programa.


Colegas: somos un universo de 60 mil matriculados que crece sin pausa. Una cifra de esta magnitud no se abarca sólo con una gran actividad en las sedes de nuestra Institución, tal como hoy la tenemos, e incluso queremos ampliar esa actividad. Para llegar a cada uno de nuestros colegas, en todas las especialidades, inclusive a aquellos que no están aún inscriptos, es necesario que desenvolvamos nuevos y eficaces mecanismos de comunicación que garanticen la interactuación y la participación amplia y efectiva.


Un Consejo abierto a todos y para todos requiere estos instrumentos, y los utilizaremos, tanto de ida como de vuelta, hacia la matrícula, hacia los profesionales no matriculados y hacia la propia sociedad y sus instituciones representativas, en ejercicio de nuestra misión, aquella que nos ha sido confiada en las recientes elecciones.


No debo ni deseo dejar de trasmitirles mis reflexiones sobre el significado del proceso electoral: todos, mayoría y minoría, hemos sido elegidos en el mejor y más pleno ejercicio de la democracia institucional. Ello no hace sino acrecentar nuestro compromiso y me autoriza a solicitar el compromiso de todos, aun de aquellos que han sido nuestros circunstanciales adversarios, para fortalecer al Consejo y para apuntalar nuestras profesiones y su rol insustituible en la vida social. Porque nosotros, los profesionales en Ciencias Económicas, en definitiva, contribuimos a introducir criterios de racionalidad y de eficiencia en la vida económica y social, tanto en la administración de recursos escasos como en su generación y su distribución, ayudando a la consecución del bien común.


Por todo ello, deseo compartir con todos ustedes esta visión y creo pertinente solicitar a quienes me acompañan, y a todos los colegas matriculados en el Consejo, la más generosa contribución de su tiempo y esfuerzo para concretarla, renovando nuestros mejores sueños permanentemente.


Cuento con ello. Muchas gracias.

Volver  |  Página Inicio  |  Publicaciones  |  Distribución gratuita