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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 83 - Febrero 2007

Un análisis teórico
El nivel de ocupación en turismo

Bajo un riguroso marco conceptual, el autor analiza a fondo los factores que determinan la demanda de turismo. No conforme con ello, bucea sobre cuáles son los requisitos para que la oferta se encuentre a la altura de la demanda.
Autor:
Dr. Rubén E. Galle

Académico Universidad Nacional La Plata
Dentro del análisis decisorio del lanzamiento de cualquier actividad productiva, aparecen diversas variables que se deben evaluar y analizar en la búsqueda de que funcionen armónicamente en favor del logro del objetivo planeado y el éxito del emprendimiento.

Una de las variables más complejas en su tratamiento es definir y decidir el tamaño del emprendimiento y el nivel de capacidad de producción, ya que otras son condicionantes, como el monto de la inversión, el mercado, la tecnología, etc.


Se puede definir distintos tipos de niveles de capacidad –de diseño, teórica, práctica, normal, presupuestada–, pero, más allá deello, se considera conveniente tener  claro que cuando se habla de capacidad tal término significa “restricción”, un “límite superior”.


La capacidad teórica anual, la capacidad práctica anual, la capacidad normal y el nivel de capacidad presupuestado conviven en las empresas y cada uno de ellos tiene su relevancia de acuerdo con el requerimiento de información que se necesite para la toma de decisiones.


En tal sentido, es importante destacar que a la capacidad de producción no utilizada se la suele denominar “capacidad ociosa”; es también común definir la capacidad ociosa como la diferencia entre la producción posible de alcanzar y la producción alcanzada.

El profesor Oscar Osorio plantea que, dependiendo del momento en que se conozca o defina su aparición, la capacidad ociosa debe dividirse en dos partes: la capacidad ociosa anticipada y la capacidad ociosa no anticipada o capacidad ociosa operativa.


La teoría
Visto el marco teórico conceptual general, se ahondará en las características propias de la actividad turística, que conjugan actividades satélites con el atractivo turístico. Por lo tanto es necesaria una planificación turística por parte del Gobierno, que corresponda, en conjunto, con las diversas actividades que conforman los eslabones de la cadena de valor integrada de turismo.


Es posible distinguir dos aspectos salientes respecto de la planificación turística.


Primero: una planificación turística organizada desde el inicio. Esto se refiere a que, existiendo un atractivo turístico natural, cultural, religioso, histórico, se planifiquen todas las actividades, productos y servicios necesarios para que tal atractivo se transforme en un destino turístico sostenible y sustentable.

Segundo: planificación turística sobre estructuras preexistentes. En este caso, el destino turístico ya existe y como tal cuenta con todas las estructuras, actividades, productos y servicios, y la planificación surge como una necesidad de coordinación, eficientización y racionalización de los recursos existentes.

Dentro de la planificación, es necesario definir la capacidad de absorción de la demanda del destino turístico, es decir, la cantidad de turistas que se está dispuesto a recibir en conjunto con la posibilidad y la disponibilidad para atenderlos, brindando la calidad del servicio integral que los satisfaga.


En la jerga turística, a los conceptos de capacidad y niveles de actividad enunciados se los denomina capacidad de ocupación y niveles de ocupación.


Respecto de la planificación integral, no escapa a ella la coordinación de las diferentes actividades para la definición y fijación de las capacidades de ocupación de tales actividades. Para ello es menester considerar, como mínimo, los siguientes puntos: la demanda probable de visitantes (turistas), la cantidad de atractivos a visitar, el tiempo de visita de los distintos atractivos, el tiempo de estadía mínima, los ciclos estacionales, la disponibilidad de alojamiento para albergar a la demanda y los medios de transporte disponibles y su frecuencia.

Análisis de la demanda
Para efectuar el análisis de la demanda, es prudente conocer los canales de información y promoción del destino turístico en el caso de que existan y aplicar las estrategias comerciales apropiadas para los destinos nuevos o poco conocidos. Este es el punto de partida del conocimiento de la demanda probable que visitará el destino turístico y sobre tales resultados se definirá el segmento de clientes a los que se quiere captar (nivel cultural, socioeconómico, costumbres, alimentación, privacidad) si se persigue posicionar al destino turístico como un lugar de visita masiva, o bien un destino exclusivo o elitista, por lo que a las características anteriores se les adicionarán la diferenciación por tarifas, confort, servicios, transportes internos, servicios de apoyo.


Como se puede observar, este primer aspecto va a ser determinante de la capacidad receptiva del destino. Un par de ejemplos:


De la observación de estos ejemplos se puede concluir que:


En Cariló y Las Leñas existe una planificación integrada en la
que se han definido las capacidades de ocupación, basándose en las características de demanda deseable.

En Bariloche, la planificación define las capacidades de ocupación con objetivos más amplios. Allí, la demanda es variada en relación con la multiplicidad de atractivos disponibles sin limitarse exclusivamente a la explotación del sky.


En Mar del Plata, el crecimiento constante de la demanda, con características tan diversas, no permite una planificación que definalas capacidades de ocupación, sino   que crece en función del incremento de la demanda.


Definición de la capacidad del destino turístico
Luego de efectuado el análisis de la demanda, la capacidad de ocupación y el conjunto de actividades que complementan el destino turístico se encuentran íntimamente relacionados y corresponde analizarlos y efectuar la planificación en conjunto, dado que ya se ha definido mediante el estudio de la demanda qué objetivos se persiguen.


Cuando el destino turístico es preexistente y por lo tanto cuenta con infraestructura suficiente para prestar los servicios de satisfacción al turista, dependerá de los objetivos de la planificación la reestructuración de la capacidad de ocupación. Esto es que, si se pretende continuar con el crecimiento turístico, puesto que la demanda así lo exige y ese crecimiento es viable desde el punto de vista de espacios, edilicio, económico, medio ambiente, es decir que el crecimiento es sostenido y sustentable, se irán mpliando las estructuras para permitir un mayor nivel de ocupación. Mientras que, si el objetivo es mantener los niveles de ocupación existentes por falta de espacios, preservación del medio ambiente u otros, la planificación deberá centrarse en la mejora continua de los servicios que se ofrecen al turista. Todo ello en armonía con estrategias de comercialización, información y difusión que permitan el mantenimiento de los niveles de visitantes alcanzados.


En cualquiera de los dos casos no debe descuidarse que los destinos turísticos están fuertemente influenciados por los ciclos estacionales; por consiguiente, en las épocas de baja ocupación, habrá que emplear herramientas de gestión y estratégicas que permitan paliar el impacto negativo de tales ciclos.


En el caso de que el destino turístico sea nuevo, o bien, aunque es preexistente, nació con una planificación organizada, esta planificación debe prever la fijación de los niveles de ocupación y su crecimiento programado basándose en cinco puntos.


Primero: la cantidad de atractivos que posea el destino y el tiempo necesario que debe utilizar el turista para la visitarlos.

Segundo: se requerirá, para satisfacción de las necesidades mínimas del turista, el servicio de alojamiento y restaurantes, que definirán la capacidad hotelera.

Tercero: se deberá proveer al turista de los servicios de transportes internos (colectivos, transfer, taxis, remises) que satisfagan sus requerimientos durante su estadía. Para fijar la capacidad de transportes internos, se definirán por la cantidad de turistas por contingente multiplicada por los contingentes que conviven durante el mismo tiempo de estadía, a los que habrá que adicionarles el uso que hacen del transporte los habitantes estables (comunidad receptiva) del destino turístico.

Cuarto: la programación de los paquetes turísticos y las capacidades de ocupación hoteleras están vinculadas con los medios de transporte existentes entre los lugares de origen de los turistas y el destino turístico, sus frecuencias y las restricciones de tales medios de transporte respecto del lugar de destino.

Quinto: todos estos aspectos están condicionados por los ciclos estacionales y la competencia con otros destinos turísticos.

Los inconvenientes se producen en las épocas de temporada baja, donde el nivel de ocupación disminuye sensiblemente y se produce la denominada “capacidad ociosa”. Esto sucede así porque se debe determinar una capacidad de ocupación que permita atender al turismo en temporada alta, para lo cual se efectúan las inversiones y se montan las infraestructuras, que inevitablemente son excesivas para la atención del turismo en baja temporada.


Por otra parte se debe tener en cuenta que los niveles de ocupación también se ven condicionados por la competencia entre destinos turísticos, que coinciden en temporadas altas; lo que puede producir capacidad ociosa en un destino turístico (p. ej.: “B”), porque el destino turístico “A” aplicó mejores estrategias de comercialización que el destino turístico “B”, lo que impulsó al turismo a volcarse al “A”.


Y también pueden competir destinos turísticos que no coinciden en sus temporadas altas, pero que en sus ciclos medios (cuando pasan de temporada alta a temporada baja, y viceversa) compiten con niveles de ocupación por debajo de los normales.


De todos modos, y en razón de los ciclos estacionales, las inversiones que deben efectuar los empresarios del turismo, que en general son de elevado volumen de capital, deben diseñarse en función de los niveles de ocupación de las temporadas altas, conociéndose con anticipación la ociosidad de las temporadas bajas (ociosidad anticipada).

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