Se llevó a cabo la
primera reunión del Consejo Directivo, integrado por las autoridades que resultaron
electas en los comicios del pasado 20 de junio. Se entregaron los certificados a los
nuevos integrantes de la Comisión Fiscalizadora y se tomó juramento a los miembros del
Tribunal de Ética Profesional elegidos por la mayoría y por la minoría; se entregaron
luego los certificados a los consejeros salientes de la Mesa Directiva y a los presidentes
de Sala del Tribunal de Ética.
El Dr. Humberto Á. Gussoni, como ex presidente, pronunció un discurso de despedida, en
el que auguró éxito a los nuevos responsables de conducir la institución (ver texto completo). También el Dr. Humberto P. Diez, consejero por la minoría, se refirió
al resultado eleccionario y al compromiso asumido de cara al futuro (ver texto completo)...
Y al final, hizo uso de la palabra el presidente electo, Dr. José Escandell, quien
aseguró que su conducción cumplirá cabal y honestamente con sus responsabilidades,
tomando como principales desafíos preservar los logros alcanzados por la Institución
-que son muchos- e impulsando los cambios que reclama la matrícula: Se
trata, entonces, de un doble desafío que entraña simultáneamente, y bajo un mismo
criterio integrador, la mejora continua, sistemática ymetodológica junto con una
renovada visión transformadora.Objetivos
Para Escandell, entre una larga lista, son objetivos irrenunciables la firme defensa de
las incumbencias, así como la actualización técnica y científica de los matriculados
bajo la consigna de siempre estar cerca de los profesionales.
La brecha entre el conocimiento necesario y el adquirido formalmente en las universidades,
planteó Escandell en la reunión, impone el rol insustituible del Consejo en la
actualización profesional a través de la educación permanente. Pero además,
agregó, le otorga un papel muy importante en la investigación y en el progreso en las
técnicas de las Ciencias Económicas: Llegamos a esta conclusión, no porque
estemos interesados en disputar prestigios académicos, sino porque estamos atentos
a lo queplantean y necesitan los colegas, a sus dificultades y sus demandas más genuinas.
Nos guía una consigna: jamás soltar la mano a los profesionales y darles siempre todo el
respaldo que necesiten en todos los planos. Este camino nos llevará necesariamente a
acrecentar el prestigiode las profesiones y su utilidad social en el marco de las premisas
de excelencia y rigurosidad que nos impondremos a nosotros mismos.
Escandell dijo unas palabras con relación al papel de la mujer en la vida profesional.
Remarcó que se acrecienta el rol comprometido de las colegas en las diversas actividades
del Consejo y en la propia conducción, y una prueba de ello es que en la nueva Mesa
Directiva la Lista Azul ha llevado mayoría de profesionales mujeres.
También se refirió a la necesidad de que los jóvenes matriculados asuman crecientemente
responsabilidades en la formación, en la dirigencia y en la reflexión autocrítica del
ejercicio profesional para orientar los cambios que se deben producir. Manuel
Belgrano, a quien consideramos el fundador de la ciencia económica argentina, tenía tan
sólo 24 años cuando hizo sus primeros aportes teóricos, puso como ejemplo. Y
agregó: Se dice con frecuencia que los dirigentes no se hacen, sino que nacen. Sin
embargo, me permito señalar que en una institución como la nuestra los dirigentes se
preparan y se foguean asumiendo compromisos crecientes.
Con relación al acto electoral, el presidente expresó que todos, mayoría y
minoría, hemos sido elegidos en el mejor y más pleno ejercicio de la democracia
institucional. Ello no hace sino acrecentar nuestro compromiso y me autoriza a solicitar
el compromiso de todos, aun de aquellos que han sido nuestros circunstanciales
adversarios, para fortalecer al Consejo y para apuntalar nuestras profesiones y su rol
insustituible en la vida social.
Palabras a cargo del ex
presidente del Consejo, Dr. Humberto Á. Gussoni
Señor presidente del Consejo, señores consejeros, señor presidente de la Federación
Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas, amigos de otros Consejos de
la Argentina, colegas, invitados.
En este especial momento, cuando se transfiere la posta a quienes van a continuar con la
conducción del Consejo, se tiene la sensación de estarle robando unos minutos al futuro.
Pero bien sabemos todos que sin pasado ni presente no hay futuro, porque éste se
construye continuamente, día tras día.
En consideración a quienes asumen hoy sus nuevas funciones, seré breve tratando de
sintetizar algunas conclusiones.
Al asumir en julio de 2004, decíamos:
La Argentina está procurando superar la crisis más profunda, compleja e integral
de la que se tenga buena memoria. No es necesario relatar sus componentes, pues ya han
sido repetidamente expuestos; basta con recorrer las calles de las ciudades para verificar
la dramática decadencia y pauperización de vastos sectores de su población. Durante
años se validaron guarismos de crecimiento económico mientras en las entrañas de la
sociedad se gestaba este enorme fenómeno de desprotección, marginamiento y
conflictividad social que hoy padecemos.
Pareciera estar claro que tan trascendente como el crecimiento económico es el
bienestar de los pueblos.
Mucho se ha avanzado en la reversión de aquella situación pero aún estamos lejos de
haberla superado. Para ello sólo hace falta una rápida observación de nuestra realidad
actual.
Al cabo de tres años de gestión es más fácil definir el Consejo en todas sus
dimensiones. Es una institución compleja, con un cometido legal y un conjunto muy amplio
de servicios con eje en la formación y la actualización y jerarquización profesional.
Todo lo que hacemos apunta en esa dirección en definitiva, aunque adicione numerosas
prestaciones en lo asistencial, lo cultural y lo deportivo.
Nuestra realidad determina que el diálogo de todos los sectores interesados en la
educación es básico para su éxito en la formación y en la capacitación permanente.
Ese diálogo fecundo compromete al Estado, a las instituciones de enseñanza, a las
organizaciones profesionales y a las empresas y otras organizaciones de la sociedad civil.
Con conciencia de ello hemos dado un primer paso al fortalecer el vínculo con la Facultad
de Ciencias Económicas de la UBA. Incluso desde ella ha surgido una nueva expresión
política que se ha manifestado en las últimas elecciones, representándola en el propio
Consejo. Les damos la bienvenida.
Pocos días atrás, el viernes 29 de junio, tras 3 años de constantes y difíciles
negociaciones, hemos concretado una de las aspiraciones centrales que nos habíamos
propuesto en julio de 2004: la suscripción de un Convenio con la FACPCE que nos permite
concretar el regreso de nuestro Consejo al seno de la Federación con el carácter de
socio pleno. Este es un punto de partida para una labor unificada de los más de 100 mil
profesionales en Ciencias Económicas que ejercen en el país. Nosotros asumimos este
compromiso con verdadera vocación de servicio.
Instituciones como la nuestra se construyen a lo largo de muchos años, con múltiples
partícipes, pero pueden deteriorarse muy rápidamente si se actúa en ellas con
desaprensión o con irresponsabilidad. De allí que sea tan importante la búsqueda de
consensos, que es en definitiva lo que caracteriza a los genuinos dirigentes, los que en
definitiva hacen avanzar las instituciones.
Yo debo agradecer a muchas personas. Lo sintetizo en primer lugar en los señores
Consejeros; sigo con mis amigos de la Mesa Directiva, con los cuales hemos tenido largas
tenidas, de las verdes y de las maduras, como corresponde a todo cuerpo colegiado; y
realmente a la matrícula, que siempre nos acompañó. Y por último a la gente del
Consejo, que, en la pasión que yo tuve, siempre brindó su mayor esfuerzo, siempre llegó
con propuestas y por lo tanto constituye recursos humanos, que es uno de los principales
activos de esta Institución.
Les deseamos el mayor de los éxitos a quienes hoy asumen y les decimos que cuenten con
nuestra amistad, nuestra plena solidaridad y nuestra incondicional colaboración. Muchas
gracias.
Palabras a cargo del
Consejero Titular por la minoría, Dr. Humberto Diez
Flamantes consejeros, autoridades salientes, decano y vicedecano de la Facultad,
presidente de la Federación de Consejos Profesionales, colegas, familiares, amigos:
Hoy es un día muy importante para nuestra profesión porque es el comienzo de una nueva
conducción de nuestro Consejo Profesional. Quiero que sepan que para mí es un honor
dirigirme a ustedes como integrante de Lista Naranja.
En este momento afloran en mí tres sentimientos muy fuertes. Por un lado, me siento
orgulloso; también quiero expresarles nuestro compromiso y, por último, comentarles mi
esperanza. Ustedes se preguntarán por qué me siento orgulloso. Realmente me siento
orgulloso por la campaña eleccionaria realizada por Lista Naranja.
Nuestro equipo, que sólo piensa en trabajar, en asumir responsabilidades, en superarse
profesionalmente, en ningún momento destacó debilidades ajenas ni se refirió a hechos
repudiables; en ningún momento envió e-mails maliciosos ni comunicaciones nefastas. Por
el contrario, sólo se plantearon propuestas concretas. Actuamos en sentido positivo. En
síntesis, hicimos una campaña limpia y sin agresiones con el único objetivo de mejorar
la situación de los matriculados.
También me siento orgulloso de que Lista Naranja haya mantenido su identidad, no
realizando acuerdos con otras agrupaciones en búsqueda de un resultado eleccionario. Nos
mantuvimos fieles a nuestros principios, ya que una alianza frente a la elección hubiese
significado renunciar a nuestras convicciones. No nos entusiasmamos con la posibilidad de
alcanzar la mayoría. En cambio, optamos por el camino más digno, sabiendo que es el
camino más largo para alcanzar el objetivo final. Estamos seguros de que, si continuamos
trabajando con humildad, compromiso y profesionalidad, como lo hemos hecho hasta ahora, en
algún momento conduciremos el Consejo. También me siento orgulloso de pertenecer a los
Naranja, habida cuenta de que se instaló para la profesión una alternativa. Después de
más de 50 años de hegemonía en el gobierno del Consejo a través de dos agrupaciones,
Lista Blanca y Lista Azul, en el año 2004 apareció en el horizonte profesional una lista
nueva, genuina, que no se formó con el desprendimiento de ninguna agrupación y se
convirtió en alternativa; y a sólo 3 años de su nacimiento podemos decir que somos una
realidad y que estamos convencidos de que somos la realidad que va a impulsar el cambio
que está reclamando la matrícula. Tengan presente que casi el 62% de los votantes
expresó lanecesidad de un cambio.
En lo que respecta a nuestra participación en el período que comienza, debo manifestar
en primer lugar que el apoyo del 36% de nuestra profesión a una lista tan joven nos
compromete profundamente. Muchos profesionales nos plantearon en estos días que, por la
escasa diferencia de 509 votos, estábamos en presencia de un empate técnico en la
votación y eso nos daba derecho a exigir mayor representación en la nueva gestión.
Nosotros, en la antípoda de este pensamiento, consideramos que las leyes están para
cumplirlas y pensamos que desde nuestro lugar podemos desempeñar un rol fundamental.
Todos saben que es muy importante conducir, pero también es muy importante ejercer la
oposición y, si ésta es fuerte y constructiva, permite controlar la gestión y sobre
todo tutelar el estado patrimonial de nuestra Institución. Se terminaron los tiempos de
la oposición complaciente a cambio de viáticos en la Mesa Directiva, distribución de
cargos en las comisiones y pasajes y estadías para la representación en jornadas
nacionales e internacionales. Venimos a trabajar en serio; tenemos un compromiso con
nuestros votantes y desde nuestro espacio haremos realidad nuestra propuesta de un Consejo
abierto a la participación de todos que implique de una vez y para siempre un Consejo al
servicio de todos los profesionales sin importar las disciplinas ni las pertenencias.
Somos conscientes de que con la nueva conducción empieza un período de
enseñanza-aprendizaje, ya que es la primera vez que vamos a interactuar dos grupos, Lista
Azul y Lista Naranja, y en este proceso nosotros trataremos de capitalizar en experiencia
la administración en el gobierno del Consejo. Y lo haremos convencidos de que en
cualquier momento la matrícula nos otorgará ese mandato y nos imaginamos que el
oficialismo estará muy atento a nuestra forma de ejercer la oposición, porque ellos
saben que desempeñar ese rol puede ser una posibilidad cierta en un futuro inmediato.
Por último tengo la esperanza de que construyamos todos juntos la mejor versión de
nuestra Institución. En primer lugar, porque los profesionales se lo merecen y además
porque el país lo necesita. El país necesita un Consejo fuerte que esté a la altura de
las circunstancias, que pueda aportar ideas en el escenario nacional.
Para terminar, espero que Dios ilumine nuestro camino, pues solo si Él quiere, y nosotros
somos dignos de merecerlo por haber sido eficientes en la gestión, volveré a dirigirme a
ustedes en el 2010.
Palabras a cargo del
presidente del Consejo, Dr. José Escandell
Señores consejeros, autoridades de la Federación de Consejos Profesionales, autoridades
de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, autoridades de
Consejos Profesionales, amigos, colegas, señoras, señores, invitados.
Quiero, antes que nada, hablarles de un modo muy personal y luego iré al discurso que
tengo escrito.
Con 9 años de edad, mi madre me trajo junto con mi hermano en un trasatlántico,
emigrando de mi tierra, de mi patria. Mi padre hacía ya tres años que había emigrado y
estaba tratando de abrirnos un camino aquí en la Argentina. Soy un emigrante, un
emigrante que tuvo esta patria, Argentina, que considero mía propia como si hubiera
nacido en este bendito suelo. Me considero agradecido a la vida, agradecido a Dios y
agradecido a esta patria: Argentina.
Aprendí, desde la pobreza, desde la humildad, un camino de rectitud, un camino de
trabajo, un camino de valores. Valores que en la Universidad de Buenos Aires pude cultivar
y acrecentar luego de una fértil y extraordinaria escuela secundaria. Aprendí a crecer,
aprendí a madurar, aprendí a ser una persona; fui profesional, un gran logro para esa
Argentina de esos tiempos, para ese encuadre social difícil, dificultoso que teníamos,
pero no dudábamos de que íbamos a llegar porque teníamos pasta, teníamos fibra
inculcada por nuestros mayores y teníamos una Argentina que nos recibía generosamente, y
nos abría esos caminos posibles. Y una universidad que era ejemplo, un templo del saber,
un templo de formación profesional, humana y ética. En esa Argentina crecimos, y desde
ese momento pasé a la vida profesional, en la cual también esta bendita Argentina me ha
regalado hoy esta posibilidad cuando un grupo de colegas de mi apreciada Lista Azul quiso
ofrecerme un cargo de semejante responsabilidad.
Aprendí la cultura de la integridad, de la unión, la cultura de la comprensión del todo
para que en la diversidad encontremos las maneras de ser uno, de ser único, de poder
construir.
Me parece muy bien que la Lista Naranja haya salido primera minoría y también que
estemos a sólo dos puntos, porque eso nos renueva nuestras propias fuerzas. Es bueno que
tengamos constantemente una oposición y un debate de ideas, de circunstancias y de
planes, y esto nos va a hacer muy bien a la matrícula. Simplemente me limito a disentir
del querido Humberto Diez en cuanto a que tal vez seamos nosotros oposición. Me parece
que no va a ser así, pero, de todas maneras,
(hubo una interrupción) bueno, lo
entendí. Perdón, creí que era así.
En el camino de la construcción de este gran Consejo, que va a ser tarea común, la
matrícula dirá después sus preferencias y es bueno que así sea. Esta es democracia,
esto es república, esto es libertad y es confrontación de ideas.
Por eso estamos participando hoy de un momento trascendente y solemne en la vida del
Consejo, en tanto este acto nace precisamente del ejercicio de nuestra vocación
republicana, basada en valores institucionales que compartimos todos. Hoy, quienes estamos
aquí, delante de ustedes, estamos asumiendo la responsabilidad de conducir la
Institución por los próximos tres años y también asumiendo la consiguiente deuda con
nuestra propia historia, con los que nos han precedido.
Por eso, mis primeras palabras oficiales como Presidente están dirigidas a la totalidad
de los matriculados, sin exclusiones de ningún tipo. Para ellos y por ellos, vamos a
dirigir y gestionar esta Institución, que es representativa del conjunto de las
profesiones de Ciencias Económicas en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Me comprometo en mi propio nombre y en el de todos y cada uno de los integrantes del
Consejo Directivo. Y deseo expresarlo con la mayor convicción y firmeza. Quien se dirige
a ustedes como responsable de la presidencia de esta Institución y los colegas -mujeres y
hombres- que me acompañan cumpliremos cabal y honestamente con nuestras
responsabilidades.
Mi segunda reflexión está dirigida a saludar fraternalmente al Sr. Presidente de la
FACPCE y a los señores presidentes de los Consejos hermanos que están hoy entre
nosotros. Celebro alborozado el reingreso reciente a esta entidad, que nos permite iniciar
esta gestión sin la penosa carga de la falta de unidad en las profesiones en nuestro
país. Comprometemos junto a ellos nuestros inclaudicables esfuerzos por consolidar,
fortalecer y enriquecer nuestras profesiones en el marco de la República toda.
Yendo a la gestión a encarar, me pregunto: ¿Cuál es nuestro principal desafío? Y mi
respuesta es simple: preservar los logros que hemos alcanzado como institución, que son
muchos, y al mismo tiempo impulsar los cambios que reclama nuestro momento histórico. Se
trata, entonces, de un doble desafío que entraña simultáneamente, y bajo un mismo
criterio integrador, la mejora continua, sistemática y metodológica junto con una
renovada visión transformadora.
En el primer sentido (el de preservar y mejorar lo alcanzado), está la necesidad de
acompañar, respaldar y representar a los profesionales, y a todas sus especialidades,
para fortalecer su desempeño. Este objetivo irrenunciable abarca desde la más firme
defensa de las incumbencias utilizando sin vacilaciones las fortalezas de nuestro
Consejo- hasta la actualización técnica y científica de nuestros matriculados, algo que
el Consejo no puede ni debe delegar, ni está suficientemente garantizado en otra parte
que no sea aquí, porque es en esta casa donde se receptan todas las experiencias y todas
las dificultades de los colegas, y quedan expuestas cabalmente las necesidades y la
problemática del ejercicio profesional. La brecha entre el conocimiento necesario y el
adquirido formalmente en las universidades -a veces ya lejano en el tiempo- impone el rol
insustituible del Consejo en la actualización profesional a través de la
educación permanente, y un papel muy importante en la investigación y en el
progreso en la ciencia y técnicas de nuestras disciplinas. Llegamos a esta conclusión,
no porque estemos interesados en disputar prestigios académicos, sino porque estamos
atentos a lo que plantean y necesitan los colegas, sus dificultades y sus demandas más
genuinas. Nos guía una consigna: jamás soltar la mano a los profesionales y darles
siempre todo el respaldo que necesiten en todos los planos. Este camino nos llevará
necesariamente a acrecentar el prestigio de las profesiones y su utilidad social en el
marco de las premisas de excelencia y rigurosidad que nos impondremos a nosotros mismos.
Esta dimensión de lo que denomino el compromiso institucional nos lleva a asumir del modo
más pleno la inserción del Consejo en el universo de las instituciones, sean nacionales
o internacionales, tanto profesionales como reguladoras, públicas o privadas, porque
tenemos mucho que decir y mucho más aún que aportar. Y reclamaremos nuestro derecho a
hacerlo, porque ello es congruente con nuestra responsabilidad social y con la proclamada
vocación por proyectar la experiencia y las inquietudes que permanentemente procesa
nuestro Consejo, y volcarlas como aporte hacia la comunidad de la que formamos parte. En
esta actitud se ponen en juego también el prestigio de nuestras profesiones, la dignidad
del profesional y nuestras incumbencias.
Y estos objetivos que buscamos hacia fuera también tienen su correlato interno: en la
rica vida del propio Consejo y en la interacción entre nuestros matriculados en el seno
de las muy diversas actividades que aquí se realizan, tanto en las comisiones técnicas
como en las específicamente profesionales y en las académicas. No nos quedaremos
conformes simplemente con mantener el intenso ritmo que se observa en estas dimensiones en
el Consejo. Vamos a volverlo cada vez más calificado y aplicado a objetivos más
afinados.
No hemos dejado de ampliar los servicios que brindamos, pero aún hay mucho por hacer en
numerosos terrenos: es un hecho, por ejemplo, que se acrecienta el rol comprometido de las
colegas, en las diversas actividades del Consejo y en la propia conducción. La Mesa
Directiva que presido, a la que hemos llevado de nuestra parte mayoría de profesionales
mujeres, es una prueba de ello. Sin embargo no constituye un logro específico en sí
mismo o concluyente en sí mismo, sino más bien un comienzo, un punto de partida, que se
corresponde con los cambios que se observan en la realidad social y en nuestras
profesiones en particular, y que respetamos y alentaremos siempre.
Recordando y tomando el ejemplo de Manuel Belgrano, a quien consideramos el fundador de la
ciencia económica argentina, que tenía tan sólo 24 años cuando hizo sus primeros
aportes teóricos para el despliegue de las fuerzas productivas locales, quiero también
referirme a la necesidad de que los jóvenes, varones y mujeres, que se matriculan en esta
casa, asuman crecientemente responsabilidades en la formación, en la dirigencia y en la
reflexión autocrítica del ejercicio profesional para orientar los cambios que tenemos
que producir.
Favoreceremos con entusiasmo este paso adelante de los jóvenes, que necesitamos, que
proponemos y que estamos dispuestos a impulsar con la mayor apertura. Se dice con
frecuencia que los dirigentes no se hacen, sino que nacen. Sin embargo, me permito
señalar que en una institución como la nuestra los dirigentes se preparan y se foguean
asumiendo compromisos crecientes. Por eso su formación en la dirigencia y el hacer lugar
a iniciativas novedosas protagonizadas por jóvenes constituyen un eje indelegable de
nuestro programa.
Colegas: somos un universo de 60 mil matriculados que crece sin pausa. Una cifra de esta
magnitud no se abarca sólo con una gran actividad en las sedes de nuestra Institución,
tal como hoy la tenemos, e incluso queremos ampliar esa actividad. Para llegar a cada uno
de nuestros colegas, en todas las especialidades, inclusive a aquellos que no están aún
inscriptos, es necesario que desenvolvamos nuevos y eficaces mecanismos de comunicación
que garanticen la interactuación y la participación amplia y efectiva.
Un Consejo abierto a todos y para todos requiere estos instrumentos, y los utilizaremos,
tanto de ida como de vuelta, hacia la matrícula, hacia los profesionales no matriculados
y hacia la propia sociedad y sus instituciones representativas, en ejercicio de nuestra
misión, aquella que nos ha sido confiada en las recientes elecciones.
No debo ni deseo dejar de trasmitirles mis reflexiones sobre el significado del proceso
electoral: todos, mayoría y minoría, hemos sido elegidos en el mejor y más pleno
ejercicio de la democracia institucional. Ello no hace sino acrecentar nuestro compromiso
y me autoriza a solicitar el compromiso de todos, aun de aquellos que han sido nuestros
circunstanciales adversarios, para fortalecer al Consejo y para apuntalar nuestras
profesiones y su rol insustituible en la vida social. Porque nosotros, los profesionales
en Ciencias Económicas, en definitiva, contribuimos a introducir criterios de
racionalidad y de eficiencia en la vida económica y social, tanto en la administración
de recursos escasos como en su generación y su distribución, ayudando a la consecución
del bien común.
Por todo ello, deseo compartir con todos ustedes esta visión y creo pertinente solicitar
a quienes me acompañan, y a todos los colegas matriculados en el Consejo, la más
generosa contribución de su tiempo y esfuerzo para concretarla, renovando nuestros
mejores sueños permanentemente.
Cuento con ello. Muchas gracias. |