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La
influencia del Mercosur en los procesos de reestructuración y en las perspectivas del
sector petroquímico
Cuando se trata del impacto del Mercosur para la industria petroquímica, la referencia es
casi excl.usivamente a la Argentina y Brasil ya que los mercados de Paraguay y Uruguay son
muy reducidos, y prácticamente carecen de oferta local. En este contexto, el primer hecho
a destacar es que las empresas argentinas y brasileñas crecientemente consideran a los
países socios del Mercosur como parte del mercado local. Esto significa que no estarían
utilizando al Mercosur como un “ente regulador de crisis local”, sino como un
mercado a ser permanentemente atendido, y, consecuentemente, se está avanzando hacia una
situación en la cual el cálculo del market share de cada firma se hará con referencia a
la subregión Mercosur en su conjunto. En otras palabras, la competencia oligopólica en
la industria petroquímica tiende a darse crecientemente en el ámbito del Mercosur como
un todo.
En este contexto se observa paralelamente la confirmación de zonas de influencia, en la
medida en que las empresas localizadas en el sur de Brasil ingresan directamente al
mercado argentino gracias a su proximidad geográfica, y viceversa, empresas argentinas
penetran activamente en las zonas más próximas de Brasil (sur y sudeste del país).
Las estrategias de las firmas se ven evidentemente influenciadas por el Mercosur. En el
caso de las empresas transnacionales que tienen instalaciones productivas en ambos países
es posible obtener ganancias por la reestructuración de los esquemas de producción,
comercialización y de asistencia y desarrollo tecnológico, configurando esquemas de
especialización por tipos de clientes, variedades de productos regionales, etc.;
explotando las posibilidades de abastecimiento de materias primas en las distintas
localizaciones, y potenciando las sinergias de los activos y recursos de la firma en la
subregión. Los casos de Solvay y Dow Chemical ejemplificarían este tipo de movimientos.
En otros casos las decisiones de las empresas transnacionales parecen haber tomado en
cuenta preponderantemente el tamaño relativo del mercado y, consecuentemente, la
inserción de la empresa en un contexto internacional más amplio. Un ejemplo de esta
estrategia fue la decisión del grupo Rhóne Poulenc (propietario de las empresas Rhodia,
Rhodiaco y Rhodia Ster) de cerrar sus actividades industriales en Argentina aún desde
antes de la formación del Mercosur, concentrándolas en Brasil, por ser mayor el tamaño
del mercado. Además, recientemente discontinuó algunas actividades industriales en
Brasil debido a que el mercado no justificaba la producción local. De esta forma, pasó a
atender al mercado argentino con exportaciones brasileñas y al mercado brasileño con
importaciones de Francia.
Con respecto a las empresas de capital nacional, es de mencionar que entre las
petroquímicas brasileñas pioneras en ingresar al mercado argentino se encuentra la
empresa Ciquine, que compró la firma argentina Maleic, para controlar la oferta
subregional de un producto específico (anhídrido maleico). Además de esta iniciativa,
se destacan el posicionamiento de Petrobrás en unión con Dow en el proyecto Mega y a la
tentativa fracasada del grupo Odebrecht de adquirir Bahía Blanca. También se registraron
movimientos hacia otros países de la subregión, como la participación de Petrobrás en
el gasoducto Bolívia-Brasil (Gasbol) y la estrategia de compra del grupo Ipiranga de
empresas petroquímicas en Chile.
Entre las firmas argentinas que han avanzado hacia Brasil se destaca el caso de Pérez
Companc -que se había asociado con Odebrecht en el fracasado intento de adquirir PBB-,
con su proyecto de construir una planta de PS en el polo de Triunfo, motivada
esencialmente por la disponibilidad de materia prima en dicha localización.
Por otro lado, las crecientes exportaciones brasileñas hacia la Argentina evidentemente
han introducido un mayor grado de competencia en el mercado local, pero al presente las
empresas argentinas consideran que los mayores problemas no se originan en la oferta del
país vecino, sino en la proveniente de los mercados asiáticos. Esto ocurre
particularmente a partir de fines del pasado año -con la crisis asiática-, cuando
comenzaron a elevarse los envíos originarios de aquella región en condiciones que,
según algunos productores, podrían ser de dumping. Por otro lado, las importaciones de
la Argentina no representan una mayor competencia para las firmas brasileñas, las cuales
están más preocupadas con las ofertas procedentes de Asia y Venezuela.
El redireccionamiento hacia el Mercosur de las exportaciones argentinas y brasileñas que
antes se destinaban a países de extrazona permitió, principalmente a partir de la actual
crisis, que las empresas de la subregión mantuvieran elevados niveles de utilización de
la capacidad productiva. Además, la proximidad del mercado vecino amplió la posibilidad
de diferenciación de productos finales a través de la interacción con los clientes, lo
cual mejora las condiciones de exportación ya que en lugar de vender los productos en
mercados lejanos en forma de commodities, la diferenciación que se puede lograr en el
mercado subregional permite obtener mejores precios y una mayor estabilidad en las
relaciones con los usuarios.
En este escenario, tanto para las firmas ubicadas en la Argentina como en Brasil, el
Mercosur aparece fundamentalmente como una oportunidad, en la medida en que se consideren
competitivas en términos de costos, tecnología y escalas -en particular cuando el
proceso de inversión y modernización esté en marcha-, y pueden tener acceso a un
mercado mucho mayor que el local en condiciones preferenciales, tanto arancelarias como de
cercanía geográfica, frente a la producción de terceros países. En el caso argentino,
el Mercosur además permite invertir en plantas con escalas competitivas
internacionalmente, lo que no podría ocurrir si sólo se proyectara hacia el mercado
doméstico. En otras palabras, sin la posibilidad del mercado ampliado, y en condiciones
de economía abierta, hubiera sido muy difícil que la industria petroquímica continuara
expandiéndose en Argentina.
En efecto, comparando las escalas argentinas y brasileñas se advierte que tanto los
tamaños máximos como los promedio son superiores en Brasil para todos los productos
considerados, con la excepción del ciclohexano. A su vez, las escalas brasileñas están,
en general, razonablemente alineadas con las europeas -e incluso en muchos casos son
superiores-, aunque menores que las americanas. De hecho, en promedio, las plantas
brasileñas de etileno son las mayores del mundo. La situación de mayor lejanía con las
escalas internacionales se dan en los casos del ciclohexano, estireno y metanol.
Obviamente, en el caso argentino se verifica una importante distancia con respecto a las
escalas internacionales.
Ya desde antes de la formación del Mercosur, tanto las firmas argentinas como las
brasileñas exportaban hacia terceros mercados, aunque no siempre con una presencia
directa y permanente. El aprendizaje exportador que implica el Mercosur se vincula
principalmente con la posibilidad de estrechar los vínculos con los clientes de la
subregión, gracias a la proximidad geográfica y cultural, lo cual permite introducir
nuevos grades de productos y obtener, consecuentemente, economías de scope y mejor
rentabilidad Según los productores argentinos y brasileños, las exigencias de los
usuarios en el Mercosur no difieren significativamente de las que prevalecen en otros
mercados. A su vez, las inversisones en marcha están programadas esencialmente en
términos del mercado subregional, por lo que no se esperan flujos de exportación
significativos extrazona (en caso de que existieran, se trataría esencialmente de un
comercio de “sobrantes”), siguiendo las tendencias internacionales que indican
que la mayor parte del comercio internacional petroquímico se realiza con zonas
geográficamente cercanas.
Las transformaciones que se produjeron en materia de organización, calidad, procesos,
etc. no parecen atribuibles al Mercosur per se, sino, como se explicó, a la apertura
comercial y desregulación generalizadas que fueron implementadas desde comienzos de la
presente década. En cambio, la formación del Mercosur generó un activo movimiento a
nivel de estrategias empresariales, que abarcó la instalación de oficinas comerciales en
el país socio, la definición de estrategias de complementación entre filiales de
empresas transnacionales, la realización de inversiones directas en el país vecino
-tanto por compra de firmas como a través de nuevas plantas-, la configuración de
asociaciones entre firmas de Argentina y Brasil, etc.
Asimismo, fue determinante para que empresas transnacionales como Solvay o Dow Chemical
decidieran importantes inversiones en Argentina, primero adquiriendo firmas ya existentes
y ahora encarando proyectos de ampliación de capacidades, que serían de más difícil
justificación si se contemplara exclusivamente el mercado argentino.
¿Cuáles son las perspectivas de la industria petroquímica en el Mercosur? La principal
ventaja que puede generar la presencia de una unión aduanera para las firmas del sector
es la mayor escala del mercado al cual pueden dirigir sus ventas -ventaja más relevante
para la Argentina que para Brasil, considerando el diferencial de tamaño entre ambos
mercados-, y la posibilidad de reemplazar la exportación hacia países lejanos -que en
general sólo puede hacerse a granel- por ventas a usuarios de la subregión, lo cual
permite diferenciar productos, estrechar relaciones con los clientes y mejorar las
condiciones de venta.
La ampliación del mercado puede, a su vez, generar efectos positivos no sólo en
términos de escala de plantas sino también del tamaño de los grupos petroquímicos que
se puedan consolidar como líderes en la subregión. Esto es importante ya que en la
industria petroquímica pesan tanto las economías de escala a nivel de la planta como las
que se dan a nivel de la firma, al permitir mejorar el acceso al financiamiento, ampliar
las actividades de innovación, etc.
La elección de la localización de las inversiones estará influenciada por distintos
factores según el tipo de productos de que se trate. La disponibilidad de materias primas
es un elemento fundamental en este sentido; recuérdese como Dow Chemical o Solvay
llegaron a la Argentina para acceder a las materias primas y petroquímicos básicos que
en Brasil no podían obtener, al mismo tiempo que el grupo Odebrecht se posicionaba en
Brasil para el aprovechamiento de fuentes alternativas de materias primas junto al
proyecto del polo de Paulínea y que el grupo Perez Companc invertía en Brasil en gran
medida por la misma causa. Otros factores tales como la proximidad del mercado y la
existencia de condiciones favorables a la inversión también pueden influenciar estas
decisiones.
Independientemente del factor determinante, es importante resaltar que las estrategias de
inversión de las empresas entrevistadas han tenido en consideración el posicionamiento
estratégico de las empresas competidoras localizadas en el país vecino. Esto llevará
probablemente a una coordinación “natural” de las inversiones, teniendo en
cuenta el reducido número “actores clave” que se espera puedan consolidarse en
el sector. En esta coordinación pesarán el acceso a las materias primas y al
financiamiento, pero también la velocidad con la cual se concreten los proyectos, ya que
teniendo en cuenta las particulares condiciones de competencia en el sector, los primeros
que lleven adelante un proyecto de inversión en una línea productiva con exceso de
demanda, seguramente harán desistir a sus competidores que buscaban ocupar el mismo
mercado.
(1)
Extracto del estudio realizado por Lía Hasenclever, Andrés López y José Clemente de
Oliveira, incluido en “Impacto sectorial de la integración en el
Mercosur”, BID-INTAL, Buenos Aires, julio 1999. |