Informe Económico de Coyuntura

Nº 222 - Agosto 2002 - AÑO 21

 ANALISIS GLOBAL

Programa monetario, inflación y tipo de cambio
La magnitud del problema ocupacional

Programa monetario, inflación y tipo de cambio

En el contexto de un próximo acuerdo con el FMI, las autoridades económicas centran su principal preocupación coyuntural en la determinación de un programa monetario que no aliente mayores presiones inflacionarias, por un lado, pero que al mismo tiempo permita flexibilizar la utilización de los depósitos bancarios, por el otro.

En tal sentido, la cuestión más significativa sigue siendo la salida de depósitos por la vía de los amparos judiciales, a pesar de la vigencia del Decreto 1316/02 que suspendió los mismos por 120 días.

En julio último el dinero retirado de los bancos a través de los amparos ascendió a más de $ 1.300 millones -récord mensual-, en tanto que en contrapartida, disminuyó sensiblemente la salida de depósitos del sector privado en cuentas a la vista, reduciendo, en consecuencia, la necesidad de asistencia financiera por parte del Banco Central.

En este escenario contradictorio -y hasta tanto no haya una solución definitiva al problema de los amparos-, la conducción económica ha decidido continuar con la política de flexibilización gradual de la indisponibilidad de los depósitos. Para ello, muy probablemente, planteará un nuevo canje voluntario de depósitos reprogramados por Bonos del Estado Nacional (BODEN), al tiempo que permite -por plazos y montos limitados- la utilización de estos últimos para la adquisición de automotores y otros bienes registrables nuevos y para el pago de impuestos adeudados con anterioridad a junio del año 2001.

Cabe señalar, por otra parte, que el objetivo de impedir que un exceso de liquidez impacte sobre el tipo de cambio y con ello sobre el proceso inflacionario, se está logrando en medida considerable, haciendo que la devaluación sea efectiva en términos reales. En los primeros siete meses del año en curso, mientras el tipo de cambio se incrementó alrededor del 250 %, los precios mayoristas aumentaron 97,5% y los precios al consumidor 32,9%.

Esta situación de bajo impacto de la devaluación sobre los índices de precios constituye un fenómeno inédito en la historia argentina de las últimas décadas y su principal explicación, seguramente, se encuentra en la debilidad de la demanda interna, golpeada por cuatro años de recesión y una crisis social sin precedentes. Así, por ejemplo, los últimos datos relevados por el INDEC sobre ventas en supermercados y centros de compra indican que, a valores constantes, las cifras correspondientes a junio del corriente año se ubican aproximadamente 30 % por debajo de las vigentes un año atrás.

También corresponde poner de relieve que hace ya varias semanas que la paridad cambiaria se mantiene relativamente estable y que en los últimos días el Banco Central registra un ingreso neto de divisas, a pesar de su intervención en el mercado de cambios. Esta situación sugiere que existe mayor liquidación de divisas de los exportadores, especialmente de granos, como consecuencia de la menor retención de mercadería por parte de los productores ante el cese de aumentos de la paridad cambiaria.

Además, el notable superávit de comercio exterior correspondiente al primer semestre del corriente año -superior a u$s 8.100 millones- tiene que proyectarse, tarde o temprano, en el incremento de reservas internacionales de divisas.

La magnitud del problema ocupacional

La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizada por el INDEC en mayo último sobre 28 aglomerados urbanos del país, mostró un significativo agravamiento del cuadro ocupacional con respecto a la ya muy crítica situación de un año atrás.

Las principales variables relevadas arrojaron las siguientes estimaciones:

la tasa de empleo (proporción de la población ocupada respecto de la población total del país) fue de 32,8%, que sería la tasa “históricamente” más baja desde 1974, cuando comenzaron estas estimaciones sobre empleo;
la tasa de actividad (porcentaje entre la población económicamente activa -PEA-, y la población total del país) alcanzó a 41,8%, la más reducida desde mayo de 1995;
la tasa de desocupación abierta (proporción de la población desempleada sobre la PEA) ascendió al máximo histórico de 21,5%, y
la tasa de subocupación horaria (proporción entre los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales y desean trabajar más horas, con relación a la PEA), sumando los activamente demandantes de otra ocupación y los no demandantes, fue de 18,6%, la más elevada históricamente.

Por otro lado, en su informe ocupacional semestral, la consultora Equis ha efectuado ajustes a la tasa de desocupación elaborada por el INDEC,     señalando que la sola medición del desempleo “abierto” da cuenta sólo parcialmente de la magnitud del problema.

De las otras formas de “precariedad” laboral existentes, el informe hace una estimación de dos de ellas (ver cuadro):

el desempleo oculto compuesto por aquellos que han suspendido la búsqueda “activa” de ocupación por hallarse ya desalentados en ello o por el correspondiente costo de hacerlo, lo cual se observa en la especialmente baja tasa de actividad obtenida por el INDEC, estimando en cerca de 600.000 personas las así retiradas del mercado de trabajo;
la desocupación incluida en la estimación oficial de los subocupados -que son considerados tales por el INDEC si han trabajado al menos dos horas en la semana de referencia de la encuesta-, comprendiendo a los que han realizado ocupaciones marginales o “changas” breves y que la consultora estima en más de 800.000 personas, las que deberían ser calificadas como desocupados “reales”.

Se arriba así a una estimación total de la desocupación en más de cuatro millones de personas -con severos problemas de empleo o en emergencia laboral-, configurándose por tanto una tasa de desocupación ajustada de 30,8%.

Desempleo ajustado, mayo 2002

% Personas
Actividad y PEA 41,8 13.468.129
Desocupación abierta 21,5 2.895.648
Desocupación oculta por inactiva ----- 579.967
Desocupación oculta por subocupación ----- 855.226
Total desocupación ajustada 30,83 4.330.841

Fuente: Consultora Equis, sobre datos del INDEC.

Por otra parte, la Fundación Capital ha elaborado un estudio efectuando ciertas correcciones a las estimaciones oficiales, señalando en primer lugar -en forma similar a la Consultora Equis en este aspecto- la influencia del factor “desaliento” en el muy bajo nivel (41,8%) de la tasa de actividad.

En este sentido, si la tasa de actividad se hubiera mantenido igual que un año atrás (42,8%), dicho estudio estima que el desempleo ascendería a unas 3,7 millones de personas y la tasa de desempleo “corregida” sería de 24,7%.

Además, en el estudio se realizó una compleja elaboración estadística efectuando correcciones a la tasa de desocupación del INDEC para cada provincia. A tal fin, se igualó la tasa de actividad para todas las jurisdicciones, se consideró la cantidad de empleados públicos por cada 100 habitantes y también la proporción de planes de trabajo transitorio por habitante.

De esa elaboración surgieron diferencias más o menos significativas según la provincia, entre la tasa de desempleo oficial (se la denomina “bruta”) y la tasa corregida. Esas diferencias fluctuaron entre 7,3 puntos porcentuales menos que la tasa oficial para el caso de La Pampa y 26,4 puntos más para Formosa.

Tasa de desempleo corregida

Tasa de actividad de mayo 2001 42,8%
Estimación de desempleados 3.700.000
Tasa de desempleo “corregida” 24,7%

Fuente: Fundación Capital, en base a datos oficiales.

Más allá de los criterios estadísticos de las diversas estimaciones, las mismas permiten apreciar mejor las dimensiones del problema , el cual -cabe recordar- se halla especialmente asociado a la cuestión de la creciente pobreza.