El director de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL),
Ernesto Kritz, sostuvo hoy que "el ciclo de alto desempleo ha llegado a su fin",
pero advirtió que "los desequilibrios sociales todavía permanecen fuertes" y
tener un empleo "no garantiza una buena situación social".
"El desempleo del año pasado fue bastante parecido a mayo de 1994", destacó
Kritz, quien estimó que "cuando se anuncie el nuevo índice al terminar el semestre,
será más bajo".
En consecuencia, concluyó que "este penoso ciclo de alto desempleo está llegando a
su fin", no obstante lo cual puntualizó que "la noticia no tan buena es que la
situación de bienestar, inclusión y equidad sigue bastante peor que cuando comenzó este
ciclo".
Al disertar sobre "Las tendencias en el mercado laboral", Kritz admitió que
"la pobreza cayó 20 puntos desde 2003 hasta ahora", pero remarcó que "los
que salieron de esa situación fueron los que eran de clase media y media-baja que habían
caído en desgracia".
Así, puso de relieve que "la parte inferior de la pirámide está en un 100 % bajo
la línea de la pobreza", aunque admitió que "el logro fue que el anteúltimo
decil logró salir completamente de la indigencia".
Sobre este comportamiento, explicó que la recuperación de la clase media y la media baja
fue que "obtuvieron empleo formal y de calidad", y en cambio subrayó que los
más pobres "cuando consiguen un trabajo es precario y mal pago".
"Esto ha sido producto de la segmentación del mercado de trabajo y del crecimiento
de la informalidad", concluyó el titular de la SEL, quien manifesto que "hoy
tener un empleo no significa tener una buena situación social, ni tener inclusión".
El experto destacó que "la pobreza afecta más a los trabajadores informales que a
los formales", y precisó que "actualmente hay más empleo informal que en
1994".
Además, remarcó que "uno de cada tres ocupados cobra menos del salario
mínimo", y señaló que "los que están en esa situación son los trabajadores
informales".
Por su parte, la directora general de Estudios y Formulación de Políticas de Empleo, del
Ministerio de Trabajo, Emilia Roca, destacó que "durante la época de la
Convertibilidad, de 1999 a 2001, por cada 100 empleos generados, 94 eran no
registrados".
Al respecto, remarcó que "paulatinamente se fue revirtiendo esta tendencia", y
puntualizó que "de 2003 a 2005, se generaron 78 empleos registrados y 22 no
registrados".
La funcionaria destacó que "el aumento del empleo no registrado entre 1999 y 2001 se
dio en un marco de baja de las cargas patronales de 50 por ciento en 2000", y
subrayó que eso demostró que la reducción de los impuestos laborales "no tuvo el
impacto de generar empleo" como lo sostenían sus impulsores, sino que más bien
"la tasa de desempleo se incrementó muchísimo".
Además, remarcó que "el empleo precario dio origen a un extraordinario crecimiento
de la pobreza".
Roca sostuvo que la erradicación del empleo en negro "es un proceso de largo plazo,
pero ahora estamos en un proceso de recuperación", y subrayó que "lo
importante es el cambio del signo" que se logró en la postconvertibilidad.
Precisó que durante la convertibilidad "la tasa de crecimiento del PBI promedio
anual fue del 2,7 % y el empleo creció 1,2 % anual", y comparó que "en la
postconvertibilidad, el PBI creció al 4 por ciento anual, incluyendo 2002, y la tasa de
crecimiento del empleo 3,3 %".
En tanto, el investigador de la Universidad de General Sarmiento, Luis Beccaria, remarcó
que "estamos en niveles de desigualdad y pobreza todavía muy elevados", y
estimó que "hay rasgos preocupantes en el mercado de trabajo".
Al respecto, indicó que "el nivel de precariedad del empleo lleva implícito una
variable muy importante que es la inestabilidad ocupacional de los ingresos".
Así, señaló que "las personas ocupadas en puestos precarios no lo están toda la
vida, sino que están muy inestables, no aportan a una jubilación, y eso genera
incertidumbre, porque no pasan de un puesto a otro".
"Esto hace a estos individuos imposibles de ser sujetos de crédito, entre otras
consecuencias llevando a las personas a la inestabilidad y precariedad laboral",
indicó Beccaria, quien opinó que "se requieren de políticas públicas que permitan
a la gente tener un cierto grado de decisión en cuanto al empleo a tomar".
El analista remarcó que "cuando un productor agrícola se quejaba en 2002 porque los
150 pesos del Plan Jefes y Jefas de Hogar no le permitía contar con personal para
levantar su cosecha, es porque le pagaba 150 a un jornalero por 10 horas de trabajo
diario".
"Y eso no se puede permitir", concluyó Beccaria, quien sostuvo que "el
salario debe ser digno, y otorgarle la posibilidad al pobre de salir de la pobreza".
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