Bajo un
riguroso marco conceptual, el autor analiza a fondo los factores que determinan la demanda
de turismo. No conforme con ello, bucea sobre cuáles son los requisitos para que la
oferta se encuentre a la altura de la demanda.
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Autor:
Dr. Rubén E. Galle
Académico Universidad Nacional La Plata |
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Dentro del análisis
decisorio del lanzamiento de cualquier actividad productiva, aparecen diversas variables
que se deben evaluar y analizar en la búsqueda de que funcionen armónicamente en favor
del logro del objetivo planeado y el éxito del emprendimiento.
Una de las variables más complejas en su tratamiento es definir y decidir el tamaño del
emprendimiento y el nivel de capacidad de producción, ya que otras son condicionantes,
como el monto de la inversión, el mercado, la tecnología, etc.
Se puede definir distintos tipos de niveles de capacidad de diseño, teórica,
práctica, normal, presupuestada, pero, más allá deello, se considera conveniente
tener claro que cuando se habla de capacidad tal término significa
restricción, un límite superior.
La capacidad teórica anual, la capacidad práctica anual, la capacidad normal y el nivel
de capacidad presupuestado conviven en las empresas y cada uno de ellos tiene su
relevancia de acuerdo con el requerimiento de información que se necesite para la toma de
decisiones.
En tal sentido, es importante destacar que a la capacidad de producción no
utilizada se la suele denominar capacidad ociosa; es también común definir
la capacidad ociosa como la diferencia entre la producción posible de alcanzar y la
producción alcanzada.
El profesor Oscar Osorio plantea que, dependiendo del momento en que se conozca o defina
su aparición, la capacidad ociosa debe dividirse en dos partes: la capacidad ociosa
anticipada y la capacidad ociosa no anticipada o capacidad ociosa operativa.
La teoría
Visto el marco teórico conceptual general, se ahondará en las características propias
de la actividad turística, que conjugan actividades satélites con el atractivo
turístico. Por lo tanto es necesaria una planificación turística por parte del
Gobierno, que corresponda, en conjunto, con las diversas actividades que conforman los
eslabones de la cadena de valor integrada de turismo.
Es posible distinguir dos aspectos salientes respecto de la planificación turística.
Primero: una planificación turística organizada desde el inicio.
Esto se refiere a que, existiendo un atractivo turístico natural, cultural, religioso,
histórico, se planifiquen todas las actividades, productos y servicios necesarios para
que tal atractivo se transforme en un destino turístico sostenible y sustentable.
Segundo: planificación turística sobre estructuras preexistentes.
En este caso, el destino turístico ya existe y como tal cuenta con todas las estructuras,
actividades, productos y servicios, y la planificación surge como una necesidad de
coordinación, eficientización y racionalización de los recursos existentes.
Dentro de la planificación, es necesario definir la capacidad de absorción de la demanda
del destino turístico, es decir, la cantidad de turistas que se está dispuesto a recibir
en conjunto con la posibilidad y la disponibilidad para atenderlos, brindando la calidad
del servicio integral que los satisfaga.
En la jerga turística, a los conceptos de capacidad y niveles de actividad enunciados se
los denomina capacidad de ocupación y niveles de ocupación.
Respecto de la planificación integral, no escapa a ella la coordinación de
las diferentes actividades para la definición y fijación de las capacidades de
ocupación de tales actividades. Para ello es menester considerar, como mínimo, los
siguientes puntos: la demanda probable de visitantes (turistas), la cantidad de atractivos
a visitar, el tiempo de visita de los distintos atractivos, el tiempo de estadía mínima,
los ciclos estacionales, la disponibilidad de alojamiento para albergar a la demanda y los
medios de transporte disponibles y su frecuencia.
Análisis de la demanda
Para efectuar el análisis de la demanda, es prudente conocer los canales de información
y promoción del destino turístico en el caso de que existan y aplicar las estrategias
comerciales apropiadas para los destinos nuevos o poco conocidos. Este es el punto de
partida del conocimiento de la demanda probable que visitará el destino turístico y
sobre tales resultados se definirá el segmento de clientes a los que se quiere captar
(nivel cultural, socioeconómico, costumbres, alimentación, privacidad) si se persigue
posicionar al destino turístico como un lugar de visita masiva, o bien un destino
exclusivo o elitista, por lo que a las características anteriores se les adicionarán la
diferenciación por tarifas, confort, servicios, transportes internos, servicios de apoyo.
Como se puede observar, este primer aspecto va a ser determinante de la capacidad
receptiva del destino. Un par de ejemplos:
De la observación de estos ejemplos se puede concluir que:
En Cariló y Las Leñas existe una planificación integrada en la
que se han definido las capacidades de ocupación, basándose en las
características de demanda deseable.
En Bariloche, la planificación define las capacidades de ocupación con objetivos más
amplios. Allí, la demanda es variada en relación con la multiplicidad de atractivos
disponibles sin limitarse exclusivamente a la explotación del sky.
En Mar del Plata, el crecimiento constante de la demanda, con características tan
diversas, no permite una planificación que definalas capacidades de ocupación, sino
que crece en función del incremento de la demanda.
Definición de la capacidad del
destino turístico
Luego de efectuado el análisis de la demanda, la capacidad de ocupación y el conjunto de
actividades que complementan el destino turístico se encuentran íntimamente relacionados
y corresponde analizarlos y efectuar la planificación en conjunto, dado que ya se ha
definido mediante el estudio de la demanda qué objetivos se persiguen.
Cuando el destino turístico es preexistente y por lo tanto cuenta con infraestructura
suficiente para prestar los servicios de satisfacción al turista, dependerá de los
objetivos de la planificación la reestructuración de la capacidad de ocupación. Esto es
que, si se pretende continuar con el crecimiento turístico, puesto que la demanda así lo
exige y ese crecimiento es viable desde el punto de vista de espacios, edilicio,
económico, medio ambiente, es decir que el crecimiento es sostenido y sustentable, se
irán mpliando las estructuras para permitir un mayor nivel de ocupación. Mientras que,
si el objetivo es mantener los niveles de ocupación existentes por falta de espacios,
preservación del medio ambiente u otros, la planificación deberá centrarse en la mejora
continua de los servicios que se ofrecen al turista. Todo ello en armonía con estrategias
de comercialización, información y difusión que permitan el mantenimiento de los
niveles de visitantes alcanzados.
En cualquiera de los dos casos no debe descuidarse que los destinos turísticos están
fuertemente influenciados por los ciclos estacionales; por consiguiente, en las épocas de
baja ocupación, habrá que emplear herramientas de gestión y estratégicas que permitan
paliar el impacto negativo de tales ciclos.
En el caso de que el destino turístico sea nuevo, o bien, aunque es preexistente, nació
con una planificación organizada, esta planificación debe prever la fijación de los
niveles de ocupación y su crecimiento programado basándose en cinco puntos.
Primero: la cantidad de atractivos que posea el destino y el tiempo
necesario que debe utilizar el turista para la visitarlos.
Segundo: se requerirá, para satisfacción de las necesidades
mínimas del turista, el servicio de alojamiento y restaurantes, que definirán la
capacidad hotelera.
Tercero: se deberá proveer al turista de los servicios de
transportes internos (colectivos, transfer, taxis, remises) que satisfagan sus
requerimientos durante su estadía. Para fijar la capacidad de transportes internos, se
definirán por la cantidad de turistas por contingente multiplicada por los contingentes
que conviven durante el mismo tiempo de estadía, a los que habrá que adicionarles el uso
que hacen del transporte los habitantes estables (comunidad receptiva) del destino
turístico.
Cuarto: la programación de los paquetes turísticos y las
capacidades de ocupación hoteleras están vinculadas con los medios de transporte
existentes entre los lugares de origen de los turistas y el destino turístico, sus
frecuencias y las restricciones de tales medios de transporte respecto del lugar de
destino.
Quinto: todos estos aspectos están condicionados por los ciclos
estacionales y la competencia con otros destinos turísticos.
Los inconvenientes se producen en las épocas de temporada baja, donde el nivel de
ocupación disminuye sensiblemente y se produce la denominada capacidad
ociosa. Esto sucede así porque se debe determinar una capacidad de ocupación que
permita atender al turismo en temporada alta, para lo cual se efectúan las inversiones y
se montan las infraestructuras, que inevitablemente son excesivas para la atención del
turismo en baja temporada.
Por otra parte se debe tener en cuenta que los niveles de ocupación también se ven
condicionados por la competencia entre destinos turísticos, que coinciden en temporadas
altas; lo que puede producir capacidad ociosa en un destino turístico (p. ej.:
B), porque el destino turístico A aplicó mejores estrategias de
comercialización que el destino turístico B, lo que impulsó al turismo a
volcarse al A.
Y también pueden competir destinos turísticos que no coinciden en sus temporadas altas,
pero que en sus ciclos medios (cuando pasan de temporada alta a temporada baja, y
viceversa) compiten con niveles de ocupación por debajo de los normales.
De todos modos, y en razón de los ciclos estacionales, las inversiones que deben efectuar
los empresarios del turismo, que en general son de elevado volumen de capital, deben
diseñarse en función de los niveles de ocupación de las temporadas altas, conociéndose
con anticipación la ociosidad de las temporadas bajas (ociosidad anticipada). |
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